Ramón Mifflin, leyenda del fútbol peruano, llega a La Fe de Cuto para contarnos detalles de su carrera y sus más entrañables y valiosas anécdotas con estrellas mundiales como Pelé y Maradona. Harto aguadito en una entrevista de lujo y de colección.
En la charla, Ramón Mifflin nos da detalles de cómo fueron sus giras con Pelé y cómo nació su amistad con el mítico Henry Kissinger, con quien también tuvo una amistad. Finalmente, recuerda su paso como DT en el fútbol peruano. No se olviden, mi gente, que la fe es lo más lindo de la vida.
¿De qué barrio es?
Yo nací en Barranco, un 5 de abril de 1946, en la Plazuela Raymondi. Antes las mamás daban a luz en sus casas, no habían clínicas, venían las parteras. Mi mamá dio a luz ahí en la plazuela, en una casa. Ahí, en la avenida Surco, empecé mis pininos. Mi crié con los hermanos Aguirre, los cantantes, llegaron de Chiclayo, chiquitos. Alfredo, Armando, Kike... hicieron una peña y yo me crié con ellos, muy talentosos músicos, cantantes. A la vuelta, está la avenida Lima y Talana, ahí teníamos a ‘Pitín’ Zegarra, era mi ídolo, yo lo admiraba, le llevaba el maletín, él es el símbolo de Talana. Está Jayito también, viene mucho después Gallese. De ese barrio soy hasta los 13 años. De ahí me fui a Magdalena.
¿Cómo fue su etapa en el colegio?
Cuando yo llego al Centro Iqueño, comienzo con Roberto, con Chamaco, con Bailete, comenzamos a jugar en Infantil y juvenil. Yo estaba en el colegio Guadalupe. El profesor José Chiarella era el entrenador del colegio y del club Cadete. Para llegar a Primera, al primer equipo de Iqueño me van a buscar, habían suspendido a Julio Tardío, que era el centro-delantero de Iqueño, no había mucha gente para escoger. Don Víctor Ramos, que era el técnico, dijo ‘tráiganlo a Mifflin’, yo estaba entrenando con Cadete a escondidas, Chiarella me llevaba al entrenamiento y luego al colegio. Ahí le saqué la vuelta y me fui a entrenar al Iqueño y debuté a los 17 años con Iqueño contra Cristal.
A los 17 años...
No podía traicionar a Iqueño, ahí estuve con Roberto, con Baileti desde chicos, nos íbamos gorreando tranvía a los entrenamientos. Íbamos a Oriente, teníamos un carné para ver las temporadas internacionales. Ahí lo vimos por primera vez a Pelé, fuimos al estadio con Chale, lo vimos jugar contra Alianza. Salimos y fuimos a verlo gorreando tranvía. Fuimos a la puerta sur y estaba el ómnibus donde se iba al aeropuerto y lo vimos a Pelé por la ventaba, nos pusimos como locos y le preguntamos a dónde se iba, nos dijo a Japón y nosotros ‘nosotros a Magdalena’, nos atendió muy bien y le dije a Roberto ‘algún día nosotros estaremos yéndonos también a Japón’ y mira cómo el tiempo nos dio la oportunidad. Por eso la primera vez que encontré a Pelé como compañero en el Santos, le mandé una postal ‘mira, dónde estoy, en el hotel Ritz de París’ y marqué una ventana y le dije ‘este es mi cuarto’.
¿Un día se gastó su pensión del colegio para comprarse unos zapatos de fútbol?
¿Esa de dónde la han sacado? Yo estaba en el colegio en Barranco, mis papás no me daban bola para comprar zapatos. Me dieron la plata de la pensión y había una librería en la calle Piérola, se llamaba Chocano y choqué con la pensión. Le puse ‘rifa’ a la plata del zapato... unos zapatos más feos, con clavos. Llegué a la casa y le dije a mi mamá que me los había sacado en una rifa. A la semana me botaron del colegio por no pagar la pensión. Mi mamá fue a averiguar y se dieron cuenta que me había gastado la plata en los zapatos.
¿Qué recuerda de su debut en el fútbol?
Mi debut fue muy oficioso. Yo debuté en Centro Iqueño contra Cristal, el 15 de mayo de 1963, en un preliminar Alianza vs U, con un estadio lleno de banderas. A mí me tocó salir por Oriente Norte. Fue un campeonato apertura. Centro Iqueño quedó cuarto, jugaban los 4 mejores del año anterior. Me hicieron debutar, me pusieron de 9.
