Jefferson Farfán y Paolo Guerrero son hermanos de sangre y fútbol. Cuando Perú explotó con el grito del primer gol, la ‘Foquita’ se ‘abrazó’ al capitán de la selección peruana. Con la camiseta ‘9’, llorando, cayendo de rodillas y besando el suelo. “Esto va para mi compadre, con mucho amor”, dijo ‘Jeffry’. Un cuadro de emoción que se remonta a cuando ambos tenían 12 años.
Se conocieron en el colegio ‘Los Reyes Rojos’ y jugaban en las menores de Alianza Lima. Se hicieron inseparables, compinches e incluso se ‘tiraron la pera’ un par de veces, por lo que fueron castigados sin jugar un clásico contra Sporting Cristal.
Nunca jugaron juntos en Primera con la blanquiazul. El ‘Depredador’ fue a las inferiores del Bayern Munich, la ‘Foca’ emigró después al PSV Eindhoven holandés. La única vez que fueron ‘enemigos’ fue cuando Paolo Guerrero firmó por Hamburgo y Jefferson Farfán defendió al Schalke 04 en Alemania.
En selecciones sí compartieron todas las divisiones menores hasta llegar a la absoluta, en el 2004. La confianza es tanta que bromean en transmisiones en vivo, reportajes y demás. “Los amigos son la familia que uno escoge. Es el hermano que no he tenido”, dice Jefferson Farfán. Y lo demostró en la clasificación histórica al Mundial.
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