Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila
Fue un rostro serio que contaba lo que ocurría, transmitía sensaciones y la gente se acostumbró ‘tenerla’ en casa. Parece una adolescente, pero es una guerrera. Sigrid Bazán, ex conductora de televisión, ahora aspirante al Congreso, lucha por sus opiniones y día a día describe lo que pasa en el país.
¿Eres influencer?
Eso dicen.
¿Cuántos seguidores en las redes?
En Instagram 359 mil, en Facebook 288 mil y en Twitter 226 mil.
¿Importa lo que te escriben?
No son ni el cinco por ciento de la opinión del país.
¿Te atacan?
Hay muchos ‘troles’ a sueldo (un anónimo que manda mensajes provocadores).
¿Eres brava?
Cuando defiendo mi opinión.
Te llaman ‘caviar’...
No tienen los pantalones para decírmelo en la cara.
¿Generas temor?
Dicen que tengo cara de niña con actitud de mala.
¿Si te digo que la mayoría de mujeres manejan mal?
Es una mala broma.
Muchas de ustedes ‘vacilaron’ a los varones cuando salieron a realizar las compras...
Burlarse de que no sabían diferenciar el perejil del culantro es machismo.
¿Te has graduado de buena cocinera?
Cuelgo fotos de lo que cocino, he aprendido a preparar salsa de tallarines, me sale muy bien.
¿Lista para ofrecer un banquete familiar?
No soy Gastón (Acurio), con el tiempo estaré en ese camino.
¿Otros quehaceres del hogar?
Lavo, pero no plancho.
¿Y eso?
Casi siempre uso prenda cómoda.
¿Hartos tacos?
No me gusta la ropa formal.
¿Qué encontramos en tu clóset?
Zapatillas, pero ni tacones ni vestidos formales.
¿Bailas?
No lo hago bien, aunque tengo actitud. Con una cerveza ya me la creo.
¿Una promesa para cuando pase todo?
Ir a una cebichería, tomarme una cervecita y bailar en el local si me lo permiten, ja, ja.
Recomiéndame dos huariques...
Por la Universidad Católica, cerca de la avenida Universitaria con La Marina, el ‘caldo de gallina’, y otro en Húsares de Junín, en Jesús María, un local llamado ‘La Picante’.
Por ser periodista, ¿tus amistades te piden que tengas la última información de la cuarentena?
He tenido que ‘parchar’ a algunos que me pedían que les cuente todas las noticias que había dado en la televisión.
¿Los comunicadores tenemos la última palabra en las reuniones?
La gente piensa eso.
¿Tienen razón?
Uno debe recoger la información y escuchar todas las fuentes. Esos ‘sabelotodo’ siempre caen mal.
¿Te llenan el ‘wasap’ de pedidos?
Sí. Cuando me escriben: ‘estoy en el hospital y no me atienden’, me da una tristeza, porque no es esa sola persona la que está pasando eso.
¿Cómo sales del estrés de informar el difícil momento que toca vivir?
Estudio una maestría a la que estaba matriculada antes de esta pandemia.
¿Otra actividad?
Hago ejercicios y como en la casa tenemos un jardín, baño a mis perros: Jackson, Orgo y Nala.
¿Fuiste dirigente estudiantil?
Sí y salimos en marcha con los alumnos. Sacamos una banderola contra el ‘Baguazo’.
¿Te detuvieron alguna vez?
Siempre he estado en contra de la violencia.
A veces se desborda y siempre debes estar dando la cara...
Nos han tirado bombas lacrimógenas y un amigo casi pierde un ojo.
¿Tu pareja debe ser hincha de la ‘U’?
Es uno de los requisitos.
¿En serio?
Una sola vez estuve con un aliancista.
¿Cómo te fue?
Mal, por eso tiene que ser crema como yo.
¿Quién influyó para eso?
Nací hincha merengue.
¿Cómo separas tu trabajo de la vida familiar?
Debo tener una fortaleza emocional muy grande.
Es complicado...
Lo debo manejar, siento el dolor de las personas en este difícil momento.
Entonces a seguir informando y gracias por tu tiempo para el diario...
Muchas gracias por esta conversación y a cuidarnos todos para salir pronto de esto.
Cuando sonó el clic del teléfono me quedé pensando en esta muchacha que defiende con todo lo que cree y piensa. Se siente triste, no baja los brazos y se subleva a sus propios temores. Sabe que esto pasará. Como lo dijo alguna vez el genial Charly García: ‘No se quejen chicos, ya vendrán tiempos mejores’.