¿Por qué de 9?
Porque Julio Tardío era 9 y yo no jugaba de 9, pero Walter Cosío me dijo ‘yo voy de 9 y tú anda a tu puesto de 8′, Cosío si era versátil. No había concentración. Un día antes le dije a mi hermano que iba jugar por la Primera, me dijo ‘no puede ser, ¿estás seguro?’. Me metió al baño de mi casa, me puso jabón y me peló coco, me rapó, me sacó brillo, me dejó peladito, yo era bien blanco... le dije ‘¿para qué has hecho eso?’ y me dijo ‘vas a ver’. El día del partido todo el mundo decía ‘¿quién es ese pelado?’, una jugada de marketing... mi hermano me dijo ‘vas a ver, que del pelao van a hablar, bien o mal’. Salí con mis medias abajo para que no me dé calambre y me salió todo como si hubiera jugado un montón de años en Primera, me jugué un partidazo... el 15 de mayo del 63 salí en la carátula de El Comercio, me tiraron flores. La rompí, estaba encendido. Luego ya comencé a jugar todos los partidos parejito.
¿Cómo eran el Cóndor Mellán y Alberto Gallardo?
Alberto era medio renegón, tenía carácter, exigente y Mellán era más dócil. Personas ejemplares, de primera. Me gustaría que la gente de Cristal, la nueva directiva, se fijara un poquito de cómo está la situación de aquellos jugadores... La hinchada de Cristal nace con nosotros, antes del año 65, 66, Cristal no tenía hinchas. El día que yo campeonamos en el 68, con Aurich con estadio lleno, a mí me sacaron en hombros, un solo hinchas, un gordo que era mi hermano del alma, el gordo Micky Herrera de La Punta, fallecido, el gordo me agarró como un papelito y me sacó con mi banderita a dar mi vuelta olímpica. Es que no había hinchada. Ahí nace la hinchada con nosotros. En el 70, vamos seis jugadores de la selección y comienza a nacer la hinchada del Cristal. Que se acuerden un poquito más, nos da vida.
Que los ayuden...
Sí lo hacen conmigo, me han estado invitando a las ceremonias, eso nos hace bien. Yo vivo en Punta Hermosa, el estadio de Punta Hermosa tiene mi nombre, a todos mis amigos les hago un tour y les enseño mi estadio.
Previo al Mundial ¿usted queda suspendido por un año?
Un año me metieron sin pena ni gloria. En Bolivia, la eliminatoria, fuimos con mucho entusiasmo, estábamos haciendo un gran partido. Yo en la altura no sentía mucho el cansancio, me adaptada fácilmente. Nos anuló un gol (Sergio) Chechelev y vino el cargamontón, todos le metieron puñetes, patadas, era un gordo. Yo de gilazo, me paro en el tumulto y un boliviano, argentino nacionalizado boliviano, Álvarez, le estábamos ganando con Chale el mediocampo y dijo ‘ese ha sido’ y me echó la culpa a mí
No...
Me chotearon, a Fuentes también lo sacaron. Tuvimos la suerte que habían un par de dirigentes, unas fieras, Pepe Salón y Lito Salinas, se fueron hasta Suiza, pelearon y nos sacaron del problema. Fue el 5 de agosto del 69, el partido de la expulsión, se cumplía el 5 de agosto del 70. No llegábamos nosotros, entonces nos rebajamos hasta mayo la pena. Por eso es que comenzamos a jugar con la camiseta de Cristal, de Alianza y de la U. Hay fotos de todos con la camiseta de la U, luego con la del Alianza y luego con la del Cristal, fue por eso, nos dieron permiso para ir armando el equipo. Hicimos buenos partidos, le ganamos a Uruguay 4-2 con la camiseta de la U, un partidazo, antes de ir al Mundial, linda época la del 70.
¿Cómo vivió la bronca de la Bombonera?
Con el Cristal es que fue un broncón tremendo.
¿Cómo fue eso?
En la Copa Libertadores. Fue una bronca tremenda, inclusive había cárcel para los que eran expulsados. Te expulsaban de un partido y te ibas a la cana 30 días preso.
Me muero...
