Siempre fue un irreverente, pero ahora se ha convertido en vulgar. Traspuso la línea del tipo gracioso para convertirse en el hombre grosero. Jonathan Maicelo es un personaje de la televisión peruana, que se inició en el deporte y terminó en la fauna que es nuestra farándula. Su gran mérito es que él mismo se inventó, no lo ayudaron, sino que creyó en él y decidió hacer de su estilo y su barrio un personaje que caía siempre bien, que se la aplaudió por divertido y creativo para decir las cosas, pero que finalmente entendió que tenía carta libre para decir lo que quiera, como en la esquina de San Judas Tadeo del Callao, pero olvidó que su forma de expresarse no es franca sino hiriente a la sensibilidad de la gente. Decir lisuras sin reparos no es ser pueblo, es no respetar a los otros.
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De su etapa de boxeador nadie tiene ni el vago recuerdo, solo que gustaba enamorar a las anfitrionas que lo acompañaban a subir al ring y que una colombiana estuvo cerca el día que le dieron una paliza y no regresé más a pelear de manera profesional.
Es creativo y ese es su gran mérito. Sus frases como ‘Demórate rápido’ se fueron institucionalizando. ‘Tengo el verbo To Be’, también es parte de su glosario.
Le ha sabido sacar provecho hasta sus propios defectos. La dificultad que tiene para pronunciar la letra R es más bien una identificación con su gente. Si hasta pareciera que sabiendo que no podrá podría decir correctamente la palabra ‘Batería’, la empezó a utilizar para que la gente lo identifique. Por ello, por donde lo ven, los parroquianos le gritan: ‘Batedía’, con D en vez de la R y él sonríe, aunque si está de mal humor, puede mentarles la madre.
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E una oportunidad un canal de televisión logró juntarlo con la actriz cómica Nancy Cavagnari. La idea es los dos porteños de raza, revelen las nuevas jergas que nacen en la tierra del Sport Boys. El boxeador, que en esos tiempos todavía boxeaba, comentaba que él no anda con rodeos con las mujeres y si quería tener algo íntimo, les decía de frente y sin vueltas. Cuando llegó la señora Nancy, sin pudores, le preguntó: ‘Tía, ¿un chicle?’ Ella no entendía nada y él sacó, muy suelto de hueso, un preservativo. Ella sonrió avergonzada, creo que todos festejamos la ocurrencia, pero nadie se dio cuenta que estábamos dando carta libre a un chico que ha sufrido para conseguir lo que tiene, que es un gran trabajador y emprendedor, pero que hoy parece no detenerse ante la expresión burda e hiriente.
Pero cuidado, que no es el único que habla o se expresa de esa manera. Miren las entrevistas, también por un canal de Youtube que hace Jesús Alazamora, por ejemplo, está lleno de palabras irreproducibles. O el mismo Reimond Manco en su espacio ‘El Cojo y el Manco’.
Conozco al ‘Rocky de los Barracones’ desde hace muchos años, sé que tiene buen corazón, pero entrevistar con tanta vulgaridad, le cae mal hasta la gente del barrio.