¡Mi gente! Luis Alberto Guadalupe Rivadeneyra, reportándose. ‘La fe de Cuto’ es el programa que ustedes esperan todas las semanas. Hemos tenido al ‘Loco’ Vargas, Waldir Sáenz, ‘Puchungo’ Yáñez, ‘Chiquito’ Flores, Paolo Maldonado, Juan Jayo Legario, Carlos Lobatón y más. ¡Y los que se vienen, mi gente! Ahora, ahora tuve el honor de entrevistar a Sergio ‘Checho’ Ibarra, el futbolista que más goles ha marcado en el fútbol profesional peruano. Y un gran ser humano, hasta a sus enemigos les cae bien.
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El ‘Checho’ pasó por varios equipos, ha metido goles de izquierda, derecha, de muslo, de espalda, de nuca, de hombro, de oreja, de nalga, como sea. Él mismo lo admite y nos deja una lección: si conoces tus limitaciones, podrás conocer también tus cualidades y las podrás explotar. ¡Apunten, sobrinos!
Los equipos por los que jugó y en varios repitió el plato: Sportivo Atenas (Argentina), Ciclista Lima, Alianza Atlético, Deportivo Municipal, Sport Boys, Deportivo Wanka, Águila (El Salvador), Universitario, Unión Huaral... ya me cansé.
Sigo: Estudiantes de Medicina, Club Cienciano, Qingdao Zhongneng (China), Once Caldas (Colombia), José Gálvez, , FCB Melgar, Juan Aurich, Sport Huancayo, José Gálvez y San Simón.
‘Checho’ es leyenda vida. Nació en Río Cuarto, en Córdoba (Argentina), pero ya es patrimonio nacional. Sus duros inicios, su historia de amor digna de película y las anécdotas por toneladas, todo eso lo tenemos aquí, mi gente.
Comencemos con Sergio ‘Checho’ Ibarra en ‘La fe de Cuto:
Sergio, cuéntanos tus inicios en el fútbol en tu natal Río Cuarto, Córdoba, Argentina...
Tenemos una forma de hablar medio charapa. Es más, cómo será que la gente que trabaja en el canal me preguntaba si realmente yo era de Moyobamba. Les digo, soy cordobés, hay mucha gente que ni sabía de dónde era, además el dejo cordobés es parecido al de la selva, pero no, yo soy de Rio Cuarto, al sur de Córdoba, una ciudad que se llama Río Cuarto, tiene 1 millón y habitantes.
¿Y el fútbol, cómo empezaste?
Empecé ahí a jugar de ‘cebollita’, a los 9 años, y a los 13 años ya me voy a probar a un club. Pero para llegar desde Río Cuarto tenías que pasar por lo menos 4 campeonatos. O sea pasabas liga, que era donde estabas, una “Copa Perú, digamos, la segunda y de ahí venía la profesional. Entonces yo en ese tiempo me voy a probar a los 13 años a Atenas de Córdoba, Atenas de Río Cuarto, entonces quedó en Atenas y hago todas las divisiones inferiores hasta que a los 16 año debuto en primera.
¿En qué posición iniciaste?
Siempre de 9, desde los 9 años, siempre 9. No sabía hacer otra cosa, no marcaba, no era rápido, no tenía habilidad, no tenía técnica, solo hacía goles, no más. Mi abuelo me decía “¿cómo has hecho?, jajaja…
Perdón que te interrumpa, me has hecho acordar cuando el finadito Peredo decía: Checho métete al área, consejo de pata.
Creo que de ahí nace el consejo de patas por mí me parece...
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‘Checho’ y te metías al área y metías unos cabezazos impresionantes, ¡tu técnica!
