Mi gente de ‘La Fe de Cuto’, luego de la charla emotiva con Edwin Retamoso, les traigo una reflexiva entrevista con Alexander ‘Wally’ Sánchez, exjugador de Alianza Lima que abre su corazón y nos cuenta la lucha de vida que tuvo que afrontar antes de debutar en primera división.
‘Wally’ Sánchez nos cuenta el origen su apodo, en honor al ídolo blanquiazul Waldir Sáenz. Además, confiesa como nunca antes las penurias con las que tuvo que batallar en su infancia en La Victoria.
Finbalmente cuenta anecdotas con Jefferson Farfán, Paolo Guerrero y los hermanos Guizasola, cuando estudiaban en el Colegio Los reyes Rojos. Finalmente, revela que jugar en el Mundialito de El Porvenir le cambió la vida. No se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.
¿Quién te pone tu chapa arrocito y por qué?
Fue el tío Lalo Archimbaud. En un partido en Matute me dijo ‘arrocito’... yo no entendía. Yo empecé con Arañita, Wally, tenía más chapas. Me explicó que me puso arrocito porque ya tenía ‘el bisteck, me faltaba el arroz’. A Constantino no le gustó, le dije ‘cómo le vas a poner esa chapa’, pero fue buena, mi tío Lalo tuvo la precisa, mi tío es el mejor en eso, calientita.
¿Quién te pone Wally?
Para mí esa es la mejor historia de mi vida. Desde muy chico jugué en la pista, en el barrio, yo era hincha de Alianza, en La Victoria. Jugaba con mis amigos y decíamos, ‘tú eres Wally, tú eres Muchotrigo’ y así, jugánamos a ponernos chapas de los jugadores de Alianza. Yo me quedé con Wally por Waldir Sáenz. Nosotros hemos visto a Waldir en su mejor momento, de goleador, para mí es un ídolo. Cuando llego a Alianza a menores, ya me conocían con la chapa de Wally, ahí empieza la historia, me quedé con Wally, rara vez me dicen Alexander.
¿De qué barrio eres?
De Las Américas, la cuadra 9, esa es mi zona. El barrio de mi señora es La Pólvora, ahí nomás está, ahí me crié también, somos de la misma zona, nos conocemos desde chiquitos. Uno no puede dejar sus raíces. Mi hijo, el segundo, le gusta la calle, el mayor es distinto, vive su mundo. El segundo me hace acordar a mis inicios, es mataperro como yo, yo me desaparecía de mi casa, me iba a las 10 de la mañana y no veía hasta las 11 o 12 de la noche.
No te creo...
Me sacaban la con...
¿Dónde te ibas?
En ese entonces me iba a cuidar carros, me iba a limpiar, todo el día chambeaba, fue un tema bien jodido para mí, mis inicios han sido jodidos, mi mamá nunca quiso que juegue fútbol.
¿No quería?
Mi mamá me amarraba a una carreta que había en un callejón porque yo me desaparecía, yo paraba en todos los barrios. Cuando yo inicio en menores en Alianza, yo cuidaba carros en la sanguchería Palermo de chibolo porque antes estaba en tío Yunko y su hijo jugaba en Alianza, César, yo paraba con él. Yo cuidaba carros ahí hasta las 11 de la noche, me iba a mi casa con mis 10 solcitos, era plata en esa época, el menú costaba dos soles en ese tiempo, pagaba el menú de mis hermanas, el de mi mamá y al otro día me iba al Mercado Palermo a cuidar carros en la mañana.
Cuidabas y limpiabas...
Pagaba siempre la comida de mis hermanas. Los fines de semana sí me gustaba jugar. Eso me marcó bastante. Mi mamá también tuvo una época muy complicada, se metió al vicio, por eso yo comencé a trabajar desde muy niño,
¿Cuántas hermanas tienes?
Yo veía por mis dos hermanas, una mayor y una menor. Mis inicios fueron bien complicados, me costó salir adelante, no tenía casa, dormía debajo de un carro, tiraba cartones para poder dormir, dormía en un edificio, esperaba que todos subieran a las 2 de la noche y me metía con un colchón y ahí dormía en cualquier pisa, otro día me iba a otro edificio.
¿Y tus hermanas?