Yo tengo una anécdota. Empatamos 2-2, hubieron roces, patadas, puñetes, un broncón. Yo había estado recién en la despedida de (Antonio) Rattín. Yo me metí a separar porque los conocía a todos, eran mis amigos. El entrenador Silvero me mete un puñete, yo le esquivé el golpe y se le cae el reloj, tenía un Rolex de platino, de esos antiguos. Veo caer el reloj y lo chapo y me lo metí en el suspensor. Me quedé con el reloj y sigue la bronca. Vamos todos presos a la comisaría de la Boca para dar nuestra manifestación. Llevaron comida. Después del partido todos estábamos abrazados y yo tenía el relojazo.
Era un Rolex, profe.
Llega el dueño del reloj, Silvero, pero no sabía nada, nadie se dio cuenta. Se acerca, me abraza y me dice ‘qué pena que haya pasado esto, todo está bien pero lo que más pena me da, me siento mal porque mi padre cuando se murió me dio un reloj de regalo, mi única herencia y en la maldita bronca se me cayó’. Casi me hace llorar. Le dije ‘acá está tu reloj’, se puso a temblar el hombre, se tiró al piso, me abrazó. Yo le dije ‘estaba esperando, no sabía de quién era’.
EL MUNDIAL MÉXICO 70
¿Qué recuerda del Mundial México 70?
Fue una época linda. Estábamos chibolos, 22 años, 21 años, éramos muchachitos alucinando todo lo que pasaba. Estar en la chancha con Beckenbauer, Pelé, ya de verlo pesaba.
¿Es verdad que Pelé era como una pantera, fuerte?
No sabes lo que era... yo he estado 8 años con él de arriba para abajo, he viajado por todo el mundo con él, con el Santos, con el Cosmos, he compartido toda una vida con Beckenbauer. Todas las semanas viajes con Pelé, en el avión, Europa, Asia. Viajábamos todos los días. Fue inolvidable vivir al lado de Pelé, de Beckenbauer.
En ese mundial ¿usted cambió camiseta?
Con Pelé. A la hora de la salida, Perico le dice a Pelé, yo estaba al costado, le dice ‘Pelé, al final cambiamos camisetas’, Pelé le dice ‘ya’. Entramos a la cancha y a la hora del partido, yo tuve que marcarlo a Pelé todo el partido, me toman el pelo que yo lo marqué solo 5 minutos por la camiseta... pero yo tengo correa de bombero, así que ni caso. Lo que no toman en cuenta estos difamadores es que fue el único partido del mundial que Pelé no hizo gol y yo lo marqué, entonces quiere decir que lo marqué bien, que no fastidien. Cuando termina el partido, cambiamos camisetas. Vino Perico corriendo pero había llegado tarde.
¿Ahí los agarra el terremoto de Huaraz?
Sí. Hay una anécdota que han contado bastante. Nos iba ganando Bulgaria el primer partido y entra al camerín el presidente del IPD, Javier Aramburú, entre con un poto chiclayano en los que se toma chicha, lleno de tierra, lo volteó y nos hizo embarrarnos los zapatos. Nos puso una vibra fortísima, era tierra de Perú. Quizá la agarró de una maceta de por ahí pero nos metió en la cabeza que era la tierra de Perú, salimos como leones. El cholo Sotil entró muy bien. El equipo no estaba jugando mal pero le dio otra forma y salieron los goles.
CHOLO SOTIL Y SU AMISTAD
Usted concentraba con el Cholo Sotil ¿cómo era?
Simpatiquísimo el Cholo. Era mi compañero de cuarto, yo lo vacilaba porque nunca había estado en la primera división. Lo convocaron sin haber jugado en primera. Le decía ‘pásame mi camisa, mis zapatos’, lo tenía como mayordomo porque tenía que pagar su derecho de piso, me creía su jefe pero lo hacía de cariño, de vacilón. El ‘Cholo’ me hacía caso, me traía todo. Luego vino el partido de Bulgaria, la rompió y salió en todas las revistas como el nuevo ídolo, como la revelación del Mundial. En la mañana, estábamos en la habitación, le pedí que me pase los periódicos y me dijo ‘pásalos tú’.
Luego se va al Santos de Brasil...
Santos viene a jugar a Buenos Aires con el equipo de Menotti que había sido campeón del Metropolitano, yo paraba con el flaco de arriba para abajo. Fuimos al estadio y Santos ganó 4-0 pero había vendido ya a Nené, era el número 10, un rubiecito, se iba a México, al América y necesitaban un mediocampista. Me mandaron llamar después del partido, fuimos al hotel Sheraton. Tim era el entrenador y dijo ‘ya, ¿cuándo viajas a Santos?’, fue el presidente de Racing a comer con nosotros y ahí se hizo el pase. Me recibió el viejo Tim y luego lo recomiendo a Pepe Aramburú a Tim y él viene acá.