Sabía yo de las debilidades que tenía en el fútbol, yo de cebollita era el goleador siempre, entonces mi abuelo me lleva a probarme en Atenas de Río Cuarto. Voy a probarme y hago goles, en la prueba hice un montón de goles porque eran como 5 o 6 partidos y hacía goles, goles, goles y me quedo, me registran en Atenas de Río Cuarto. Entonces, ahí te agarran los técnicos y te empiezan a pulir: “bueno, este tiene la intuición, que la pelota le llega, le falta la pegada, falta la técnica, falta la habilidad, falta todo esto entonces hay que pulirlo”. Y a los 13 años, allá en Argentina te empiezan a pulir: primero el cabezazo, aparte yo ya era alto para esa edad, para esa categoría y empezamos a pulir el cabezazo. De ahí empiezo a mejorar o a hacer mejor el cabezazo que la pegada, que la habilidad o que el dribling, lo único que me tenía que quedar era pegada con interior, interno, empeine, punta, uña, tobillo, tibia, peroné.
SERGIO IBARRA LLEGA AL PERÚ
¿Cuándo decides venir a Perú?
Yo debuté a los 16 años en la primera en Atenas que como te digo era un fútbol amateur porque es un fútbol que recién ahí el campeón juega con otras ciudades, de ahí vas subiendo a la segunda, de la segunda vas a la primera. A los 18 ya era goleador del equipo. A los 18 viene Oliva Cacciatore, un empresario peruano a Río Cuarto, pero no era un empresario futbolístico, era un empresario que iba a hacer negocios, pero era muy amigo de los Nicolini que estaban en Universitario en ese tiempo, de Jorge Nicolini y Lucho Nicolini, en el 92. Lucho tenía a Ciclista Lima, entonces como era muy amigo le encarga a Casiantores, así se llamaba el empresario que fue allá, que si ve a un 9 joven, grandote, chocador, algo así, que le avise. Y al ser de Río Cuarto, Casiantores va a ver el clásico, era Estudiantes Rio Cuarto y Atenas Río Cuarto, entonces yo hago dos goles, ganamos 3-1 y él estaba viendo ese partido.
¿Y cómo fue el acercamiento?
Me preguntó mi edad, yo tenía 18 años recién, entonces fue y pagó 5 mil dólares, compró el pase.
¡Y eso era plata!
Claro. 5 mil dólares, yo ni enterado. Nosotros jugamos domingo y el lunes en la mañana, ya me habían vendido. El gordo Ferrarese, que luego vino a Perú y trabajó en Universitario, era mi técnico en Atenas de Río Cuarto. Él me hace debutar, entonces hablan con él, compran el pase en 5 mil dólares y me vende a Ciclistas Lima. Yo llegué el martes a entrenar con mi bolsito y mi bicicleta, voy donde el utilero y le digo: “Luifa, las cosas”. Y me responde: “¿Qué hacés, pibe, acá”.
¿Qué había pasado?
El utilero me dice: “¿No sabías, boludo, lo que te pasó? ¡Te vendieron!”. “¿Me vendieron a dónde?“, respondí. El utilero siguió: ”No sé a dónde te vendieron, anda al club, que vino un empresario y te compró el pase”. Así me enteré.
¿Tu primera salida fue aquí a Perú?
Claro, es más no había salido a jugar ni siquiera fuera de la ciudad porque todo el campeonato fue centralizado.
Fue duro para ti…
Por supuesto, imagínate, el problema era mi viejo, porque aparte de jugar yo trabajaba. Ahí en ese tiempo estaba trabajando en una farmacia de cadete, que te pedían los medicamentos y tú tenías que llevar.
Tipo delivery.
Eso, delivery. El cadete se llamaba allá. Ya llevaba dos años, ya me iban a subir de puesto. ¿Qué le iba a decir a mi viejo? Encima yo vivo en un barrio complicado allá, en el barrio Alberti, y el empresario andaba en un ‘Meche’ [Mercedes Benz] negro. Fuimos al barrio y le digo: “Señor, está seguro de que quiere entrar con este auto a mi barrio?“, jajaja. Llegamos a mi casa y estaba la salita, la pieza que ahí dormíamos todos, somos 4 hermanos, mi viejo, teníamos tres camas ahí y dormíamos todos juntos en un cuarto, y después en el patio. Cuando paramos con el ‘Meche’ salió mi vieja, se asomó y cerró la ventana, todo. Tuve que golpear y bueno, no estaba mi viejo, le dije a mi vieja lo que había pasado, mi vieja no quería saber nada. Después llegó mi viejo en bicicleta y dice: “¿Qué pasó?”. Casantore es un tipo de casi dos metros, bigote, felizmente estaba el gordo Ferrarezi que mi viejo lo conocía.
