| No existen excusas para luchar por los sueños. Un gran ejemplo de puro trabajo y constancia es la de don Wuillian Monterola Abregú, quien nació en Castrovirreyna, uno de los pueblos más pobres de Huancavelica, el hambre y la necesidad lo obligó a salir de su tierra cuando apenas tenía seis años. En la capital vendía marcianos y periódicos, también lustraba zapatos. Con los años ingresó junto a su padre la venta de pantalones, hasta que después de mucho tiempo crea ‘Pieers’, hoy con 52 tiendas, una tienda virtual y un local en Santa Cruz de Bolivia.

Viene de un pueblo muy humilde, ¿Qué soñaba en cuando era niño?

En ese tiempo viví en la casa de mi tía en Chincha donde vendía marcianos a los que cargan adobe y a los aguateros, con ese dinero comía y me vestía, pues mis padres eran muy pobres. siempre quise una pelota y un día me regalaron una, jugué con mis amigos y se pinchó, pero hicimos una de tela. Yo quería ser abogado, no sé por qué y lo logré. También hice cursos de administración y marketing para ver la empresa.

Vendió marcianos, fue canillita, lustró zapatos y fue cobrador, ¿de dónde nace ese espíritu emprendedor?

Mi madre siempre fue una emprendedora, ella compraba quesos y los vendía, yo siempre la ayuda, también producíamos calabazas y zapallos que lo vendíamos a los carros que pasaban por el pueblo. El camino fue muy duro con muchas caídas, pero supimos reponernos.

¿Cómo es que ingresa al mundo de la ropa?

Mis padres vendían ganados, y mi papá se vino a Lima para trabajar con una sobrina que confeccionaba. Yo ayudaba a vender en el Mercado Central y nos íbamos hasta El Callao, en ese entonces se vendía jeans de lino y de drill.

Muchos jóvenes emprendedores lo ven a usted como un referente, ¿Cuál sería el consejo que les daría?

Ellos tienen que trazarse un plan de emprendimiento y cumplirlo sin desmayar. Nosotros hemos tenido grandes caídas y empezamos de nuevo, a uno le paso esto porque desconoces el manejo. Estructura un plan y ahora pueden ayudarse con la tecnología.

Hace tiempo, usted me dijo que trabajaba 20 horas, ¿aún lo sigue haciendo?

Cuando empecé, trabajaba de cuatro de la mañana hasta las dos de la mañana, tenía un solo pantalón y una camisa para ahorrar, eso fue por casi 19 años, trabajando duro para tener algo en este país. Ahora tenemos todo estructurado, hay jefaturas que cumplen con su función.

En pandemia empezaron con su tienda virtual que logró superar las expectativas.
Foto: Pieers.
En pandemia empezaron con su tienda virtual que logró superar las expectativas. Foto: Pieers.

Esta pandemia nos ha enseñado muchas cosas, la mayoría se han digitalizado, ¿Cómo hizo en Pieers?

Hace dos años teníamos el proyecto de la tienda virtual, en el 2020 contratamos a una empresa para que nos ayude a funcionar la página. Con la pandemia esta tienda virtual nos ayudó, pues estuvimos paralizados casi seis meses y teníamos que pagar a los empleados. De los 20 mil que vendíamos ahora llegamos a 200 mil en ventas.

Su negocio fracasó dos veces, ¿Qué pasó?

Con la hiperinflación de los años 90, el capital se redujo, y de las 10 mil prendas que producíamos, solo podíamos hacer 840, fue una pérdida muy grande, tuvimos que empezar de cero. Luego de superar esta situación, ingresamos con las ventas en provincias, pero se nos vino otra caída, los empleados se llevaron nuestro capital y nos dejaron sin nada.

De estos errores se aprende, ¿Qué pensaba para superarlo?

Seguir trabajando y ver la forma de corregir, en ese tiempo se vendía todo ganando muy poco porque le das movimiento más rápido al dinero. Las tiendas nacieron de los ‘cabezazos’ de los empleados. La primera tienda fue en Gamarra y la gente hacía colas, pues éramos los únicos que vendían ropa. Hemos aprendido ahora a vender todo al contado.

¿Cómo le ha ido a su negocio en esta pandemia?

Estuvimos mucho tiempo sin trabajar, en julio del año pasado recién empezamos online y las ventas representan a cuatro tiendas. Cerramos seis locales y estamos siguiendo con todos los protocolos, medico ocupacional, asistente social para cuidar a nuestra gente.

¿Qué es lo más satisfactorio que le ha dado este trabajo?

No todo es dinero en la vida, hay que retribuir a la sociedad las oportunidades, desde hace mucho tiempo hacemos ayuda social en pueblitos lejanos de Huancavelica. Además, cuidamos el medioambiente con bolsas biodegradables y confeccionamos con telas recicladas.

Ping Pong

Pieers: Mi hijo

Provincianos: sangre emprendedora.

Perú: el amor por su tierra

Huancavelica: mis orígenes.

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