Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.
Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.

“Mis años de peña me ha dado contacto con gente alcoholizada y me han dado trajín para comunicarme con las personas”, así resume parte de sus 25 años de carrera artística. Antes de ser artista, ‘la calle’ le enseñó a ver la vida, ser palomilla, gilerito y también le mostró los caminos malos. El creador de con su look rapado característico, elhace un alto a sus proyectos para contar parte de su historia…

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Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.
Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.

‘NO SOY PEP SINO EL ‘PEDO’ GUARDIOLA’

¿Desde cuándo el look rapado?

Como 22 años más o menos. Desde que empecé a trabajar en las peñas tenía el look del criollo tradicional, con el pelo al costado y me hacía ver de mayor edad. Mi público era más joven, de universidades y los dueños de ‘La Peña del Carajo’ y me dijeron que me cortara chiquito, probé y resultó, hasta que me fui pelando y ya quedé rapado.

TROME | Marco Romero se confiesa (Video: César Manayay)
TROME | Marco Romero se confiesa (Video: César Manayay)

¿Cada qué tiempo te rapas?

Cada dos o tres días, depende de lo que tenga que hacer.

¿Te han confundido con ‘Pep’ Guardiola?

¡Brother, no sabes! Hay un video que tiene como 23 millones de vistas donde estoy con una casaca media deportiva y la gente me vio de lejos y alucinó que soy el ‘Pep’.

¿Te le pareces?

Puede ser, ¿no? Ahorita estoy medio gordito. De repente soy el ‘Pedo’ Guardiola ja, ja, ja.

El Guardiola de la canción criolla…

Me voy a dejar crecer un poco la barba a ver si así nos parecemos en la billetera también ja, ja.

¿Y la conoces en el fútbol?

Me encanta jugar pelota. Juego de marcador derecho y me despunto como volante, la firme tengo buen pie.

¿No viste el fútbol como profesión?

Era un hobby, un vacilón. Mi viejo ha sido futbolista, jugó en la preselección del 60. Él estuvo para ir a (las Olimpiadas) Berlín, hincha de Alianza Lima al cien por ciento. También tengo un hijastro que sí es profesional se llama Ignacio Rey.

Tú has tocado para la selección, ¿quiénes tienen más ritmo?

Varios, (Luis) Advíncula baila bien, (Johel) Herrera mi ‘causa’ era bravo de bravos. (André) Carrillo también tiene su ritmo, a Farfán no le he visto, a Paolo tampoco, pero imagino que tienen su onda.

Uno que te deslumbró…

Yotún la recontra conoce, mi causa es un bravo. Cartagena es otro. El único duro es Aldo Corzo, es que es pituco, estudio en Santa María y no tiene la picardía del barrio.

Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.
Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.

‘DE JOVEN ME HICIERON PROBAR DROGAS’

¿Las redes sociales le han quitado ‘el barrio’ a las personas?

Sí, ha quitado un poco la esquina. También la violencia que hoy en día azota nuestro país. Antes te vacilabas en la calle con los amigos y no pasaba nada.

Podías pelotear en la pista hasta la madrugada…

Ahora pasa una combi y te pasa por encima sin piedad alguna. Yo me quedaba hasta las dos o tres de la mañana en la esquina del barrio de mi abuela, en jirón Chiclayo y no pasaba nada.

¿Tienes ‘calle’?

Mucha. He visto cosas buenas y malas. También he sabido escoger por qué camino ir en la vida.

¿Qué ‘travesuras’ veías?

Desde cómo abrían un carro para chorear con la parte de atrás de una cuchara, que la limaban. Uno miraba en la esquina y tenía que hacerse el loco nomás. Pero también he visto cosas nobles como juntar ropa para regalar a uno del barrio que no tenía mucho billete.

¿Has sufrido bullying?

En la esquina, uno aprende a sobrevivir. El bullying también estaba antes, de otra forma. Yo me sabía defender y como era medio palomilla, siempre tenía el chiste rápido. Si me decían algo, le daba la vuelta y terminaban mal.

Tu mayor palomillada…

De pequeño, a las dos de la mañana no había nadie en la casa de mi abuela, salía y con mis ‘patas’ le sacábamos las tapitas de cartón a las latas de querosene que vendían en una carretilla. Por la noche, cuando ya no había nadie en la calle, prendíamos con fuego las tapas y jugábamos pichanga. Varios quedaban pelones cuando las tapas pasaban por las cabezas, a otros se les pegaba en la ropa y tenías que sacártela, porque te quemabas. Eso ha sido una de las cosas más osadas.

¿Y una de artista?

Una vez, en un local, estaba cantando y se fue la luz. La gente quería más música y con los cajones y a capela prácticamente hicimos el show. La gente se acercó más al escenario, prendieron sus velas y se armó un vacilón.

¿Alguna vez te invitaron a probar drogas?

Sí, de joven, muchas veces.

¿Cómo librarse de eso?

Si tú lo has hecho y lo has probado, ya está. El tema es cuando no tienes la suficiente solvencia o valores en la casa para no convertirte en un adicto y que lamentablemente se vuelve en una enfermedad que no puedes controlar.

