
Está de regreso y a su manera, con su estilo, ‘estremeciendo’ la televisión, anunciando un destape que generará un movimiento brusco a la moral de unos, al sentimiento de otros. Beto Ortiz reaparece con ‘El valor de la verdad’, preguntando lo que todos quieren saber y las interrogantes que no se hicieron. Este no es un avance de lo que se verá esta noche después de ‘Panorama’ en Panamericana Televisión, este es simplemente un recorrido por el hombre con nada de cabellos, una barba prolija y con ganas de charlar.
Beto, en todo este tiempo, ¿en qué mejoraste como ser humano?
Nos pusimos profundos, muy temprano para tanta filosofía.
Pero viene bien explorar ese camino.
La edad trae inevitables cambios que no son solo los físicos y empiezas a valorar otras cosas.
¿Cuáles son?
Me salí de la política porque me cansé de la guerra, estoy harto. Ya fue.
¿Es en serio?
Cuando eres joven es chévere, divertido estar pateando el tablero.
¿Se te fue la rebeldía?
Estoy ganando tranquilidad.
¿Por qué lo dices?
Tengo veinte juicios hasta donde sé y probablemente sean más. Las notificaciones judiciales llegan a Willax y ellos se echan grasa y las devuelven, porque ya no trabajo allí.
¿Nunca te llegan?
No, porque en mi DNI está un domicilio donde no vivo hace años y si doy mi dirección real, probablemente se enteran los que me odian y me ponen un coche bomba.
¿Tantos enemigos?
Todos los que me denuncian fueron invitados al programa y no fueron. Ahora en mancha me atacan.
¿Quieres paz antes que felicidad?
Casi siempre son lo mismo. Siempre he usado un verso de Juan Gonzalo Rose para justificar: ‘Hay que escoger entre la seguridad y la aventura’.
¿Y qué es lo que seguiste?
La primero nunca porque soy un kamikaze.

¿Entonces qué pasó para el cambio?
Ya cumplí con mi cuota. Llevo 35 años en este plan. Por eso me he pasado a la apacible serenidad de la farándula.
¿Es un repliegue estratégico?
No me provoca ni un poquito volver.
¿Te inmolaste por la patria?
Sería muy cursi decirlo. Los candidatos no lo hacen en nombre del país y los periodistas tampoco. Lo hacemos en nombre de encontrar la verdad, aunque no lo logremos.
No va contigo eso de ‘Todo por mi Perú’.
Ese rollo de periodista paladín me da desconfianza.
Pero el bichito de estar destapando lo sucio es placentero.
Cuando nos llevábamos diplomáticamente con Phillip Butters y yo estaba de viaje, me decía: ‘No sabes lo que es esto, la gente te va a aplaudir cuando vuelvas’ y agregaba: ‘Entro a la bodega Dasso y ocurre eso’.
¿Y qué respondías?
No pretendo eso, porque de eso no se come.
¿La gente tiene gestos contigo?
En mi cumpleaños, Carla García me invitó a almorzar a la Rosa Naútica y cuando estábamos terminando, el mozo nos dijo que la cuenta estaba pagada por un señor que se encontraba allí mismo.
¿Le agradeciste?
Levanté la mano de lejos.
¿Te acercaste?
No, mejor es desconfiar.
¿Te has flagelado por algún exceso?
No, porque mi cultura es católica, pero mi religión no. No lo haría por nadie. El látigo se lo dejo a ‘Porky’.
¿Has perdido amigos?
Es mi deporte favorito.
¿Tanto así?
Cuando entré a trabajar a ese canal, seguro era un apestado. No entiendo por qué la gente es capaz de echar a la hoguera una amistad de décadas por no tener las mismas ideas.
¿Y si te cruzas con Phillip?
Me cambio de vereda, no deseo ser ‘Carlín 2′.
Te observo, conversamos después de unos años y siento que estás más coqueto.
Estás equivocado ja, ja.
Me refiero a que usas nuevos accesorios.
Toda la vida me he vestido raro, de reportero usaba aretes cuando eso era de cabrazo.
Pero tienes un nuevo aretito.
Me puse este y pensé si estaría cerrado el hueco, pero no ja, ja. Creo que es una manera de no aburrirse.
Hiciste una cita con una canción: ‘Quítate tú...’, ¿ya eres salsero?
Jamás, para nada. Que no cultive ese ritmo no quiere decir que no conozca algunos temas.
¿Ya aceptas que existe Dios?
Más le vale. A estas alturas, con tanta publicidad. Estoy preocupado por el Papa, espero que se mejore.
Leí un proverbio chino: ‘Nadie sabe el pasado que le espera’.
Qué paja, eso es verdad.
Y el cómico ‘Cachay’, que también es base 5, afirmó: ‘Se ha envejecido mi juventud’. ¿Te sientes tío?
No me siento como de 57, sino como de 35.
¿Físicamente?
Ya me cansé de mochilear. Ya la edad te dice que no estás para esos trotes.
¿Dejaste de pelear con tu peso?
Eso se va a acabar cuando me muera.
¿Te falta fuerza de voluntad?
Soy un gozador, me gusta comer bien. La pasta, pero la italiana por si acaso, el helado.
En ropa, ¿qué talla usas?
No seas pendejo.
Al morir, ¿te toca el infierno o el cielo?
No me preocupa. No puedes estar pensando lo que vendrá, sino te pierdes la fiesta que hay acá.
¿Alguna vez fuiste una mierda?
Mi trabajo me obliga a serlo con quien se lo merece: el político corrupto, el ladrón.
¿Le deseaste la cárcel a ‘Chibolín’?
En ninguna parte de mi discurso he dicho que ojalá vaya preso.
Él no esperaba que le sacaras todos sus ‘anticuchos’...
Volví de viaje y realizamos una videollamada. Me preguntó si íbamos a tocar lo que se tocó y le contesté que sí.
BETO ORTIZ HABLA DEL ESTRENO DE ‘EL VALOR DE LA VERDAD’
Vamos a tu programa de estreno, ‘El valor de la verdad’. ¿Los chats entre Melissa Klug y Christian Cueva son muy calentones?
Dan vergüenza porque es obvio que una chica guapa y un enano horrendo no tienen nada en común. Me parece penoso que una persona envalentonada por su billetera pueda creer que eso es cierto.
El formato se repite...
Siempre que hemos hecho programas de ‘El valor de la verdad’ a mujeres, sale a la luz que toleran el maltrato o la tortura psicológica.
¿Se repite la historia con Pamela López?
Cuando te cuenta al detalle descubres niveles de crueldad diabólica. Hacer que tu mujer aborte cada vez que no estás o no tienes tiempo es de una mente perversa.

¿Quién eres?
Un reportero en un set con aire acondicionado.
¿Te sientes buen tipo?
Me llevo bien conmigo mismo.
¿Duermes tranquilo?
Absolutamente y demasiadas horas. Creo que debería descansar menos.
Un gran abrazo.
Un gusto.
Luego de la charla, creo que Beto sigue caminando por su propia vereda y no se preocupa si coinciden con él. Como diría el genio Julio Cortázar: “Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones”.