Mis hermanas conmigo, mi mamá en su nota, ha sido bien jodido. En mi callejón, al fondo, hicimos tipo una cuevita, una casita con dos sábanas para poder dormir ahí, entre la casa de mi tía y de una vecina. También dormía en la casa de mi tía, nos dieron un tiempo alojamiento ahí. Fue jodido. Fui a Pisco a vivir, a Comas a vivir donde mi abuela, fue un tema bien complicado para mí pero gracias a Dios el de arriba pudo hacer que pueda salir adelante. Ahí viene la casa hogar de Alianza, eso fue como que alguien me puso un ángel del cielo, fue a cambio de nada, a cambio de que seas una mejor persona.
Debes de estar agradecido...
Yo jugaba en el barrio, llego a un equipo que se llamaba Unión San Borja, solo gente de barrio. El papá de mi amigo le explicaba a mi mamá que estaba jugando pero a mi mamá no le gustaba, estaba en su mundo...
Claro, no sabía...
Estaba en otra cosa, pero siempre ha estado con nosotros, en sus tonterías, en sus cosas, pero siempre ha estado con nosotros ahí... me sacaba la mier... me escondía debajo de la cama y me tiraba agua caliente, hasta con el cordón de la luz, uno no podía decir nada...
Qué pasó después...
Juego el campeonato de la Copa de la Amistad, en mi grupo estaba Alianza, San Agustín, Chapita Royal y un equipo de Chile y AELU, me toca el primer partido con Alianza, ahí estaba tu ahijado, Paolo... Nos ganaron 12-0.
¿12-0 les ganaron Alianza?
Pero uno marcaba la diferencia. Estaba como profe el ‘Cholo’ Castillo.
¿Te vio?
Como yo paraba en Palermo cuidando carros, yo he seguido en ese negocio hasta grande, en Alianza, me iba a cuidar carros los fines de semana porque salía para mis pasajes. Llego yo en la noche y el tío, el dueño de la sanguchería, le dice al Cholo, ‘este chico que cuida carros acá quiero que vaya a Alianza porque tiene condiciones’. Me fueron a buscar a mi barrio para decirme que vaya pero ya el profe se había ido. Yo no creía. Al otro día me encuentra el Cholo Castillo, llegó a la sanguchería, me dijo ‘mañana te espero en Matute a tal hora, anda nomás de parte mía’. Esa cancha era tierra, pampón. No fui. Jugué la otra fecha con San Agustín, perdí pero también era figura. Se me acerca el profesor para ir a San Agustín, me iban a dar colegio, podía ser. Ahí comencé a darme cuenta que ya no era uno, eran dos. Termina el campeonato y el Cholo me vuelve a decir que vaya, le dije que iba mañana. Eran pocos en el barrio los que estaban en Alianza. Fui, pero no tenía zapatos. Me compré esas zapatillas Estrellitas, un sol cincuenta costaba. Parecía que estaba en una pista de patinaje. Habían dos chicos de La Victoria que me conocían y me dijeron ‘Wally’.
Ya te conocían así...
El profe me dijo que fuera a entrenar todos los días, que me iban a apoyar. No tenía zapatos y una vecina, Salomé, que siempre le arreglaba su jardín, me llevó a comprar a Abancay mis zapatos, los Olímpicos, pagó 100 soles, en ese tiempo era bastante plata. Me compró mis medias y mis canilleras. Me iba con mi bolsita amarilla para llevar mis zapatos. Como estaba en el barrio me iba caminando. Ya a veces ya no iba a cuidar carros a la sanguchería, pero el tío me daba mi sánguche y 10 soles para mi pasaje.
¿Después que viene?
De ahí viene la escuelita, todos los lunes armaban una escuelita, era obligado, tenías que hacer tu tarea o aprender algo. El primer lunes que me toca a mí... llego y me preguntan en qué año estaba, estaba en tercero, se sorprendieron. Se comienzan a enfocar un poco en mí. Los Reyes Rojos mandaba a profesores a ayudar a las categorías
Qué lindo...
Me acuerdo que me pongo a llorar por primera vez porque no sabía, yo veía que mis compañeros estaban en otro año, a mí se me hizo bien difícil, me dio vergüenza, no quería ni ir a entrenar. Pasaron un par de semanas, un mes, y me dicen para ir a estudiar a Los Reyes Rojos, fueron a hablar con mi mamá, ella estaba en su mundo... en ese entonces yo ya había armado en mi callejón una chozita, ahí vivía con mi mamá y mis hermanas. Las vecinas le aconsejaron a mi mamá y ella entendió un poco. Me fui al colegio a estudiar. Me acuerdo que tenía el pelo largo y antes de ir al colegio me llevaron a Barranco a cortarme el pelo, me dejaron limpio.