A veces, se prueba por curiosidad y caes…

Pero, la curiosidad mató al gato.

¿Te ha pasado?

Sí, claro. Tendría que ser un falso absoluto para decir no, pero de ahí a seguir en una conducta de adicción, no. Felizmente mis papás, mis abuelos me sembraron bien hacia dónde quería ir yo y rápidamente sales de ese camino.

Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.
Marco Romero se confiesa en Trome en una divertida y curiosa entrevista. Foto: Trome.

‘ME HAN PALETEADO, CHAPADO Y HASTA SE ME ROMPIÓ LA CAMISA EN ESCENARIO’

En las esquinas se aprende a ser gilerito…

De todas maneras, pero como yo estaba bien arreglado, las chicas caían solas ja, ja, ja.

O sea, no te esforzabas…

No mucho, la verdad, pero sí había ‘patas’ míos que eran recurseros al mango para ver si levantaban y tenían un floro bárbaro.

¿Te han choteado?

Sí, por ahí alguna que no se dio cuenta que estaba yo al frente ja, ja, ja. Pero casi nunca me he lanzado a la piscina si veía que no pasaba algo. Mis amigos sí se lanzaban a todo y alguna por ahí les ligaba.

¿Has llorado por amor?

Muchas veces, sí, claro. Y por amor de todo tipo, por la pareja, por amor a mi madre, a mi padre, a mis abuelos, a mis hijos. El amor tiene muchas vertientes.

¿Ya probaste la ‘pastilla azul’?

Aún no, pero si hay necesidad, por supuesto que la usaría. El tema es que todos seamos felices al final de cuentas y que funcione lo que tenga que funcionar. Justamente acabo de tener algo espectacular ja, ja, ja.

¿Billetera mata galán?

Hoy en día pasa mucho eso. Si hay a mor verdadero, eso no le va a ganar, pero si compites con alguien que ofrece viajecitos a Tulum, ahí no puedes competir.

¿El mayor consejo de don Óscar Avilés?

El seguir para adelante, innovar, no dejar de hacer música nunca. Él me inspiró para hacer ‘Porque yo creo en ti’. Su lema era: Dios, Patria y Familia, y si ponía al Perú antes que a su familia es porque era una persona que tenía mucha fe.

¿Pasaste algún día sin comer?

Sí, pero no por angustia económica, porque sería una falsedad, pues mi viejo siempre estuvo en mi vida. De repente pasó porque salí temprano a chambear y con tantas cosas te olvidas de que tienes que comer y llega la noche.

¿El momento más difícil de tu vida?

Perder a mi papá y mi abuela en el mismo año. Fue muy complejo, el luto dura tiempo. Mi viejo fue ese personaje que uno lo tiene para todas y mi abuela fue como una madre para mí.

¿El cantante es bohemio?

No necesariamente. Cuando eres joven es difícil que no te metas un trago o si la flaca que está al frente te ha hecho un ‘salud’ cuando estás cantando y si estás solo de repente si te liga, se van juntos y se vacilan esa noche. Pero eso le puede pasar también a un abogado, un ingeniero o un médico.

¿Te ibas de avance?

Los primeros años de carrera me gocé duro. Estaba soltero y me vacilaba, cuando pensé seriamente en ser artista dejé un poco de lado la bohemia. Terminaba de cantar y me iba a mi casa.

¿Alguna chica se te mandó?

Muchas veces me han chapado. Una vez estaba en una peña de Barranco, salíamos con unas túnicas y cuando caminaba al escenario juaaaaá me metieron un alce bravo.

¿Hombre o mujer?

Mujer, pero si era hombre, caballero nomás qué iba a hacer.

¿Otra anécdota?

Estaba cantando en una peña, era ‘Día de los enamorados’ y una chica, que estaba simpaticona, me dice: ‘Ven, ven’. Me acercó, me agarra la cara y ¡juaa! me chapa. Menos mal que estaba sin ‘flaca’ en esa época, porque se hubiera armado tremendo chongazo.

¿También te han lanzado prendas íntimas?

No, peluchitos, llaveros polos, lapiceros, pero hasta ahora calzones o sostenes no.

Una historia que nunca hayas contado…

En un tiempo yo me creía ‘chapado’, musculoso, con buen cuerpo, pero estaba ‘gorduli’ y me puse una camisa bien pegada al cuerpo, encima creo que la tela estaba podrida. Empecé a cantar y decía: ‘¡Todos con las manos arriba!’ Y juaaaaa se me rompió todo (desde la axila hasta abajo) y se me salieron todos los rollos. Terminó la canción y fui al camerino a cambiarme. Miles de cosas que pasan…

Hasta cuándo seguirás cantando…

Ahora estoy con un nuevo proyecto armando la productora ‘Palenque’ donde seré una especie de formador y manager de nuevos cantantes jóvenes que tienen poco tiempo en el escenario. Seguiré hasta que las fuerzas me den.

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