Mi gente de ‘La Fe de Cuto’, seguimos imparables. Tras una reveladora primera entrevista con Martín Hidalgo, ahora te traemos la segunda parte de la íntima charla en la que sigue haciendo impactantes revelaciones. Su etapa en Cienciano, la final con Inter y mucho ‘agüadito’ más.

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Empezamos con la segunda entrega de Martín Hidalgo en la que cuenta cómo fue que vivió la decisión de no afrontar la final del Mundial de Clubes con camiseta de Internacional de Porto Alegre debido a una lesión.

Finalmente, nos cuenta cómo afrontó el retiro y su dura etapa en Cienciano llena de problemas económicos. Arrancamos, mi gente. No se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.

¿Cómo llegas a Inter?

Me voy prestado a Inter. A nosotros como equipo, como Libertad, tuvimos una Libertadores espectacular. Enfrentamos a River en cuatro oportunidades y las cuatro veces le ganamos. Más de medio equipo de La Libertad eran jugadores de la selección uruguaya, había un equipazo, mi técnico era el Tata Martino, un tipo muy metódico, un tipo que en todos los entrenamientos llamaba 15 minutitos a la línea de atrás y trabajábamos, cosa que llega el momento y salíamos y se acababa el tema... una sincronización... era un trabajo para llegar a una semifinal de Libertadores, que nos elimina el Inter por un gol, al final ellos nos ganan e Inter llega a la final con Sao Paulo e Inter sale campeón, eso fue en julio y ahí nomás, a las dos semanas, yo me voy para Inter. El técnico me pide prestado porque el lateral izquierdo de Inter en ese momento Jorge Wágner, a él lo venden para Alemania, el técnico me dijo que el lateral derecho que ellos tenían, Miroslaw Siara, que ya lo habían contratado para ir al Paris Saint Germain, era uno de los mejores laterales derechos del fútbol brasileño, a él lo que le gustó cuando lo enfrento es que yo también tenía mucha ida y vuelta. Nos dábamos igual y es lo que al tipo le gustó de mí. Es por eso yo llego a Inter a préstamo, por un año, luego se amplía a tres mesecitos más que es cuando yo llego para completar el torneo el Brasileirao y para ir a jugar el mundial de clubes. Nos vamos al mundial de clubes en Japón, y nos fuimos como 15 días antes del partido inicial, hicimos una minipretemporada de cinco días y ahí fue como que más suave.

Martín Hidalgo como parte del Inter de Porto Alegre que salió campeón del Mundial de Clubes. (Difusión)
Martín Hidalgo como parte del Inter de Porto Alegre que salió campeón del Mundial de Clubes. (Difusión)

Ahí sentí una molestia en el posterior, llega el partido y terminamos ganando, nos da la chance de clasificar a la final, a esperar la llave entre el América de México y el Barcelona. En el minuto 80 una jugada de afuera, yo engancho, me meto, amago que voy a dar el pase, saco donde voy a pegarle al arco y la pierna de apoyo... sentí el tirón, continué, terminé y chau. Me sacaron la resonancia y me salió 55 milímetros por dos y medio de profundidad, yo estiraba la pierna y sentía un ardor... tenía como seis días para el partido del final. Ocho de la mañana, dos de la tarde, siete de la noche, yo metido en el hospital con los fisios en terapia. Si me mejoré pero habían movimientos que no podía. Llega el día del partido, el profe da la charla y me pone en la alineación. Hicimos el calentamiento adentro y me dolía, corría, hacía un movimiento y me dolía. El preparador físico me dijo, ‘¿te duele no?’, pero yo quería jugar. Me dijo, ‘Martín, la gloria va ser para todos, no va ser para que hace el gol y no va ser para los 11 que estuvieron, la gloria es de todos, tú estás regalando, habla con el profe’. Yo no quise, seguía calentando hasta que me llama el técnico, me dice ‘yo te pongo, pero si yo te pongo es un cambio menos que tenemos y no me sirves, vas a salir campeón, porque vamos a campeonar, vamos a ganar, tú quédate tranquilo’. Yo en ese momento empecé a llorar, peleé tanto para estar ahí, era una impotencia muy grande. Me tocó aceptar, mis compañeros me abrazaron y al final se logró, terminamos ganando 1-0 al Barcelona y el técnico me miró y me dijo ‘yo te dije que íbamos a ganar’ y luego vino el preparador físico y me dice, ‘te dije que la gloria es de todos’. Él me normalizó, las sensaciones comenzaron a ser distintas. Cuando salen campeones de la Libertadores, ellos tenían arreglado un monto con el club, pero dijeron que el premio total de la Libertadores querían que nos lo entregaran ahora y el premio del mundial, vamos cincuenta cincuenta. Mira su seguridad. Los que jugadoron Libertadores se llevaron más plata que los que jugaron el mundial. A mí me tocó poco porque yo estaba en otro club, pero vamos a su seguridad. No me acuerdo cuánto me tocó.