Y después...
El primer día voy temprano, estaba asombrado, todos eran blanquitos, veía que la gente que llegaba al colegio llegaba con lonchera. Ya estaba Paolo, Roberto, Teo, César Yunko. Dennis, Walter, un montón de la 84. Me pegué a ellos pero yo entraba a tercer grado, por mi edad me metieron a cuarto. Gracias a Dios, Constantino nos daba nuestro quaker, nuestro pan, yo estaba viviendo en mi burbuja.
¿Ya no ibas a La Victoria?
Me costaba ir a La Victoria, mejor me quedaba en el colegio, si me daban comida, pero también tenía en mente a mi mamá y a mis hermanas. Trabajaba y le daba a mi tía para que le diera comida a mi mamá y a mis hermanas o a mi vecina le pedía comida para mis hermanas. Me comienzo a quedar en el colegio, me quedaba con el wachimán en la noche, le robaba su colchón y me dormía. Me despertaba a las 6:30, me lavaba y abría la puerta. Me daban para comprar mi desayuno. Luego se empezó a quedar Teo, luego Roberto.
Guizasola...
Los viernes ya me iba a Puente Piedra, me llevaba Roberto, éramos dinamita. Nos íbamos al mercado, nos robábamos fruta y la llevábamos a su casa, su mamá la daba una tanda por haber robado.
¿Cómo eran Roberto y Guillermo Guizasola?
Guillermo y Roberto no podían jugar juntos, todo el día se peleaban, no se podían ver. Un día nos vamos con Roberto a la vuelta de su casa con una escalera, había una casa con árboles de fruta, Roberto era el marcador. Comenzamos a robar la fruta y cuando nos dimos cuenta no había escalera, se la habían llevado, se la había llevado Guillermo Guizazola, gritaba ‘señor, están que se roban su fruta’.
No...
Ya ahí teníamos nuestro cuarto, Roberto, Teo y yo dormíamos juntos. Te cuento una, te acuerdas que antes había el diaro El Chino, que tenía a las chicas al medio, para eso Roberto sí tenía plata, se metía al baño...
¿Cómo les fue después?
Vivíamos en la Casa Hogar y teníamos comida, todo, le pedíamos a Constantino para comer pizza o para ir a pasear al Daytona, él nos llevaba, a la pista de patinaje también. Él me compraba zapatillas. Constantino fue espectacular, a todos nos dio la mano a cambio de nada.
Mis hermanas también llegaron al colegio, yo hablé con Constantino, le expliqué el tema, es que él veía mi situación, que me iba siempre para allá y sabía la situación de mis hermanas. En la Casa Hogar habían bastantes cuartos, mis hermanas dormían en un cuarto, yo ya estaba más relajado.
¿Ahora cuantos años tienen?
Mi hermana ahorita tiene 42 y la menor 33 y se acuerdan, quién no se va acordar de Constantino, gracias a él son lo que son.
¿Tú debutas con Chepe Torres?
Sí, en 2002 en Sullana. Me dice ‘Wally, vas a salir en lista con primera pero no vas a jugar’. Entrené con primera, ese día me acordé de mi infancia y me di cuenta que estaba ahí con mis ídolos, estaba Roberto Farfán, Roberto Holsen, Alianza tenía su artillería. Viajé con ellos, entrené con ellos. Me dieron mi maleta, mi buzo, yo era feliz, quería meterme cabezasos a ver si era un sueño. Concentro con Waldir, fue mi primera concentración con Waldir, yo toda mi carrera en Alianza he concentrado con Waldir. Llego, debuto, termina el campeonato y al otro año todos los días me compraba mi periódico a ver si salía mi nombre y nada. El profe Chepe dice, ‘por qué no han puesto a Wally’, pero algunos dirigentes tenían sus hijos... el profe Chepe peleó por mí. Yo estaba en mi barrio pero siempre me iban a buscar a la sanguchería
Ahí te encontraban...
