Uno de los personajes más recordados de la vecindad de El Chavo del 8 es aquel niño de nueve años llamado Quico, quien pese a haber sido muy mimado, presumido y algunas veces envidioso logró ganarse el corazón de muchas personas en toda Latinoamérica.
Cómo no recordarlo vestido siempre de marinero, diciendo “chusma” a los demás y, en más de una oportunidad, peleando con los otros menores del programa.
A pesar de que el hijo de Doña Florinda era un actor sumamente memorable, un día, para sorpresa de los televidentes, decidió abandonar el programa y no regresar jamás. Aunque agarró todas sus cosas y lo que había construido por años, no pude llevarse algo: el nombre que le había Chespirito en la serie.
A continuación, te contamos la historia que llevó a Carlos Villagrán dejar de llamarse Quico para convertirse en Kiko.
Carlos Villagrán contó sus inicios como actor. “Vengo de una familia muy pobre. Éramos cuatro hermanos tan pobres que los pobres no se juntaban con nosotros por pobres, aunque siempre tuvimos la oportunidad de tener un regalo de los Reyes Magos y una infancia muy bonita. Mi padre fue fotógrafo y conoció al jefe de fotografía del diario El Heraldo, de México. Antes de las Olimpíadas de 1968 me dieron la oportunidad de ser fotógrafo del periódico, y con la credencial tenía acceso a los canales de televisión. Allí pedía trabajo porque quería ser cómico. En realidad, quería ser futbolista profesional y también cómico, pero se me dio por la segunda, porque lo otro era muy cerrado”.
Fue con ese trabajo que al enterarse de que Roberto Gómez Bolaños necesitaba a un actor que interpretara a un niño no perdió la oportunidad para demostrar sus dotes de actuación. “En ese entonces se alquilaba el vestuario dentro de la empresa. Así que fui allí y encontré el traje de marinerito y la gorrita. Saqué mi propio pelo por el agujero de la gorrita y le hice como unos cuernitos. Me encontré con Chespirito y le dije: '¿Quieres que te hable así como niño o que te hable así [con la característica voz de Kiko]?' Y me respondió: 'Así, con los cachetes'. Y de esta manera nació Quico”.
En la serie El Chavo del Ocho, Villagrán interpretó el papel que le daría fama mundial: Quico, el niño mimado que hablaba con los cachetes inflados y cuya frases favoritas eran: “¡no me simpatizas!”, “¡me doy!”, “¡ay, ya cállate, cállate, cállate que me desespeeeeras!”, “¡qué cosas, no!”, “¿qué me habrá querido decir?” y “¡chusma, chusma... prr!”. Mientras que en El Chapulín Colorado trabajó haciendo diversos papeles como el encarnando el personaje de El Cuajinais así como en ocasiones siendo llamado por su verdadero nombre Carlos, entre otros.
A pesar de haber logrado gran popularidad con su personaje, un día decidió que era el momento de partir.
De todos los actores que dejaron el programa, la renuncia de Villagrán en 1978 fue la más polémica y nunca esclarecida en su totalidad. Una de las versiones señalaba que los celos profesionales de parte de Roberto Gómez Bolaños porque el personaje Quico era más popular que El Chavo había sido la causa de su salida.
Otros indicaban que Carlos Villagrán y Florinda Meza eran pareja en los inicios del show hasta que Gómez Bolaños logró que terminaran para ocupar su lugar en la relación, algo que negó el mismo Quico, quien aseguró que era Doña Florinda la que estaba detrás de él para tener algo; mientras que algunos aseguraban que era por temas económicos.
Nunca se supo muy bien el porqué de su conflicto con Chespirito, pero después de varios problemas y un litigio legal, se fue de la vecindad.
Entrevistas realizadas al mismo Villagrán, Rubén Aguirre y Roberto Gómez Bolaños revelan que, tras el último capítulo donde apareció Quico en El Chavo, Carlos recibió una oferta de trabajo en Venezuela donde le pagaban diez veces más que en Televisa.