Martín Hidalgo consiguió el Mundial de Clubes en el 2006 con Inter de Porto Alegre
Martín Hidalgo consiguió el Mundial de Clubes en el 2006 con Inter de Porto Alegre

¿Fuiste con Libertad dos veces campeón?

Sí, había mucho equipo y es un clubsazo, Libertad es como decir Sporting Cristal acá, un equipo súper ordenado, serio, todas las comodidades, cualquier futbolista te diría déjame en Libertad.

¿Una anécdota con el Tata Martino?

Tata es un estratega muy táctico. Cuando yo estaba en Libertad antes del Tata había un técnico que se llamaba J.J. López, muy reconocido, a él le gustaba mucho que yo vaya ida y vuelta, pero el Tata siempre me decía: ‘Recuerda que tú primero eres un defensor. Para defender no necesitas ser un defensor, necesitas ser inteligente, porque hay muchos defensores que no saben marcar, pero tienen intuición y mucha voluntad, así que tienes que ser inteligente y saber que puedes quitar a la marca, y la primera que te aseguro es la ubicación. Yo necesito que tú ataques, pero necesito que tu sitio sea un bypass, quiero que vean a un tipo sólido defensivamente y una bestia para atacar. Yo necesito que tú seas aplicado’. Al final se te simplifica, él me decía: ‘Martín, siempre se juega de atrás hacia adelante, se marca de atrás hacia adelante’. Él fue quien me comenzó a ubicar más defensivamente.

Martín Hidalgo disputó 3 Eliminatorias con la Selección Peruana. (John Virhuez/USI)
Martín Hidalgo disputó 3 Eliminatorias con la Selección Peruana. (John Virhuez/USI)

¿Cómo llegaste a Gremio y cómo fue tu experiencia en Brasil?

