La discriminación adopta múltiples formas. Dos muy comunes en la actualidad son el racismo y la xenofobia, que suelen ser confundidos pero que son distintos. El primero de ellos es expresado comúnmente con frases como: “cholo”, “serrano” o “negro de m...”. La persona que las emplea desprecia al otro por su color de piel, raza, cultura o etnia. Mientras que los que dicen “deben expulsar a los venezolanos del Perú”, o “todos los ‘venecos’ son delincuentes”, son xenófobos por rechazar y discriminar a los extranjeros.
En la actualidad, debido a la alta tasa de migración de ciudadanos venezolanos en los últimos años, algunas personas rechazan la presencia de los extranjeros alegando que quitan oportunidad laborales o que con ellos se incrementa los niveles de delincuencia. Lo que no es cierto y no puede ser razón ni excusa para caer en la xenofobia.
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¿Cómo contribuir a acabar con esto?
El racismo y la xenofobia solo provoca odio y resentimiento y, para ponerle fin, el psicólogo de Psicovilla, Víctor Donado, aconseja empezar por autoanalizarse. Reconocer si pensamos que el otro es inferior, si hay desprecio hacia un extranjero o si se cae en el error de ‘asolapar’ con bromas las frases racistas y xenófobas, que solo contribuyen a normalizar y continuar con estos problemas sociales.
“Algunas personas expresan su discriminación en su entorno más íntimo, su casa, perpetuando estas actitudes negativas con los familiares. Por ejemplo, frente a niños que repetirán esas frases y actitudes en la escuela y con sus amigos”, recalca.
Adiós prejuicios
El segundo paso será enfocarse en deshacerse de los prejuicios raciales y contra los extranjeros, lo que requiere de un ejercicio de consciencia, de análisis y esfuerzo. Hay que recordar que existe diversidad, que todos tenemos cualidades y particularidades distintas y eso no afecta nuestro valor y el respeto que merecemos. Así como evitar generalizar y estigmatizar a todos por el error que comete uno.
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Si tiene una mala experiencia con un extranjero o escucha alguna ajena, enfóquese en el hecho, no en la nacionalidad de la persona. Se trata de un tema de valores y educación, más no del país donde nació.
En caso de tener hermanos menores o familiares, sea un buen ejemplo. Trate de buscar juegos o libros que puedan ayudarles a aprender que todos tenemos derecho a la dignidad y la seguridad. Otra manera de hablar sobre diversidad es viajar con los niños para que conozcan diversas culturas y costumbres, enseñarles el valor de cada uno de ellos, así no caerán en repetir ideas racistas o xenófobas.
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