Stefano Peschiera comenzó a navegar con su abuelo desde que era muy niño. Foto: Instagram.
Stefano Peschiera comenzó a navegar con su abuelo desde que era muy niño. Foto: Instagram.

NACIDO PARA TRIUNFAR. Desde que su abuelo lo lsacaba a pasear en un velero en Ancón, cuando era todavía un niño, Stefano Peschiera comenzó a soñar con lo lejos que podría llevarlo el viento en esa pequeña embarcación. No imaginaba, quizás, que podría llegar hasta la gloria, hasta el olimpo de los dioses del deporte. ¿Quién es aquel muchachito que soñaba en el mar y nos ha devuelto la alegría, una que no sentíamos hace largos 32 años, tras obtener la presea de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024?

Así fue la premiación a Stefano Peschiera tras ganar el bronce en París 2024. (Video: ATV)
Así fue la premiación a Stefano Peschiera tras ganar el bronce en París 2024. (Video: ATV)

“Es un deporte que ya viene en la familia por generaciones. Mi tatarabuelo trajo una de las primeras embarcaciones de vela al Perú. Luego, mi abuelo continuó con la tradición, pero a nivel recreacional en un velero antiguo que tenía. En ese mismo velero me sacaban a pasear de chico en Ancón. Casi siempre era la época de verano y así pasó esa pasión a mí”, recordaba Stefano en una entrevista con el diario ‘El Comercio’.

Stefano Peschiera Loret de Mola nació en Lima el 16 de enero de 1995 en el seno de una familia de tradición velera que le inculcó el deporte desde muy niño, cuando su madre lo inscribió en una escuela de vela y empezó rápidamente a demostrar sus condiciones.

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“Mi mamá me inscribió en la escuela de vela el Yacht Club de Ancón de veleros optimist, que son los juveniles, botes chiquititos, que hice hasta los 15 años a un nivel bastante competitivo. Ahí es donde aprendí y me formé. Fue como la cantera y luego pasé a navegar en láser y el ILCA 7, que es lo que hago hoy en día”, añadió en la misma nota de hace algunos años.

En una entrevista que le realiza la revista Regatas en 2015, tras su clasificación a los Juegos Olímpicos Río 2016, afirman que Peschiera “saluda con la mano derecha, escribe como diestro y almuerza con la izquierda”. Eso quiere decir que es ambidiestro, tiene la habilidad de manejar ambos perfiles, pero este detalle no lo supo Stefano de niño.

En la modalidad laser, un velerista tiene la opción de navegar de dos maneras cuando la vela va contra el viento. De esta manera, uno se percata si el deportista es diestro o zurdo. La cualidad de Stefano al manejar ambos perfiles se vuelve parte de muchos veleristas a lo largo de sus entrenamientos.

Peschiera recibió el bronce en Paris 2024. (Foto: Team Perú - COP)
Peschiera recibió el bronce en Paris 2024. (Foto: Team Perú - COP)

TUVO QUE IRSE DEL PAÍS

Con el paso de los años, Stefano se dio cuenta que, si quería triunfar en la vela, tenía que despedirse de Lima por bastante tiempo para desarrollar campamentos y cumplir con diversos torneos internacionales. Cuando dejaba la adolescencia para convertirse en un adulto, Stefano viajó a Charleston, Carolina del Sur, lugar en el que desarrolló su carrera universitaria alternando sus viajes deportivos. La vela lo llevaba de España, a Francia, luego a Italia, Holanda y podía terminar una gira en Inglaterra o Australia.

“He tenido un montón de altos y bajos y creo que todas me han marcado y han hecho que hoy en día crezca, sea quien soy y consiga lo que lo que he conseguido. Pero mi clasificación a los Juegos Olímpicos de Río considero que marcó un antes y un después en mi carrera. Fue ahí en donde de verdad me volví profesional del deporte y decidí que iba a vivir de esto hasta cierta edad”, comentó el medallista de bronce.

LLEGARON LOS ÉXITOS

Tras clasificar a Río 2016, por entonces con apenas 21 años, Stefano se tomó en serio entonces lo del deporte y comenzaron a llegar uno tras otros sus primeros logros. Fue medallista de oro en los Juegos Bolivarianos de 2017, campeón sudamericano en 2019 y 2022 y obtuvo la presea dorada en los Juegos Panamericanos de 2023, en Santiago.

Claro, todo aquello Stefano lo ha logrado con el casi nulo apoyo del estado y más bien gracias al esfuerzo de su familia y de sus auspiciadores.

“No es fácil. Es un deporte muy caro. Al principio tuve el apoyo del club. No eran demasiados los viajes que se hacían; las competencias eran más a nivel nacional, por lo que los desembolsos económicos no eran tan grandes. Cuando empecé a conseguir títulos nacionales y a viajar a campeonatos internacionales, si bien siempre hubo un pequeño apoyo del IPD, mi familia me tuvo que ayudar bastante al principio. Luego, ya cuando empecé a conseguir títulos más importantes en la clase olímpica, los del IPD empezaron a tomar más las riendas y hoy en día completo todo mi presupuesto con la ayuda de la empresa privada también”, señaló.

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