Al consultarlo con Chespirito, este le dijo que no había ningún problema, pero, según Villagrán, Bolaños le pidió que no usara al personaje Quico, pues este era de su autoría. Por su parte, Roberto señaló en el programa de TV “Conversaciones con David Estrada” que Carlos no solo le había pedido permiso para usar a Quico, sino que él sí se lo había permitido, aunque le solicitó que se limitara en ciertas cosas como hacer los cachetes, algo que el público estaba acostumbrado, bajo el argumento de que hostigaría y cansaría a la gente.
Roberto Gómez Bolaños también contó que Emilio Azcárraga Milmo, presidente de Televisa, lo llamó en una ocasión para hablarle de la intención de Villagrán de hacer una serie sobre Quico y para saber si él le daba la autorización para ello, algo que no solo aceptó sino que señaló que él no quería cobrar nada por los derechos del personaje y que era suficiente con que, en los créditos de las series y películas en las cuales Villagrán interpretara a Quico, se expusiera un agradecimiento a su nombre por haberle permitido hacer uso del personaje; sin embargo, Villagrán se negó a ello, señalando que el personaje era suyo ya que él fue quien había creado las características peculiares de ese niño. Esto ocasionó una disputa por el uso del personaje.
Por su parte, Villagrán indicó que Azcárraga lo llamó a su despacho y le solicitó que le hiciera un proyecto para otro programa estando él como protagonista, pero supervisado por Roberto Gómez Bolaños. Villagrán intentó explicarle las diferencias que existían entre él y Chespirito, pero Azcárraga se concretó a preguntarle si le interesaba o no la propuesta. Él se negó, y tal cosa ocasionó que el presidente de Televisa se molestara y ordenara de inmediato el veto del actor a nivel continental, advirtiendo a las televisoras de América Latina y habla hispana que, si llegaban a darle trabajo, él les dejaría de surtir emisiones importantes como El Chavo del 8 y las telenovelas que en ese entonces se producían.
Tras su salida accidentada, terminó en una especie de limbo pues no podía usar el nombre del personaje que lo identificaba. Fue así como tomó la oferta de Venezuela cambiando el nombre de su personaje a Kiko con ‘K’ para mantenerse fuera de problemas legales. De esta forma, comenzó su travesía de revivir y aprovechar el personaje.
Tras haber sido operado en Texas para que le extirparan un ganglio a la altura de la barba, Carlos Villagrán contó en julio último cuál fue el verdadero motivo por el que salió del programa de Chespirito y las causas que llevaron a enfrentarse con Roberto Gómez Bolaños.
“El programa tenía una popularidad total y absoluta. Hacíamos giras e íbamos a muchos países con sus conferencias de prensa, todo lleno de micrófonos y grabadores, pero el 70 por ciento de las preguntas eran para Quico porque estaba de moda. Entonces se empezó a despertar un poquito la ira, el egoísmo, el celo profesional y artístico. Poco a poco fue trepando más Quico en popularidad que el Chavo, y me sacaron del programa”, aseguró en una entrevista al programa ‘La Peña de Morfi’ de Telefe, en Argentina.
Carlos Villagrán señaló que la decisión de renunciar la tomó luego del vuelo de Chile a México donde Gómez Bolaños le dijo que había un déficit en los registros de los personajes, a lo que respondió: “Son tuyos, tú los registraste a todos como tuyos”, pero obtuvo como respuesta que le iban a recortar su sueldo. “Estaban buscando cualquier pretexto, yo creo, para sacarme”, relató.
Tras esa conversación dijo que recibió el llamado del dueño del canal para emitir un nuevo ciclo pensando en él, pero le pidió que no hablara como Quico. “Lo que quería hacer era sepultarme artísticamente, ponerme el pie encima; así que le dije que no. Cuando salí a la calle me di cuenta: me había quedado sin trabajo”.
Asimismo, contó que, por solidaridad, Ramón Valdés también se retiró del programa. “Así que Doña Florinda se quedó sin el vecino a quien pegarle, La Bruja del 71 se quedó sin su Don Ramón, el Señor Barriga sin nadie a quien exigirle que le pague la renta y La Chilindrina sin padre, huérfana”.