Mi gente de ‘La fe de Cuto’ luego del revuelo que causó la entrevista con la reina Eva Ayllón y todo lo relacionado a su 50 aniversario, te traigo una conversación exclusiva con Martín Hidalgo quien nos habla de sus orígenes en el fútbol, la etapa en lo que fue considerado ‘metrosexual’ y su paso por las ligas extranjeras.
Martín Hidalgo nos cuenta detalles de sus inicios en la pelotita y cómo fue que el club Sporting Cristal fue determinante en ls etapas tempranas de su carrera deportiva. Además, habla de su paso por la selección peruana.
Finalmente, Martín Hidalgo nos cuenta por qué fue considerado como uno de los primeros futbolistas ‘metrosexuales’ del país y dónde fue que nació su interés por la moda y los lujos. Arrancamos, mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.
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¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
Yo empiezo en mi barrio, Santa Marina Sur. Lo típico, jugando en el barrio y se dio la posibilidad de poder estar en el ‘Yo Calidad’, donde te conoció y nos hicimos amigos al igual que Miguel Rebosio, Jhonny Vega, Chinito Huamán... tuvimos la oportunidad también de estar en una Copa de la Amistad. Se abrieron muchas puertas porque si bien en esa época Cantolao era el mejor semillero... después de la Copa de la Amistad, hacen unas invitaciones para ir a Cantolao, pero mi papá al final me dijo que no, que ya tenía un compromiso con un compañero de trabajo y que me había generado una prueba en Cristal. Yo a Cristal lo conocía de nombre, pero yo quería estar con mis amigos. Al final mi papá me propuso que pruebe en Cristal y que si no me gustaba me iba con mis amigos a Cantolao. Me lleva a Sporting Cristal y ahí cambia la historia, mis amigos de infancia estaban en Cantolao pero creo que lo mejor que me pudo pasar fue llegar a Sporting Cristal. Yo le agradezco a Cristal no solo en la parte futbolística, sino también en la parte personal, sentimental, es un club al que le debo quien yo soy y quien yo fui. Fueron 10 años que estuve en Sporting Cristal y estoy eternamente agradecido con la institución por todo lo que me dio.
¿Qué te acuerdas del ‘Yo calidad’?
Cuando nos íbamos a entrenar al frigorífico, ahí todo era caminando, de Santa Marina cruzaba por Puerto Nuevo, bajábamos por Chacarita y luego cruzábamos los rieles y veníamos con las zapatillas todas rojas. Como no me voy a acordar cuando nos íbamos a la hacienda San Agustín. Fue un momento único, épico, marcó nuestra infancia y nuestro deseo de poder lograr nuestros objetivos, nuestros sueños.
¿Cómo fue tu infancia?
Fue una infancia normal, no teníamos mucho ni tampoco teníamos poco, pero con las típicas carencias de cualquier otro niño pero nunca me quejé, siempre fui lo más humilde posible y hasta hoy, es una de mis grandes virtudes. Mis padres siempre me apoyaron en el fútbol, bien estrictos, me dieron porque me dieron pero creo que fue lo mejor que me pudo pasar. Llega un momento complicado, cuando uno empieza a crecer, las amistades, las polladitas y ya uno usaba el relojito y a las 12 tenía que estar en mi casa, eran como las dos de la mañana pero yo retrocedía el reloj. Mi mamá estaba parada en la ventana, por suerte muchos amigos de mi barrio entendían mi situación, sabían que mis padres eran estrictos pero fue lo mejor que me pasó.
Llegas a Cristal pero debutas en Defensor Lima ¿Cómo es eso?
Luego de ‘Yo Calidad’ yo continúo en Sporting Cristal y en el año 94 ya éramos un grupo de futbolistas que estábamos integrando el equipo profesional, entonces Cristal nos presta a César Dulanto, Nieto, mi amigo Rivas y el que te habla, nosotros cuatro fuimos prestados a Defensor Lima en ese año 94. Era imposible jugar en ese equipo, era un equipazo, ese año Cristal sale campeón y luego viene el tricampeonato. Yo no podía jugar contra Cristal porque estábamos prestados. A mí me sirvió mucho porque tuve la oportunidad de conocer Pepe Cajá, Máximo Alfaro, Machaca, habían ido muchos prestados de Alianza, estaba Timorán, Monserrate, Cristian Vásquez, Jordan Petrov, Armando Lara... había un muy buen equipo pero sí pasamos las de Caín. En Cristal estábamos tranquilos porque nos pagaban, pero a ellos no les pagaban, los pasajes los vendían y nos íbamos en carretera, cosas así, la concentración era a las 10 de la noche, eran ocho habitaciones, uno arrimado a otro, pero son anécdotas que uno pasa pero forman parte del crecimiento. Ese fue mi paso por Defensor Lima, a mí me ayudó muchísimo porque ese año pude consolidarme más, pude tener más presencia a nivel profesional, pude volver a Cristal más cuajado, con más experiencia.