Ahí fue el profe Chepe a decirme que me iban a llamar. Me ubicaron, fui a entrenar al otro día a la Videna. Pasó un mes y nadie se me acercaba para firmar. Me tenían que dar para mi pasaje. Se viene el campeonato, el Mundialito del Provenir, el Mundialito para mí ha sido una etapa clave en mi carrera. Entrenaba dos meses y no tenía contrato, era el único que no tenía contrato. Llega el Mundialito, yo juego para el barrio de la Pólvora y en el primer partido hago cinco goles y el Líbero lo saca. El segundo partido hago como tres y lo sacan también. Llego al camerino y Pepe Soto me dice ‘así que tú eres el goleador del Mundialito’ y me dio. Yo contestaba, luego fui cambiando, pero en esa época contestaba. Viene Chepe y me dice ‘qué haces jugando allá’. Le dije ‘profe, déjeme explicarle y después decida. Tengo acá tres meses entrenando y no me han dado ni un sol para mi pasaje, ni para mi comida ni para una vitamina. Yo soy el único que no tiene contrato’. El profe no sabía y ahí comenzó a fregar. Al día siguiente, me llamaron para firmar mi contrato, 250 dólares, ya era algo. Me dieron 500 dólares. Me fui al Jockey y me compré mis medias Nike. Al entrenamiento llegué más acharlado. Gracias al Mundialito yo hice mi contrato.
¿Cuánto te daban para jugar en el Mundialito?
Creo que me dieron 300 soles por la firma. Hay equipos que gastan hasta 150 mil soles, hoy en día la firma te puede costar 10 mil soles. Vienen de Arequipa, Huancayo, del Callao, de todos lados. Yo he vuelto a jugar el año pasado, la he vivido y disfrutado de nuevo. Ahora la Policía lo tiene un poco más controlado, hay más seguridad, otros años sí era jodido jugar en la pista, te rozaban las balas.
¿Y Jefferson y Paolo?
Jefferson también llegó a Los Reyes Rojos a estudiar con nosotros. Ahí viene lo del lomo saltado, no sé quién lo contó, que nos agarramos por su lomo en la tribuna norte, el que lo dijo fue Robero Guizazola, ese señor sirve para eso nomás, esos señores a todo el mundo hacían pelear, en Los Reyes Rojos también. Paolo, Roberto, Jefferson, ellos eran los candeleros, todos se peleaban menos ellos. Tú crees que le vas a quitar un plato de comida a un jugador, Roberto, por favor. Con Paolo también, creo que más lo he disfrutado a Paolo que a Jefferson, hemos compartido más, me he quedado en su casa algunos días, en la casa de su mamá. Lo que ellos han ganado, lo han ganado a punta de trabajo, de disciplina y nadie se lo puede quitar. Yo nunca he hablado de nadie pero nunca he aguantado pulgas de nadie tampoco, ni a la prensa, es difícil para mí dar entrevistas.
¿Qué recuerdas de tu debut profesional y quién fue tu padrino?
El tío Pepe, me cortó el pelo en el bus, me dejó un hueco en la gorra. Me regaló sus zapatos, unas Nike, fue mi regalo por el debut. Después del debut, ya en el 2003, empezamos con fuerza. Había un complemento entre grandes y chicos, los grandes peleaban por los chicos y los chicos por los grandes, jodían a todo el mundo con confianza. El premio por un clásico era 20 mil dólares, te llevaban 1500 dólares, mi sueldo era de 250 dólares. Eran comunes los premios. En el título 2003, con la plata global que hacen, me buscan una casa. Yo no quería irme de La Victoria. Me tocaba 2500 dólares y el tío Pepe no me quiso dar la plata, me llevó a comprar cosas para la casa que me iban a alquilar. Fuimos al Jockey con su esposa y compró frigider, cocina, ropa, un montón de cosas para implementar la casa, de eso siempre estaré agradecido con el tío Pepe, con el tío Jayo.
¿Alguna anécdota del título 2004 con Alianza?
Claro, campeonamos con el gol de Olcese. La hizo bien, creo que al Checho lo madruga. Ese título lo ganamos por penales. Me acuerdo que en 2003, yo entré, estaban 1-1 creo, con gol de Jefferson.
¿Qué anécdota tienes con Gustavo Costas?
Gustavo me dijo ‘vas a entrar, diviértete, como si estuvieras jugando en tu barrio’. Parecía que jugaba en mi barrio cuando entré.
Te daba confianza...