Ahí se encuentra con Pelé...
Ahí me encuentro con el negro. Hubieron dos oportunidades para mí ese año. Racing me tenía que negociar, era el más vendible del equipo. Había la posibilidad de Palma de Mayorca de España y la otra era Santos, el presidente estaba entre yo y Brindisi, él estaba por ir a Santos y yo a España. Me preguntan a mí primero ‘¿qué quieres hacer?’, yo quería ir a Santos, España muy lejos y yo quería estar con Pelé. Ahí es donde Brindisi se va a España y yo a Santos. Mi primer partido con Santos fue contra Barcelona de España, donde estaba el Cholo Sotil pero el Cholo no jugó ese día, estaba lesionado, nos ganaron 4-2.
¿Cómo fue ese recibimiento de Pelé en Santos?
Pocho Rospigliosi fue a cubrir mi llegada. Fue lindo porque solo estuve dos días en Santos y luego fuimos a España, luego fuimos a Francia, me quedé como 15 días en Yugoslavia. Luego regresamos y comenzó el campeonato Paulista. Luego de nuevo avión para Japón, empezó un periplo de viajes semanales porque teníamos que regresar a jugar, bien fregado, cansado. Luego viene lo de Cosmos.
¿Con Pelé también?
Pelé me manda a buscar. Cuando se va Pelé de Santos que lo vienen a buscar unos gringos, se nos viene el mundo abajo, Santos pasó a ser un equipo del montón, se quedaba Edú, Marinho Pérez. Estaba con mi mujer pensando qué iba hacer, no me quería quedar, quería que Santos me venda a México... y de repente llega el manager de Pelé y me dice que arregle mis cosas, que me iba a Cosmos con ellos, que ya estaba todo arreglado. Yo ya estaba en la escalera del avión, ya estaba listo con mi pijama, fue de un día para otro.
¿Cómo era un día con Pelé?
Él estaba muy ocupado al principio, fueron años de publicidad, hacía comerciales, notas de prensa, películas, todo el día estaba así y luego entrenaba. Viajábamos, íbamos mucho al Caribe, a Hawai, a Jamaica, Georgetown, Aruba, íbamos por todo el Caribe cuando hacía frío a hacer pretemporada, fue como cinco años. Eran 7 meses de gira y 5 de campeonato. Jugábamos en Francia cuando estaba grabando su documental. Era una vida aceleradísima. Fuimos a Suecia y ahí le gané una apuesta. Me decía, ‘en todas partes hay peruanos pero en Suecia te voy a ganar yo porque acá comencé el mundial del 58′. Cuando llegamos a Estocolmo nos encontramos con la bandera peruana, estaban todos los Tijero.
¿Cómo le fue en Cosmos?
Fue un sueño, todo era novedad... partiendo de los camerines, estaba Kissinger, yo me cambiaba al lado de Pelé y Kissinger iba al vestuario todos los domingos cuando jugábamos de local, a conversar con Pelé, pero como venía toda la prensa, se corría un poquito y se quedaba conmigo, hicimos una linda amistad, en Manhatan íbamos a comer con las señoras a un restaurante cubano. Los dueños de Cosmos eran los de la Warner Brothers, entonces en el camerín veías a Robert Redford.
Wow...
También eran dueños de la Atlantis Record, de los discos, grababa la Fannia All Star, ahí me hice amigo de Willie Colón. Estaban los ingleses, Rod Steward, Mick Jagger, Allinson, el Grupo Chicago. Teníamos todo, fue un sueño. El gerente del Madison Square Garden era un húngaro, casado con una peruana, la prima de Gastulo, que jugaba en la U. Yo le daba entradas para los partidos y él me daba los palcos, adelantito, para los conciertos. Yo me he visto los shows más grandes en primera línea. Viajamos con la Fania a Japón. Paraba de arriba para abajo con ellos, con Jhonny Pacheco. Fuimos a Japón porque a los gringos no les gustaba la salsa. De Cosmos voy a los Aztecas de Los Ángeles, que el dueño era Elton John.
Esto es alucinante...
Iban a entrenar en el Hollywood Park, Rod Stewart, Elton John, Mick Jagger, venían a entrenar con nosotros. Yo he sido bendecido porque he conocido a todos.
