Indignado. Paolo Guerrero lideró las protestas de los jugadores del Inter tras la conquista de Léo Cittadini que estiró la ventaja de Atlético Paranaense en la final de la Copa de Brasil, complicando los intereses del Colorado.
Los reclamos del atacante nacional y compañía se originaron a los 24 minutos de la revancha entre ambos equipos por el título del certamen, ante un supuesto error de criterio arbitral.
La anotación del Furacão no solo sorprendió a los dirigidos por Odair Hellmann, que criticaron la omisión de una falta previa al gol de Cittadini. El juez principal del compromiso decidió dar continuidad cuando la jugada parecía detenerse, a pesar que un jugador del Paranaense se encontraba tenido en el césped.
Gracias al polémico tanto, Paranaense amplió a 2-0 su diferencia sobre Inter en el marcador global de la final de la Copa de Brasil.
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