Por Herbert Holguín - Enviado Especial
Desde Venezuela
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"¿Quién ha venido, que hay mucho bochinche en el hotel?". Esta es la pregunta de un curioso en el centro comercial en el que se ubica el Hotel La Cascada, en Maturín. A 24 horas del partido entre la y su par , la indiferencia es grande frente al encuentro. "Es que tienen la cabeza ocupada en mil cosas, mi amigo, eso se entiende", nos dice la vendedora de camisetas 'vinotinto', en los exteriores del Estadio Monumental de Maturín.

La capital del Estado Monagas no tiene tiempo para el espectáculo del deporte. Es azotada por los problemas que en Venezuela son moneda corriente, pero que asombra a todo extranjero que llega aquí y hace que los peruanos evoquemos el terror de épocas no tan lejanas. Necesitas cargar 60 billetes de la máxima denominación para poder pagar un almuerzo promedio. El último fin de semana fue el más sangriento del año en esta ciudad: hubo al menos nueve personas asesinadas. Hay fiscales en cada panadería, grande o pequeña, (sí, fiscales) para supervisar que se emplee la harina en un tipo determinado de pan; si es que la usan para algún dulce o postre, el negocio puede ser expropiado por el Gobierno.

Que este Estado sea el que más petróleo tenga debajo de su superficie, en el país más rico del mundo en petróleo, o que tenga uno de los estadios más modernos de América Latina, donde se jugará mañana el Perú-Venezuela, son apenas dos duras ironías de la realidad del venezolano de a pie que hemos visto en esta ciudad.

El hotel Las Cascadas, donde se hospeda la selección peruana, está al final de un amplio complejo de tiendas y juegos. Por las noches parece una ciudad fantasma, solo recorren los iluminadísimos pasillos algunos empleados y agentes de seguridad. Uno de las pocas personas que van, más por matar el tiempo que para comprar algo, fue quien preguntó por los ruidos de buses que llegaban al hotel.

Ese es el contexto en el que la selección peruana jugará hoy un partido que le permita poder respirar un poco más por sí solo. No hay promoción alguna del partido en toda la ciudad, por cierto. En lo deportivo, la blanquirroja busca demostrar que las opciones que tiene son por mérito propio y no por haber ganado los puntos del partido ante Bolivia en mesa. Venezuela, por su parte, busca crecer y ganarse la confianza de su público, darle una sonrisa en medio de un horizonte incierto.

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