Por Carlos Bernuy
@BernuyCarlos
Sporting Cristal debe ser signo Géminis, por las dos caras que muestra. Dos lados de una camiseta celeste que a nivel local es el terror hecho realidad para los rivales, pero fuera de las fronteras es, sin ofender, tan solo una broma. Lanús ocupa el puesto 22 (de 28) en la Superliga Argentina pero no tuvo que hacer mucho para dejar a los celestes fuera de la Copa Sudamericana (global de 5-4).
Si en Argentina ganaron los 'granates' 4-2, aquí en Lima los rimenses solo necesitaban un 2-0. El técnico Mario Salas lanzó el mismo equipo que venía jugando en el Torneo de Verano y allí estuvo su primer error, creer que lo que se lucía aquí repetiría el plato en la Copa. No tuvo otra estrategia, no lanzó otra propuesta. Lo que sí hizo fue festejar como loco el gol de Calcaterra (¿?), que no bastaba, quizás para que lo enfocaran en FoxSports.
En su defensa, se podrá decir que Cristal no tiene otro centrodelantero que pueda acompañar al buen Emanuel Herrera, porque Christofer Olivares - el único atacante que había en la banca de suplentes - apenas si está para la liga peruana. Pero Yulián Mejía desde el inicio hubiera ayudado más en la creación de juego que un Fernando Pacheco que corre mucho y resuelve mal.
Cristal dejó que Lanús se sienta tranquilo pese a ir perdiendo uno a cero. Dos remates de Herrera y algún mano a mano perdido fueron las únicas aproximaciones celestes y, para colmo, Omar Merlo que llegó para ser bastión en la zaga, se dejó ganar como amateur en el tiro de esquina que propició el gol argentino. Horacio Calcaterra jugó buen partido y marcó a los 92 minutos, pero tanto él como sus compañeros jamás remataron de larga distancia.
Tampoco hubo jugadas practicadas con balón detenido, a Renzo Revoredo el volante Tomás Belmonte le hizo una huacha antes de rematar a la portería rimense y Gabriel Costa no pasó de regular. Esa fue la 'versión internacional' de Cristal. Una cara con facciones limitadas. Pero tranquilos hinchas celestes, por allí su equipo golea en el Alberto Gallardo, porque el verdadero 'cuco' ya se fue.