Gustavo tenía llegada hacia los jugadores, era inteligente para manejar el grupo. Hacía una parrilla pero a las 4 nos botaba a la casa, yo me llevaba mi bolsa para mi casa. Gustavo cuando vamos hacer pretemporada a Chincha, siempre andaba con la mano en el bolsillo de su buzo con una moneda y yo paraba con el Zurdito. Siempre nos preguntábamos por qué Gustavo siempre para así y era porque Gustavo tiene el codo doblado, nosotros nos cagábamos de risa, parábamos jodiéndolo todo el día. Gustavo cuando elegía tiraba sus papeles y yo tiraba cuando el lanzaba y él se sorprendía, siempre lo jodía pero había confianza. El profe nos ha ayudado bastante, yo también le he hecho cag... pero siempre me ha apoyado
En 2006 te vas a José Gálvez de Chimbote
En Alianza la pasé mal en 2005, me lesioné, me rompí el quinto, no me operaron, hacía desbarajustes, volví y me rompí de nuevo, caminando en la cancha, no me operaron tampoco, estuve parado seis meses, tres con yeso y tres sin yeso y mi contrato se acababa en marzo. En 2006 yo ya no estaba en el equipo. Alianza me dice que me iban a renovar, yo ganaba 1200 dólares, mira, con dos títulos, yo era el que menos ganaba. Narciso con Gálvez y sale, ahí me hace contrato Alianza por dos años, me dice que iba ganar 1500 el otro año. En 2006 ganaba 1200 y en el 2007 iba ganar 1500 dólares.
Increíble...
Comienzo en 2006 y justo estaba embarazada mi señora. Le digo a Constantino y me dijo que me iba poner una clínica, que él iba pagar la primera cuota y yo después mensual. Me llevó a la clínica, vimos el paquete y decidimos que íbamos a ir por césarea, eran 5000. Me voy al Gálvez y le digo a Constantino que no tenía para los chimpunes, me mandó 200 soles. Compré unos Zoom de 100 soles y los otros 100 se los dejé a mi esposa. Gálvez fue una de las puertas más grandes que he tenido, la descosí en Gálvez.
Estabas con Checho... ¿Te pagaba por cada pase que le dabas?
Checho llega a mitad de año, me pagaba por cada pase que le daba porque el no cobraba por sueldo, cobraba por gol. En esa mitad, la primera parte la hice espectacular y me llega una oferta de la San Martín, me ofrecían 4000 dólares, por el final del Clausura. Alianza es el equipo de mis amores pero no me pagaba, el Chimbote me pagaban pero Alianza se demoraba dos meses en pagarme 700 dólares y yo tenía la carga de mi señora y de mi hijo. Yo cobraba 500 dólares y con eso pagaba mi cuarto allá, mi comida y mandaba acá.
No te quedaba nada...
Alianza no me depositaba. Me fui a la comisaría a poner una denuncia, dije que me habían querido robar, que me habían amenazado, que ya no podía seguir allá. Gálvez no tenía nada que ver, me pagaban puntual, es más, a veces me pagaban hasta antes, por fuera también me daban un extra, pero les dije que me tenía que ir. Me quisieron subir el sueldo y conseguí un sponsor que todos los meses me pagaba.
La cosa ya estaba mejor...
Ahí la cosa mejoró, además que en Gálvez mensual me daba mi caja de atún. Decidí quedarme en Gálvez, la gente en Chimbote es espectacular.
Ahí hay una sub23, yo me caso un 6 de abril y Franco hace su convocatoria, me voy a la sub23 con Franco, estaba lesionado.
¿Lesionado?
Me fue espectacular, la rompí. Luego, Franco saca la lista de la convocatoria de mayores y salgo, me convoca de nuevo. Ya comencé a jugar más, en Chile jugué de titular. Regresé y del Gálvez querían que juegue contra Alianza sino me iban hacer pagar una multa. Me llamaban y mi teléfono estaba no habido. No fui.
¿Cuándo te casaste?
Cuando me casé, le dije a Franco que me iba casar y me dijo que vaya en la tarde, porque había doble turno. Eran las tres de la mañana y yo intacto, ni un vaso, toda la gente divirtiéndose, me metí un vaso y para qué me metí el vaso. Le dije a Franco que había pecado, me mandó a descansar.
¿Cómo era el arreglo que hiciste con Checho?
El Checho me dijo ‘sobrino, por cada pase de gol te voy a dar tanto, yo te voy a dar 100 dólares por cada pase de gol’. Yo lo buscaba a Checho. Un partido me acuerdo que nos vamos a Huaraz, un partido que le anulan tres goles al Checho. Esos goles fueron legítimos y al Checho se los robaron, yo le había puesto dos. Yo estaba renegando. Creo que el Checho cobraba por gol, no tenía contrato, llegó como figura, como salvador, tenía buen cuadro. Ese Gálvez de 2006 era un equipazo y ese estadio era un infierno. Se llenaba ese estadio con la hinchada. Es un equipo representativo de Chimbote pero lo han manejado mal.
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