¿Qué anécdota te acuerdas de tu debut?
Fue contra Alianza, en Matute, estaba tapando Oscar Vir y le hice un gol, pateo y me acalambro y al minuto termina el partido. Creo que perdimos dos a uno. En esa época yo jugaba de volante, en cancha, no jugaba en lateral, en lateral juego por Freddy Ternero, él me ubicó de lateral izquierdo.
¿Cómo fue tu regreso al Cristal?
Vuelvo en el 95 a Cristal, a mi casa, ya con una mayor presencia porque ya había tenido varios partidos en primera, luego hay un interín de una selección, sub23, que también fue muy buena para nosotros por todo lo que se logró, entonces esa suma de cosas buenas hizo que ya en Sporting Cristal pudiera tomar un poco más de protagonismo, ser parte principal del equipo, ya el técnico me tomaba más en cuenta, hasta el salto al 97, que fue uno de los mejores años de Cristal porque se logró el subcampeonato de Libertadores, eso ya generó muchísima más presencia en mi persona y fue prácticamente lo que me ayudó a salir en el extranjero.
En el 97 eres convocado por primera vez a la Selección
Estuvimos, para el partido contra Ecuador... el equipo jugó bien, parecíamos nosotros los locales porque el equipo estaba jugando una barbaridad, muy bien, Percy estaba de lateral izquierdo, yo estaba de suplente. Tengo una gran amistad con Percy, ha sido uno de mis ídolos y tuvo los mejores gestos para con mi persona, un tipazo, a mí me habló mucho, me aconsejó mucho.
¿Qué recuerdas de ese partido?
Esa rabia, esa impotencia de que el equipo venía jugando bien, haciendo bien las cosas, ya más sólido como equipo, un error lo puede cometer cualquiera, el Ciego estaba que volaba, yo estaba sentado, no quería ni entrar, pero así es el fútbol, se gana y se pierde.
¿De dónde sale tu apodo ‘Cocote’?
El hermano de mi mamá, mi tío que vive en Panamá más de 37 años, a él le decían ‘Cocote’ y yo andaba con mi tío de arriba para abajo. Ellos vivían en La Perla, yo decía, quiero estar con mi abuela y me iba hasta la puerta. Mi tío me recibía con los patines, yo me pegué mucho a mi tío y ya en Santa Marina como veían que paraba con mi tío... primero me decían Cocoquito y luego ya Cocote, varios en Santa Marina todavía me dicen Cocote.
¿En qué posición iniciaste tu carrera?
Yo inicié de volante, en ‘Yo Calidad’ jugaba de puntero izquierdo, era flaquito, pero rapidito. En Cristal igual, como puntero izquierdo y luego el profe Alberto Gallardo, Fernando Mellán, ellos como que comienzan a tirarme un poco más al medio, como volante por izquierda, ahí empecé a quedarme hasta que llegó una sub20, ahí como volante, me sentía más cómodo y mi idea era continuar mi carrera como volante, pero por esas situaciones que pasan en la vida, para tapar un espacio que no había, me ponen y chau, debut y despedida, me consagré ahí, me quedé ahí y feliz porque no sé si de volante hubiera logrado lo que logré, como lateral sí, el destino estaba marcado para terminar como lateral.
¿Cuéntanos sobre tus dos goles contra Uruguay y Argentina?
Sí, fue en el 97, uno de los mejores momentos de mi vida a nivel de selección, eso fue lo que marcó ya mi carrera en el extranjero, lo que me levantó. El primer partido justo contra Uruguay, un tiro libre, una falta pegada a la derecha, estaba el Conejo y me dice, ‘yo le pego fuerte’ y le digo ‘deja que yo le voy hacer el gol’. Coloqué el balón, me ubico y le pego por encima de la barrera, tuve varias sensaciones en ese momento, primero haber hecho ese gol justo en ese partido donde nos dio el triunfo abriendo el torneo, porque si bien en ese momento éramos como un partido alterno. Creo que luego le ganamos a Venezuela y luego, cuando clasificamos, nos viene Argentina. El ‘Diablo’ hace el primer gol y luego un balón creo que recupera el Conejo y me da por izquierda, yo como que amago y hago una pared con Waldir, Waldir estaba esperando para dársela, yo hago el amague y arrimo el pie y cayéndome, porque había llovido, patee, pero patee por patear, no lo coloqué, pateé cayéndome hacia atrás, ya ahí corrimos, no lo podíamos creer, al final se logró, luego viene Brasil y ahí se cortó.
