Las enfermedades incurables y el terrible sufrimiento de nuestra mascota llevan muchas veces a la radical decisión de ‘hacerla dormir’.
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La eutanasia -que solo debe practicarse con conocimiento informado del dueño y por un médico veterinario tras un estudio profundo de cada caso- es una decisión que nos destroza el alma.
Los etólogos, especialistas en conducta animal, aconsejan que al ‘dejar partir’ a nuestra mascota tengamos en cuenta lo siguiente:
1. Despedirnos. Digámosle a nuestro ‘bebé’ que lo amamos, que esté en paz, porque todos daremos ese paso de una vida a otra. Él entiende nuestras palabras.
2. Ambiente. De ser posible, que la eutanasia sea en casa, no en la veterinaria, lugar que suele generar angustia a los animales. El entorno debe ser tranquilo.
3. Acompañar. Cuando le apliquen los fármacos, la mascota debe tenernos a su lado: que sea lo último que vea, porque le damos seguridad y siente cariño.
Ante la muerte de la mascota viene el duelo. Lloremos a nuestro amigo que partió y afrontemos que no lo veremos más, pero recordemos por siempre que los buenos momentos juntos nos acompañarán hasta el fin de nuestros días.
Sabías que...
Una mascota es insustituible y no busquemos ‘reemplazarla’ con otra de inmediato. Si viene una nueva después, el tiempo lo dirá.
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