¿Cómo fue la apuesta de Juan Carlos Oblitas y Quiroga?
Eso fue en Corea, cuando fuimos con Cristal a una gira, en Seul. Se estaba disputando un torneo de básket femenino, había mucha gente en el hotel, estaba de visita en el hotel el secretario de los EE.UU. Henry Kissinger, que yo lo conocía por Pelé, por lo que te conté del vestuario. Cuando llegamos al hotel yo les había contado a los jugadores que yo lo conocía a Kissinger bien. Había un tremendo cartel de bienvenida a Kissinger. Creo que Oblitas dijo ‘mira, cabezón, ahí están ¿no dices que eres su amigo? No me creía. Justo en 15 minutos llegó Kissinger y nadie se movió. Había un caminito para que pase Kissinger a un salón, iba dar una conferencia, había seguridad con metralleta. Nosotros nos sentamos al costado. Yo dije ‘este gringo no creo que se haya olvidado de mí’ y les aposté 100 dólares a que lo conocía. Entra Kissinger y yo me paró, todo resguardado con una comitiva tremenda de gente. Estaba la cadenita ahí pero me metí dentro de la zona prohibida. Los chinitos vienen a cuadrarme con metralleta y le levanté la mano y le digo ‘Henry’, me miró y me dijo ‘¡Ramón! es mi amigo’. Me acerqué y me dio un abrazo y les saqué pica.
¿Cómo conoce a Maradona?
A Diego me lo presentó Brindisi acá en Lima. Brindisi vino con Boca y yo fui a recibirlo porque yo paraba en Buenos Aires cuando jugué en Racing, él jugaba en Huracán pero después de los partidos nos juntábamos en un boliche. Lo fui a recibir y ahí me presentó a Diego, fui con mi hijo al aeropuerto. Brindisi me pidió que lleve al papá de Diego, los llevé al hotel. Nos invitó a comer al hotel y le regaló el uniforme a mi hijo. Ahí me hice amigo de Diego. Luego viajé a España y lo encontré cuando estaba en el Barcelona con Benoti y Capa, gran amigo.
Usted ha dirigido a varios clubes en Perú..
Sí, he estado en Boys en dos oportunidades, tres oportunidades en Manucci, en Cienciano. Estuve como asistente en la U, en Aurich dos veces, en Pesquero estuve tres veces; en Coopsol, dos veces. Con Boys y Pesquero tuve buenos equipos. En Pesquero tuve a Pizarro.
Cuente una de Ader Cruz...
Ese cholo... después del partido y les daba libertad para que salgan y se tomen una copita, pero sin escándalo. Un día estábamos en Cusco y ganamos con Pesquero a Cienciano. Después del partido un par de jugadores se quedaron conmigo, yo me tomé mi whisky con mi asistente y nos fuimos a tomar un trago al centro y de paso a ver a quiénes nos encontrábamos por ahí. Llegamos a una discoteca al lado de una iglesia. Yo estaba con mi abrigo largo, entramos a la disco y estaban todos, todo el Cienciano y todo el Pesquero. Ader Cruz estaba también. Les dije que no se pasen, que no vayan hacer escándalo y que dentro de una hora los esperaba en el hotel. Bajé las escaleras y me tropiezo con mi abrigo y me voy hasta abajo. Me quedé tirado en el piso boca arriba. Pensaron que me había muerto. Bajaron corriendo todos. Ader Cruz se me acercó pero me hice el muerto, miraba de reojo y el Cholo me dice ‘profe, no se vaya a morir’, estaba borracho. Yo abrí el ojo, aguantando su turrón y me quiso hacer respiración boca a boca, lo chapé de los pelos y lo boté. Me levanté rapidito, pero todos acudieron a rescatarme.
Usted tiene muchas frases célebres. La que más recuerdo es de cuando estaba en el Aurich ‘vamos a entrenar rápido para irnos rápido’
Sí, sí. Para que no la hicieran larga. Después en el Boys me pasó, como entrenador, me fastidiaba la familia de un chico, me decían argollero, me tiraban barro, me insultaban. Dije ‘lo voy a poner a este chico, si tanto me joroban’. Lo puse y a los 15 minutos comete un penal y a los 30 minutos mete un autogol. Dije no, ya no. Lo cambié. Lo saqué y sale el chico con una cara. Me dice ‘profe, por qué me sacó’ y le dije ‘por qué no me preguntas por qué te puse’.