¿Fuiste el primer futbolista metrosexual?
Lo que a mí me chocó un poco fue en el 97, que me voy a España, para Las Palmas, la segunda división, yo llego y veo amigos que iban vestidos a entrenar en terno, te lo juro, por más que era una isla y ahí nunca hace frío, pero iban a entrenar en terno, elegante, unos carrazos. Yo con la ropa que había ido, un short y me quedaban mirando y un compañero venezolano me dice ‘negro, te voy a llevar de shopping porque acá se estila eso y te toman fotos y las suben en la página del club’. Setenta ternos tenía y nunca los usaba, me habré puesto tres y chau, no era lo mío. Para Año Nuevo, la gente sale a tonear en smoking y las chicas en vestido de fiesta. Te cuento una anécdota, yo me compré un smoking en el año 98 y con ese smoking me casé, me quedaba igualito, lo llevé a una tienda, tenía su marquita, estaba intacto y la tienda tenía garantía no importa el año. Me lo probé, el saco bien, el pantalón tenían que soltarlo un poquito, pero con ese smoking me casé. Ahí lo tengo, se lo voy a dar a mi hijo.
¿Cómo fue tu llegada a Las Palmas?
Era la primera vez que jugaba en el extranjero. Si bien me chocó un poco el tema de horario, los tres primeros días de entrenamiento, el primer día no llegué y los otros dos llegué tarde. Eso es una falta grave pero yo expliqué. El primer día me quedé dormido, el segundo día puse despertador pero cuando me desperté era tarde, no tenía carro, tomé un taxi y cuando llegué el entrenamiento ya estaba por terminar, me dijeron que sea más responsable, más profesional y al día siguiente volví a llegar tarde, luego pedí disculpas y ya de ahí dormía en el día y en la noche despierto para no dormirme. No podía, me chocó mucho el cambio de horario, son siete horas más. Al final ya me tuve que hacer más profesional en ese sentido. El primer año me fue bien, el segundo año medio como que... acepto parte de culpa porque me dejé estar, llegó un técnico que no me consideraba mucho, trae a otro lateral izquierdo que había jugado con él y lo empieza a considerar y a mí ni me ponía en lista, y yo sí a veces tomaba una posición que no era. Yo llegaba al estadio, no estaba en lista, pero tenía que estar con mis compañeros, el equipo salía al campo y me daba media vuelta y me iba caminando a mi casa, no me quedaba, y allá como que no perdonaban, fue un momento de rebeldía que tuve, sí me arrepentí y pedí disculpas en ese momento y ahí me pusieron la cruz. El tercer año sí llegó un técnico que sí me comenzó a considerar y ahí sí comencé a jugar pero ya como que me ganó mucho... hice muchas amistades y me ganaba mucho las salidas, comencé a frecuentar un montón de gente, amigos que vivían en las mejores zonas de playa me invitaban. En mi maletera yo tenía mi ropa de playa, salía de entrenar y me iba de frente a su casa, me da daba de bacán. Me quedaba a dormir y luego me iba cueteado al entrenamiento. Ya llegaban las noticias que salía de una discoteca, que no estaba concentrado, allá también hay farándula, además es una isla, todo el mundo se conoce, todo el mundo sabe.
Luego te vas a Vélez...
El último año llegamos a un acuerdo y me vine a Sporting Cristal, eso fue en 2001, y ahí nomás me voy a Argentina, a Vélez. Yo llegué, Vélez había clasificado a la Libertadores y me enfrento con Cristal, fue bravo, enfrentarte a tu equipo de toda la vida con el que habías estado un año antes compartiendo, pero me debía al momento en el que estaba y al final los dos partidos que jugamos los ganamos. Fue raro, primera vez que sentía algo así, es bien difícil pero es la chamba, no hay de otra.
¿Luego te vas a Rusia?