Casi tres años en Porto Alegre, fui con la familia, es más, yo llego a Inter y ya luego que salimos campeones del mundo, lograron su Copa Libertadores, mi préstamo terminaba, había una opción de compra y el presidente de Libertad pide un monto muy alto, el Inter dijo que no. Al final no se llegó a ningún acuerdo y yo me tuve que regresar a Paraguay porque tenía contrato con Libertad. Habrán pasado 10 días, y el jefe del equipo entra al vestuario y me dice que el presi me estaba esperando en su oficina. Fui, estaba el presidente, me saluda, y estaba sentado dándome la espalda Rodrigo Caetano, gerente deportivo de Gremio y otro directivo más, no me acuerdo el nombre. Me paro al costado y me dice ‘es que han venido por ti, es una petición del técnico’, yo no sabía quién era el técnico y me dice, Mano Meneses, cosa seria, el presi me dice si me interesaría voler para Porto Alegre y me digo que sí, pero no dependía de mí, dependía del club. Me dijo, ‘ya está cerrado todo y ellos van a pagar el préstamo y ya está’. Eso habrá sido 12:30 del día, Rodrigo Caetano me dice ‘nos vamos esta noche’. Al final fue así, es más, yo llego a Gremio ganando el doble de lo que ganaba en Inter, el presi me dijo ‘eres campeón del mundo, campeón del mundo no gana poco y han pagado el préstamo por un campeón del mundo, no por cualquiera, Inter no quiso pagar, pero ellos sí’. Esa noche me fui a Porto Alegre... para qué llegué... fue fuerte. Es como que en el Callao esté la U y el Alianza dividida 50 y 50 la hinchada, fue como que me fui con el archirrival. Lo que luego le duele al Inter es que nosotros jugamos la recopa sudamericana, que también la ganamos, casi en un año Inter logró tres torneos, Libertadores, Mundo Fifa y Recopa Sudamericana y Gremio nada más había sido campeón del mundo años atrás una vez. Y pasarte de este equipo en 10 días a este equipo... yo tres meses andaba con seguridad, viví en el mismo departamento pero tenía un carro con seguridad, donde iba no sabes lo que me decían ‘traidor, hijo de puta, eres lo peor’. Me tocó salir en conferencia de prensa y contar cómo habían sido las cosas, no fue porque yo quise. Calmó la vaina pero cuando me tocaba jugar de visitante, asu madre... Yo hacía mi lista y le daba al seguridad, yo no salía, me recogía un carro del club y me dejaban en mi casa. No fue fácil. Esa gente de Inter es bien pasional, el hincha brasileño es pasional, yoísta.

¿Luego vuelves a Libertad?

Vuelvo a Libertad el último año, bien espectacular. Luego me voy a Táchira para jugar Copa Libertadores, la pasé muy bien, no me puedo quejar, si bien habían sus problemitas, era una ciudad bonita, tranquila, no tuve ningún tipo de problema, me cumplieron siempre, estoy muy agradecido con el club por abrirme las puertas pero llegué con un problema de rodilla fuerte, me sinceré, jugué todo lo que pude hasta donde aguanté. Al final me vengo y creo que me voy a Melgar, en Melgar estuve con Jean Ferrari. Fueron momentos lindos en Arequipa, la pasé bien y luego fue Cienciano, ahí pasé las de Caín.

Hidalgo dice que a Cienciano le cuesta ganar y que irán a la iglesia para dejar de padecer
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¿Por qué la pasaste mal en Cienciano?

Yo entre Cristal y Vélez, me fui a Cienciano con Juvenal Silva. Me encuentro con Juvenal en el Jockey Plaza, yo llego, estaba ahí y me dio un sobre con plata, me dijo que ahí adentro también estaba mi pasaje y me dijo que mi vuelo salía mañana a primera hora para Cusco. Cuando llego a mi casa, abro el sobre y me había dado cinco mil dólares. Llego a Cusco y empiezo el entrenamiento, al quinto día Tommy Pinieri me llama para decirme de una posibilidad en Vélez, que ya estaba todo para que vaya, a mí ya me habían dado el dinero, hablo con Tedy después de entrenar y me dijo que vaya, lo llamo a Juvenal, fui a su oficina y le conté, él me preguntó qué quería hacer, yo le dije que quería irme pero también le había dado mi palabra y él me habían dado el dinero. Me dijo que como hincha del Cienciano quería que me quede pero que no podía ser tan malo de no dejarme ir. ‘Anda nomás’ me dijo. Me dijo que fuera tranquilo, que no pasaba nada. Suerte que yo había llevado la plata, saqué el sobre y cuando volví a la oficina le di el dinero al presi, me dijo que no, que cómo lo iba devolver. Al final me recibió y me dio un abrazo, firmé, me dio el documento y al otro día me voy a Lima y luego a Buenos Aires. Mucha gente me decía que Juvenal Silva era así así, pero conmigo no, conmigo nunca se portó así, yo agradecido con el señor, él tuvo mucha consideración conmigo cuando podía haberme hecho pagar por no cumplir el contrato, pero me dejó ir.

