Las historias de futbolistas siempre son buenas, muy buenas. Entre ellas, los errores que no volvería a cometer, es que siempre son esos ‘arrepentimientos’ que salen con una carcajada. Ellos saben que los volverían a realizar, porque lo que sucedió producto de esa decisión, fue inolvidable. Osvaldo Araujo fue un goleador de los años 90 y hoy, que es técnico de fútbol, repasa su historia y sus días en . Obviamente, las palomilladas con y una anécdota singular con . ¡Imperdible!

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ACEPTAR UNA INVITACIÓN DE ‘CHEMO’...

En 1991 fuimos a Chile a enfrentar a Colo Colo. jugaba en la U. Católica y cuando acabó el partido nos invitó a una discoteca de Santiago. Fuimos los más experimentados y entramos a un lugar bien elegante. Sonó la música, empezamos a bailar.

De pronto viene José asustado, diciendo que debíamos irnos: “Acá no hay mujeres, todos son hombres”, nos dijo. Creo que quiso ir de avance y se encontró con una ‘sorpresa’.

VIAJAR CON CARLOS MARROU...

Regresando de un partido de Chile, luego de 20 minutos de vuelo, el avión empezó a temblar, parecía un terremoto y todos estábamos con la psicosis de la tragedia del . En eso volteo y encuentro a Carlos Marrou, quien llevaba siempre las fotos de sus hijos, mirándolos con cara de despedirse. ¡Así de trágico y resignado!

Mi compadre ‘Balán’ se alteró y le gritó: “¡Qué te pasa hue..., estás llamando a la muerte!”. Le quitó ese álbum de fotos. Tuvimos que regresar al aeropuerto y Ricardo Bravo dijo: “Te juro que me vuelvo por tierra”.

LLEVAR A ‘PUCHUNGO’ DE ‘CHALECO’...

Una noche estábamos concentrados con la ‘U’ y , que estaba suspendido, se fue a bailar por el hospital de ‘Neoplásicas’ en Surquillo. Parece que estuvo con alguien que no debía y una ‘mancha’ lo sacó ‘arrancado’. Nos fue a buscar al hotel y pidió que lo acompañemos a poner en su sitio a los malcriados.

Fuimos el ‘Puma’, ‘Ormeñito’, el ‘Sargento’ Saavedra y yo propuse a ‘Puchungo’, que por ser ‘chalaco’ y palomilla, se sobreentendía que era parador.

Alfonso se puso al volante, llegamos y cuando bajamos todos me dijo: “Yo me quedo a avisar si viene más gente”. Me decepcionó, pero cuando salimos, estaba con el motor prendido y nos sacó volando.

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APOYAR A UN TÉCNICO...

Al ‘Cabezón’ Cubilla lo tuve en Melgar. Como no le iba bien, me buscaba y decía: “Habla con tus compañeros, no quieren jugar. Llama a Jesús Torrealva para que me defiendan”. Un día lo echaron y cuando salía en un vuelo con el equipo, se apareció.

Subía al avión y me gritaba: “¡Arma un comunicado, firmen todos pidiendo que me quede!”. A los que criticaba y acusaba de jugar para atrás, ahora pedía que lo ayudasen. Le dije: “Ya te botaron, pues profe” y me subí a la nave.

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NO VOLVERÍA A COMER PERRO

Me llevaron a un club de la China. Fui a dirigir a un equipo de menores. Como era extranjero, me daban casa y alimentación. Me llevaron a comer a un restaurante y servían varios platos en una especie de mesa giratoria.

Cuando me tocó saborear una carne deshilachada, la pasé y me pareció rico. Y como allá estaba con un traductor, me vio y empezó a reírse. Le pregunté qué pasaba y su respuesta fue: ‘Acabas de comer perro.

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