Estuve un año en Vélez y luego me voy a Colón, firmé por un año pero solo me quedé seis meses porque de ahí me voy a Rusia. Mi representante, Tommy, lo conocí por Ñol y el me propone ir para Rusia. Yo decía ‘qué voy hacer en Rusia’, pero cuando me tiró los números decidí irme. Fue una de las experiencias más duras que he tenido, no tanto por lo futbolístico, sino por el clima, por el país, por las costumbres, por la gente, por la comida. Ese primer año fue muy duro para mí, me costó bastante adaptarme. Allá la familia para la gente no existe, los entrenamientos son a las 9 de la mañana pero 7:30 ya tienes que estar allá. Terminas de entrenar, luego tienes que merendar, luego te tienes que quedar a almorzar, luego hay unas charlas y recién cuando acababan te podías ir a tu casa, así era todos los días. Las concentraciones a veces duraban dos o tres días, las pretemporadas duran tres meses. Ellos no tienen Navidad en diciembre, entonces te hacen ir desde el 20 de diciembre a presentarte a Moscú, un clima de -28 grados, la primera adaptación que son cinco días ahí y luego arrancas, la gente busca Europa más central, España, Turquía, Holanda, Austria, Alemania, puedes visitar en esos dos meses unos seis o siete países y haces la pretemporada en distintos puntos. Tú llegas a Moscú una semana antes de que empiece el torneo, a cagarte de frío, terrible. La comida eran buffets pero un montón de grasa, no nuestra típica comida, raro, distinto, me costó mucho, en cuestión de fútbol no. El primer año éramos un argentino y yo, el siguiente año ya fue el mejor año digamos porque ya llegaron como ocho sudamericanos, ese año Rivelino Carazas llega a Rubín de Cazán, me da una pena porque lo dejaban encerrado. Un día me lo encontré y me contó que lo dejaban encerrado en la casa, creo que vivía en una casa donde vivían más y cuando se iban, echaban llave. Una vez se quedó en mi casa, ya te imaginas todas las cervezas que nos tomamos, los dos solos. Antes era complicado, era un país muy duro, un país muy nacionalista, Es duro. Cuando Jefferson estuvo obviamente estuvo en un súper club, el mío era de media tabla para abajo, y él estaba en el centro de Moscú, otro level ese club, yo estaba a 40 kilómetros de Moscú, es bravo, el idioma, las letras, me pude aprender el abecedario pero hablarlo no hay forma, fue la experiencia más dura, de lo económico no me puedo quejar, sino no me comía ese frío ni loco. Yo salía con un casacón y un polito abajo, me ponía un calentador y mi jean, somos animales de costumbres.
¿Alguna anécdota que te acuerdes ahí?
Te voy a contar una. Estaba mi familia allá en ese momento y justo coincide que yo tenía que venir a jugar un partido con la selección, había sido convocado. En Moscú había una agencia de viajes de un peruano, siempre le compraban los pasajes. Ese día sí o sí tenía que ir al centro de Moscú a recoger unos documentos y dije, estoy cerca, me paso a la agencia y pago los pasajes. ¿Cómo cobrábamos allá? llegabas a la oficina, ibas con tu traductor, estaba la secretaria y otro tipo, tenían esas bolsas grandes de basura, miraban la hoja, ponte eran 20 mil dólares y el traductor te preguntaba cuánto necesitabas de efectivo para entregármelo ahora y el resto lo depositaban a mi cuenta. Te entregaban la plata y tenías que firmar. Hacía dos o tres días yo había pedido la plata para comprar esos pasajes, yo tenía la plata en mi casacón y yo había aprendido a irme de mi casa a Moscú en tren, me tiraba dos horas o dos horas y media, lo llamo al traductor y le digo que me pida un taxi para llegar a la estación y yo de tonto, me siento en un vagón vacío, solo, cuando yo tenía que haber ido al primer vagón, yo que pensé que me iba pasar eso allá, en el primer vagón siempre hay un policía. Yo habré estado en el tercer vagón y derrepente para en una parada y veo que suben cuatro, uno se pone como dos asientos más adelante que yo, otro al costado y los otros dos más atrás. El que estaba adelante se paró, giró y miró a los que estaba detrás, yo tenía la playa dentro del casacón, cuando los vi dije, ‘ya perdí’. Vi otra parada y dije, ‘acá es’, me paré y el que estaba cerca me comienza a hablar en ruso, me agarró del brazo, yo me safé, ni le respondí porque no entendía. Vino el otro y no se cómo he visto que el tren desaceleró, me asomé y ahí nomás estaba la parada, volteé y al final del vagón estaban los otros dos. Cuando el tren ya casi iba parar, salí corriendo para atrás, le metí una patada en el pecho al otro y mi suerte es que se abre la puerta, me tiré cual arquero, me resbalé encima de toda la nieve, me paré y comencé a correr para el bosque y ni avanzaba porque me hundía. El tren arrancó, ni sudaba por el frío, me senté a cagarme de frío hasta que llegara el otro tren. Dos horas me soplé solo, no había nadie, esperando al otro tren. Cuando viene, me senté junto al tombo, nunca más fui a otro vagón. Lo peor de todo es que llegué a la agencia y el hombre no estaba, no pude comprar los pasajes.