SERGIO ‘CHECHO’ IBARRA: EL INICIO DIFÍCIL, LOS GOLES FÁCILES
¿Y todo bien con tu papá?
“¿Qué hiciste ahora?”, me dijo. Pensó que era la policía. Y el gordo Ferrarezi empieza: “Copete, su hijo se va a Perú, así que tiene que firmar los papeles”. “No, mi hijo no se va”, le dijo. “Lo hemos vendido a 5 mil dólares”, replicó. Y mi papá: “¿Dónde se tiene que firmar?”, jajaja. Te juro que fui el último en enterarse, fue todo rápido, fue todo difícil, no había salido nunca, yo soy el mayor de los hermanos, laburaba, tenía mis amigos, el barrio. Los que somos del barrio, la familia, te cuesta, encima yo llego en el 92, un año difícil para el Perú, porque cuando yo llego reventó la primera bomba en Tarata, yo estaba en Petit Thouars, en un hostal…
Ahí llegas por primera vez a Perú…
Estaba en mi cuarto y suena la bomba esa. Iba a volver caminando a Córdoba. Fue difícil, pero bueno, no había otra, era volver a llevar medicamentos o jugar lo que me apasiona. Así que a hacerse fuerte mentalmente.
Entonces, tú llegas a los 18 a Perú.
Exactamente, a los 18 llego a Ciclista.
¿Cómo te recibe el equipo?
Mira, estaba ‘Chompita’ Estay, que era el técnico, el chileno y estaban mira, Sergio Salazar que era el arquero, atrás jugaba Rigoberto Montoya, estaba el ‘Burrito’ José Ziani, estaba el tío Clavijo, estaba JJ Ore, pero cuando lo vi a J, la primera vez que entrenamos en Cantolao… Era un equipo de jugadores grandes, mayores. Me empezaron a presentar a los jugadores, yo tenía 18, era flaquito, cara de bebe, ahora sí estoy choclazo, pero en ese tiempo tenía cara de bebe, empecé a saludar a Sergio Salazar, que hasta ahora habló con él. Cuando empecé con Mejía, con Rigoberto, bueno empecé con el burrito Ziani, JJ Ore, eran todos jugadores de 40 años y Clavijo.
Mi tío parecía un dinosaurio cuando le marcaban…
Te amenazaba el tío Clavijo: sobrino váyase para allá porque si no lo mato, lo mato. Ese Ciclista eran todos jugadores de experiencia, jugadores que se estaban retirando y bueno, cuando me acercó al empresario que me había comprado, voy y le digo: “Señor, ¿este es el equipo?”.
Parecía el León de Huánuco de 2010.
No sabes lo que era, empezamos a jugar, no pudimos subir ese año, pero fue una experiencia linda porque me hice amigo con Raúl Mejía, con todos los chicos ahí. Me quedé un año ahí que era segunda división, no pudimos subir, tenía dos años de contrato y al siguiente año en el 93 no se permiten jugadores extranjeros en la segunda y me tuve que ir a buscar un equipo, ya no me quería ir.
Checho, tú me haces recordar al ‘Pirata’ Adrián Czornomaz, era una cosa, esa una ubicación que tú dices justo ese instinto.
