Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudado de pescado con juguito de limón, arroz blanco y para tomar un refresco de cocona.
“María, vi en televisión el informe sobre la prostitución en la urbanización Entel, en San Juan de Miraflores, y sentí indignación. Cómo puede ser que cientos de vecinos tengan que padecer durante meses una situación tan terrible, conviviendo con gente lumpen, pues el meretricio clandestino acarrea delincuencia, además de los contagios del mortal coronavirus. Las mujeres que se dedican a esa actividad en dicha zona han sido grabadas en las calles ofreciendo sus servicios sin usar mascarillas.
Gente de malvivir, borrachos, drogadictos y otros amenazan la tranquilidad y seguridad de niños, jóvenes y adultos. Los padres de familia viven preocupados pensando que cualquier indeseable puede faltarle el respeto a su hija o asaltarla cuando sale a la tienda. Un grupo de vecinos señala que la municipalidad distrital los está apoyando en su lucha, pero al parecer resulta insuficiente, pues los malos empresarios, dueños de los hostales de la zona que se benefician económicamente de ese comercio sexual, vuelven a abrir sus locales una y otra vez pese a que son clausurados.
En los videos se ve cómo las autoridades, empleando grúas, colocan pesados muros de concreto en las puertas de esos lugares con el fin de clausurarlos, pero los dueños se ríen porque contratan maquinaria pesada para retirarlos por su propia cuenta. Incluso, con total desparpajo una madrugada desconocidos comenzaron a retirar las rejas que los vecinos habían colocado para cerrar una calle y así tener cierta calma. Sin la reja hay más tránsito, con lo que el negocio del sexo se beneficia. Hacen alarde de una total falta de respeto a las autoridades y a las leyes, mucho menos consideran a los vecinos que solo quieren vivir en paz y de manera digna. Hasta llegan al límite de amenazar y atacar a los vecinos que protestan, algo inconcebible en un país civilizado.
Las autoridades judiciales deben ser drásticas ante este caso, para que siente un precedente. Porque este problema no ocurre solo en la urbanización Entel, sino en miles de lugares en todo el país. Es importante que los vecinos se unan y actúen de manera organizada para defender sus derechos, y merecen recibir todo el apoyo de las autoridades, que siempre deben estar del lado de la justicia y no de los que están acostumbrados a torcerla. No se puede permitir que gente sin escrúpulos aproveche las leyes para seguir burlándose de la sociedad”.
Gary tiene razón. Los vecinos deben unirse para defender al barrio.
Me voy, cuídense.