La selección de Venezuela, que juega este martes ante Argentina por las Eliminatorias Rusia 2018, vive un silencio sepulcral. Y no es porque escondan sus tácticas o no hablen de sus cualidades, sino porque los jugadores de la ‘Vinotinto’ están prohibidos de emitir opiniones sobre la situación en su país.
La selección de Venezuela en su conjunto, no ha pasado de frases como “queremos darle una alegría a la gente”. Esto por temor a represalias del gobierno. Solo el atacante Salomón Rondón se atrevió a hablar y lo pagó.
“La vida en Caracas ya no es vida. Te persigue la incertidumbre de si un día te van a matar, si salís a trabajar y no volvés a casa. Es un caos. Sufro por mi familia, que los secuestren. Cuando voy trato de pasar inadvertido”, dijo Salomón Rondón al diario inglés The Guardian.
No pasó mucho tiempo para que el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Laureano González, le respondiera muy molesto. El directivo le recordó al delantero que él aprendió a jugar al fútbol en las calles de Caracas.
Los altos directivos del fútbol ‘llanero’ saben que una crítica de una figura del fútbol de ese país puede generarle problemas al gobierno y por eso han limitado sus declaraciones.
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