El término de ‘entorno familiar protector’ hace referencia a las condiciones favorables que posibilitan el bienestar físico y emocional de todas y todos sus integrantes, quienes basan sus relaciones en la comunicación y la confianza, logrando que estos sean saludables.
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“Si observamos dificultades en nuestra familia, es importante que busquemos ayuda a través de servicios públicos o privados, que nos guíen para poder proteger nuestro entorno de desarrollo y convivencia”, indica Yakelin Caycho, especialista de Desarrollo Comunitario de Aldeas Infantiles SOS Perú, quien en el marco de la campaña Creciendo en Familias Protectoras, mencionó cuatro reflexiones que las madres, padres y cuidadores pueden considerar para lograr una crianza afectiva y respetuosa:
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1. ¿Qué está aprendiendo mi hija o hijo de mis actitudes?
Muchas veces como padres limitamos nuestra guía a solo dar órdenes, esperando que nuestras hijas e hijos hagan caso en base a la figura de autoridad de la casa, amenazas o simplemente gritos. Sin embargo, es importante saber que nuestras acciones son ejemplo para ellos. La comunicación a usar debe estar vinculada con el amor y la empatía para relacionarnos con afectividad y también firmeza. Encontrar el punto medio es la clave, evitando los límites excesivos, pero también la permisividad.
2. ¿Debo ser una madre o padre que corrige o que conecta?
Cuando se perciba que algo nos está haciendo perder la paciencia, recordemos que las conductas de nuestras niñas y niños tienen una causa o propósito. Es nuestra responsabilidad poder reconocer cuáles son los motivos. Preguntas como ¿Cómo te puedo ayudar? o ¿Qué necesitas para cumplir tus tareas? Serán claves para indagar el porqué de una ‘pataleta’, así como de conductas repetitivas. Como siguiente paso, se debe validar los sentimientos de nuestros hijos e inclusive ayudar a que puedan reconocer los nuestros, para así buscar soluciones en conjunto. Existen 3 estilos de crianza: autoritario, complaciente y enfocado en la solución. Nosotros decidimos cuál somos.
3. ¿Mi hija o hijo hace las cosas por miedo al castigo o por responsabilidad?
Debemos enseñar a nuestras hijas e hijos a desarrollar habilidades para la vida. Por ello, replantear las órdenes como acuerdos y normas, nos permitirá dar pautas firmes y afectivas. Ten en cuenta que las niñas y niños siempre están más dispuestos a seguir normas que han ayudado a construir. También recuerda que las normas aplican para toda la familia, incluidos los adultos.
4. ¿Siempre es mejor dialogar cuando estamos en calma?
Sí. Usar un ‘tiempo fuera’ luego de una situación o comportamiento difícil, brinda espacio para calmarnos antes de tomar una decisión o un iniciar un diálogo. Recuerda siempre investigar, preguntar motivos y hechos, antes de afirmar o dar órdenes.
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