Habían muchos problemas económicos, nosotros llegamos a vender rifas en la calle, nos donaron dos carros y eran para las rifas y esa plata era para nosotros. Al final nos terminamos yendo con cuatro meses sin cobrar, en su momento yo me peleé fuerte con el presidente, es que nos daba el cheque para cobrarlo al día siguiente y al día siguiente el cheque rebotaba. Salía de entrenar y me iba al banco, me decían que no tenía fondos, pedí que me lo sellen, me sellaron con miedo y en la tarde no fui, me iba al banco otra vez con el mismo cheque, no tenía fondos, pedí que me lo vuelvan a sellar, quería ir a la comisaría a poner una denuncia por estafa. Me lo selló, no fui a la oficina. Fui a hablar con el presi, le pregunté ‘para qué ha venido... ¿ha traído dinero?, acá la gente está necesitando su dinero. Su obligación es conseguir el dinero y la nuestra es entrenar y sacarnos la mugre’. Me dijo, ‘pero señor, usted tiene plata’, le dije, ‘pero eso qué importa, encima me está dando cheques sin fondo. Cuando tenga plata ahí recién venga, porque acá nos emocionamos y para qué es, mejor no venga y así vamos a estar bien’. Al final se fue, ahora me llevo bien con el señor, un día en su oficina intentó silenciarme con plata, pero le dije que acá somos todos. Al final, estábamos todos en los partidos en el camarín y nos tocaba el portón, salía cualquiera y entraba una señora, una mamacha o un tío y sacaba bolsas con plata toda enrrollada con monedas y todo, la gente se solidarizaba así. Poníamos la plata en el piso y nos la repartíamos entre varios, a veces yo me llevaba a algunos para comer o vivir en mi casa. Al final cumplimos con nuestra misión, salvamos la categoría, jugamos el último partido en Cusco con Alianza Sullana, terminamos ganando y salvamos la categoría, quedamos en primera y nos fuimos con cuatro meses sin cobrar.

¿En el 2000 jugaste en los Caimanes de Puerto Eten?

Estaba con una banda yo, una banda bien bacán. De verdad fue increíble, igual con sus problemas y sus cosas pero bien. Eso fue en el 2012. Un equipazo. Y se logró.

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¿Te costó dejar el fútbol?

Sí, claro, nosotros nacimos para lugar al fútbol, es como que te quitan no sé si la mitad o toda tu vida pero te quitan lo que para nosotros nacimos. Me costó asimilar y no hace mucho. A veces uno se levanta, se siente fuerte, pero los años pasan y pesan, en mi caso el tema de lesiones, pero hay que reconocer que todo tiene su momento, uno se queda con los mejores recuerdos, con lo bonito, lo malo, lo feo y sobre todo, lo que uno dejó. Llegamos por la puerta grande y es por donde todos queremos salir, y doy gracias a Dios que sitio donde yo he estado siempre he salido bien. No sé si me hubiera sentido cómodo en cualquier otra profesión, no creo, ya está y disfrutar lo que uno ganó, ya es de uno, ya queda para uno mismo, para su satisfacción.

¿Ahora a qué te dedicas?

Yo estoy titulado como entrenador, pero también como gerente, gestor y administrador deportivo, tuve la oportunidad de estar en Sport Boys, agradecido con la señora July Herrera, con Puchungo también que fue quien me ayudó a estar en Sport Boys, un club en el que aprendí mucho, yo hace mucho años dije que soy hincha del Boys por mi familia, por mis padres y abuelos, pero también tengo un cariño muy grande por Cristal, no soy hincha pero sí me creo hincha de Cristal, pero soy rosado de corazón, siempre lo he dicho.

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