El olfato, no te voy a mentir. Cuando a veces veo los goles me pregunto, te juro que me pregunto por qué, por ejemplo, esos jugadores que tienen la intuición, el olfato, todo eso. A veces no sabes cómo hacen los goles. Tú te preparas para cabecear, saber dónde cabecear, te preparan para atacar los espacios, el rebote, para definir cuándo va a darle con el pie, cuándo vas a darle fuerte, cuándo le vas a tocar, estudias a los arqueros. Pero cuando veo los goles me pregunto por qué justo cae la pelota ahí, cómo hice para definir eso. Yo, todas las definiciones eran de primera, porque era muy difícil de controlar, el control que tenía era cortito, entonces a veces uno se pregunta eso, yo siempre me pregunté ¿por qué he hecho tantos goles?
SERGIO ‘CHECHO’ IBARRA, GOLEADOR HISTÓRICO
Eres el goleador histórico. Waldir se ponía siempre celoso, siempre ha habido esa rivalidad de los goleadores.
Mira, él que te diga. Estaba ‘Cachito’ Ramírez que tenía 192 goles, de ahí venia él que estaba en actividad, entonces cuando yo vengo de Colombia, de jugar en el Once Calda, cuando regreso a mí me dicen: “‘Checho’ tu estas cerca de ser el goleador histórico, pero tienes que alcanzar a Waldir Sáenz”. Yo dije: bueno hay que darle. Empecé a darle y a Waldir lo tenía ahí. Yo lo alcanzo a Waldir, me llaman los periodistas para decirme que ya había pasado a Waldir Sáenz y tenía que ir por ‘Cachito’. Cuando yo le paso me dicen para hacer una nota con Waldir, yo dije que no hay problema. Pero me llaman otra vez y dicen: No, Waldir no quiso. Él había dicho que tenía un montón de goles, pero no lo habían contado.
Ay Waldir, mi goleador histórico siempre ha sido disforzado, no sabes todo lo que hemos tenido que hacer con mi gente de la Fe de Cuto para convencerlo.
Él era diferente, porque él sí sabía sacarse un rival, era muy inteligente, iba por los dos perfiles, definía con derecha e izquierda. Me quedaba picando y pum. Él sí tenía calidad.
Tu destino, eso no es casualidad…
Mira como es, yo voy a Sullana, me hacen pruebas, también me llevan a Querecotillo que está de Sullana más allá, si en Sullana hacia 42 grados, en Querecotillo hacia 47 grados no sabe lo que era, encima eran como 200 jugadores que teníamos que hacer la prueba ahí, nos hicieron jugar 4 partidos, las uñas de mis pies estaban achicharradas, las ampollas que tenía, hice como 7 goles, todos eran jugadores de ahí de la zona, todo chatitos, algunos estaban jugando descalzos.
¿No habrá estado Chiroque?
Chiroque llegó después. Ahí jugué 4 partidos y de ahí ya me quería ver Amoretti y me hacen contrato y cuando llega el Lander Aleman me hacen contrato por 4 años. Ya tenía 19 años y ahí donde...viste que a Sullana le dicen la Perla del Chira? Ahí me robe la Perla del Chira jajajaja. Me enamoré. Tú sabes que a mi público le gusta el aguadito, tú sabes que la pelotita es mágica.
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¿Cómo empezaron ustedes?
¡No, me costó tres meses, loco! Uno está acostumbrado a que el futbolista solamente “al toque, nomás”. ¡Estaba tres meses, no sabes las cremoladas que gasté, los helados que gasté, hasta que tuve que entrar por la suegra, me costó muchísimo. Cuando la conocí, era anfitriona, la vi en un supermercado y encaré al toque como cordobés, lo que pasa es que yo entro mal porque me voy de Ciclista de Lima a Sullana, estoy los primeros dos meses y la conozco y la veo. Y nosotros tenemos unas cosas que decimos allá que acá tienen otro significado. Entonces ella era anfitriona de una marca de cerveza, con su vaso de cerveza y me dice: señor usted quiere probar. Y me da el vaso de cerveza, entonces yo haciéndome el canchero le digo: “¿Escúchame pendeja, no estás muy pendejita para hacer esto?”.
Mi gente, todos los detalles y más sobre el Checho Ibarrá en ‘La fe de Cuto’, en el video, Compartan, dispersen la fe. Porque ya sabes, la fe es lo más lindo de la vida.