Rozzé Latina y la clave de su éxito: "El gran salto fue venir a Gamarra". Foto: Trome
Rozzé Latina y la clave de su éxito: "El gran salto fue venir a Gamarra"

. Doña Amalia Chipana recorría los mercados de Lima vendiendo  ropa y estudiando corte y confección por las tardes. Sus clientas le pedían que traiga ropa de dormir más coquetas y sexys, esto le amplió la visión y descubrió un ‘nicho’ que estaba desatendido en el mercado, así que empezó a producir sus propios modelos. Ingresó a ‘’ con una tienda propia y ahora ‘Rozzé Latina’ ya está en el Reino Unido, Argentina, Chile y Bolivia.

Usted siempre tuvo el ‘bichito’ de las ventas, ¿su sueño fue tener su propio negocio?
Cuando terminé de estudiar la secundaria mi preocupación fue tener un negocio, estudié una carrera técnica con lo que pude producir y vender mis propios productos.

¿El hecho de vender en la calle como ambulante de qué forma
la ayudó?

Tener el contacto directo con el púbico era importante, saber qué quería, sus gustos, las tallas que más salen. Además, yo era tímida y ofrecer al público mis prendas me ayudó a vencer el miedo y a no
tener vergüenza, hoy puedo tratar con todo tipo de clientes.

¿Qué es lo más difícil?
Empezar. Al inicio todo era compra y venta, veía que la gente se quejaba cuando vendía ropa interior, ellas me decían que tenía pijamas de abuelitas, ‘matapasiones’, querían cosas más coquetas y
decidí plasmar esas ideas y fue duro porque no sabía de telas ni de
máquinas ni de hilos, aprendí con los años.

Empezó desde abajo, cuando terminó la carrera no podía abrir su negocio porque no tenía capital, ¿qué pensaba?
Uno de los impedimentos para crecer fue la falta de dinero, pero iba a ofrecer mis productos a los mercados para reunir capital, tenía más clientela y eran ellas los que me enseñaban a producir modelos nuevos y a sus gustos.

¿Cuál cree que fue el gran salto para estar donde se encuentra ahora?
Cuando me iba con mis paquetes a los mercados de Lima me empezaron a pedir crédito y era complicada la cobranza, decidimos venirnos a ‘Gamarra’, alquilar un taller y un departamento para estar más cerca. La gente pagaba al contado y le dábamos vuelta a la plata y logramos reunir un buen capital para comprar máquinas, tener tienda propia y la marca. El gran salto fue venir a ‘Gamarra’.

¿Era rentable comprar ropa y venderla?
Antes sí, pero pasados los años la gente buscaba precios más bajos, así que decidimos confeccionar.

En sus inicios en ‘Gamarra’ comenta que le iba bien, pero luego la situación se puso complicada, ¿qué hicieron?
Estuvimos bien un tiempo, luego vino la crisis económica, bajaron las ventas, ya no se vendía como antes y eso nos impulsó a buscar
nuevos mercados, vendíamos a Venezuela, luego entramos a Bolivia y nos fue muy bien, participamos el año pasado en ‘Perú Moda’ que nos permitió tener clientes en el Reino Unido, a donde exportamos.

¿Qué características debe tener un emprendedor?
Que tenga visión, que no tenga temor de las dificultades, ser responsable y buscar nuevos mercados.

¿Qué errores no volvería a cometer?
Antes era compulsiva y sacábamos modelos que se estancaban y era difícil vender, ahora nos medimos en las cantidades.

¿Cómo se diferencian sus productos de los demás?
Mis productos son de algodón pima que es un material fresco y son de colores diferentes, y también modelos juveniles. 

¿De qué forma resumiría su vida como emprendedora?
Es una experiencia muy bonita. Aprendí muchas lecciones junto a mi esposo. Ahora mis hijos nos apoyan, es un canal de bendición para familias que trabajan conmigo, y, además, es un aporte social a mi país.

¿Por qué el nombre ‘Rozzé Latina’?
Este nombre lo pensé mucho antes de lanzar la marca, me pareció muy suave, las doble zz suenan a sueño y latina porque quiero llegar a Latinoamérica y estoy en camino, ya estamos en Argentina, Chile y Bolivia.

¿Por qué hacer pijamas?

Vendía lencería, ropa interior y mis principales clientas eran actrices y conductoras de los canales 4, 5 y 7, quienes me decían que deseaban ponerse algo bonito para salir en una novela. Yo les hacía saber que no era difícil y que les podía hacer sus pedidos, luego veía que mis prendas salían en una novela y eso me emocionaba. Mis clientas me decían que era una trome por mis diseños.

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