Es un país donde las realidades sociales y económicas están bien marcadas, o tienes mucha plata o no tienes nada. Te lo puede decir Jefferson, puede haber un Ferrari y al costado hay esos Lada sin ningún problema, puede salir uno con una bolsa Versace y otro con su bolsita del mercado entrando a lo mejor y comprando en esa tienda. Allá es normal, medio es bien difícil que haya. O tienes mucha plata o eres muy muy pobre.
¿Cómo regresar para jugar en Alianza Lima?
Justo llega un técnico ruso que no le gustaba mucho los sudamericanos. Yo lo que no quería era venirme a Perú, quería quedarme. Se me fue cerrando la puerta por allá y coincide en una convocatoria de selección. En Videna, estábamos conversando y Pepe me dice, ‘qué te pasa, te veo preocupado’, también estaba Chemo, el Cabezón Reynoso. Le digo que llegó un técnico y no quería sudamericanos, que tenía que ver donde ir. Y Jorge me dice vamos a Cristal y le digo, que yo ya llamé y me dijeron que ya estaban con el plantel completo y que no había presupuesto para pagarme. No estaba para rogar a nadie. Yo tuve la oportunidad de conocer al jefe de barra de Cristal, a Arturo, y una vez me preguntó lo mismo, que por qué me fui a Alianza y no a Cristal y le dije lo mismo, que en Cristal me dijeron que no, no podía quedarme sin jugar. Justo en ese mismo almuerzo, Pepe Soto me dijo para irme para Alianza. Llamó, no sé a quién, pero ese día en la noche estaba el arquitecto Carlos Franco, el pelao’nos cuenta Carpio y alguien más de Alianza, llegaron a Videna, conversamos, nos pusimos de acuerdo en la parte económica y al otro día ya estaba firmando el contrato. Le di el número de mi traductor para hacer el transfer.
Primero me vine a Alianza por seis meses, salimos campeón del apertura, se amplió el contrato por seis meses más, nuevamente salimos campeón del clausura y donde se salió campeón nacional. Ahí regreso para Rusia, tenía contrato, y ahí sí estuve poquito tiempo, tres meses. Como anécdota también me voy a otro equipo, fue de sapo, solté mi interés y me dijeron vamos. Estábamos en pretemporada con este equipo ruso, en Turquía, mi compañero de habitación era el Cholo Guiñazú, el cholo también se quería ir y a Turquía llegó el gerente deportivo y el presidente del club Libertad de Paraguay. Yo de Paraguay solo conocía Cerro y Olimpia, los equipos tradicionales. Yo estaba en mi habitación entonces yo de sapo le digo, ‘oye cholo me abandonas, me vas a dejar con estos mongoles’, me dice ‘venite’ y el gerente me pregunta si quería ir, le dije que sí, lo queda mirando al presidente y el cholo dice ‘llevalo boludo’. Se fueron a sus habitaciones, al otro día después de entrenar, el cholo me dice que el presidente quería conversar con nosotros. Me dijo que ya estaba todo coordinado, te venís en un vuelo mañana con el cholo. Al final cambiaron los términos porque no fue contrato de préstamos sino que fue de mutuo acuerdo la rescisión del contrato, quedamos libres, limpios. Yo quería salir pero no estaba cómodo. En el vuelo hablamos de todo menos del contrato. Hicimos una conexión en Franfurt y fuimos a tomar un café y le digo, presi, ‘cómo es con mi contrato’. Me dice ‘cuánto querés ganar’ y le digo que quería ganar lo que iba ganar el cholo, yo sabía que no iba cobrar bajito. Me dijo, si todos fueran como tú, qué distinto sería todo. Es que yo estaba agradecido por haberme sacado de ahí. Me dijo ‘está bien, hagamos el mismo contrato’. Luego le pregunté al cholo cuánto le iban a pagar y se comienza a reir y me dice, ‘yo he arreglado 36 mil al mes’, le besé la pelada.
Yo firmé con él cuando firmé con Libertad tres años. Fui tres años, un año ahí parejito, salimos campeones, ese año que salimos campeones llegamos a semifinal de Libertadores, nos elimina Inter, Inter va a la final con Sao Paulo e Inter sale campeón de la Libertadores, que después yo voy prestado, yo me voy prestado a Inter. A nosotros como equipo, como Libertad, tuvimos una Libertadores espectacular. Nosotros creo que enfrentamos a River en cuatro oportunidades y las cuatro veces le ganamos, ya estábamos en otra, un equipazo, más de medio equipo de Libertad eran jugadores de la selección paraguaya.