UNA LOCURA DE AMOR. El ‘Loco’ Manuel Dávila se presentó en el programa ‘La fe de Cuto’ y narró, con detalles, cómo fue que su fugaz matrimonio con la hija de un acaudalado dirigente de fútbol mexicano terminó por tirara abajo una prometedora carrera que nunca llegó a despegar a pesar de lo mucho que se esperaba de él cuando firmó por el Club Monterrey en 1994.
“Me casé de 19 años y ella tenía 17, yo ganaba 22 mil dólares al mes y era el más misio todavía, era de los extranjeros el que ganaba menos. Gran pendejo el Dávila. Yo en México era figura, he jugado con la Bomba Ruiz Díaz, con el Matador Luis Hernández, Tato Noriega, Gareca 2. Si yo me hubiera quedado cinco o seis años en México siendo responsable... Monterrey era peor que Lima”, sostuvo el ‘Loco’, que venía de hacer una gran temporada con Defensor Lima en 1993.
“Cuando me casé, fue un error, un error de juventud, no puedes estar enamorado de 19 años, me gustó la rubia de ojos azules... me decían ‘tú le has puesto la pistola en la cabeza para casarte con esa mujer’”, añadió.
Cuando la conoció, el ‘Loco’ no entendía cómo una mujer tan hermosa le pudiera hacer caso. “Me deslumbró, guapísima, yo matado y todo mechoso, con el pelo largo, flaco, ver a una mujer tan guapa, se me hizo inalcanzable en ese momento”, precisó.
Lo que no sabía, era que la muchacha, además de ser menor edad, era hija de un poderoso directivo.
“Era uno de los duros de un equipo. Un día, jugábamos 5 de la tarde un sábado, quedamos cada uno con sus esposas o novias y yo. Nos íbamos al ‘Señor Frog’s’. A ella le daban permiso hasta las 9 de la noche. Se demoraron en atendernos y habremos llegado a su casa a las diez de la noche. Su papá estaba parado afuera y era del cartel de los Ábrego, me asusté. Yo me bajé, caballero y me dijo: ‘hijo de tu put... ¿qué chingados te has creído? ¿Has venido a jugar o a buscar mujer?’. Le dije: ‘señor Ábrego, yo no sabía que era su hija y disculpe la demora de la hora’. Me dijo que no me quería volver a ver. Ella al otro día fue a mi casa con su mamá y terminamos, pero era mentira”, sostuvo.
“Quedamos en que iba ir para devolverme todos los regalos. Se fue y después me llamó. Ahí fue donde comenzamos a vernos. Nos veíamos por ratito. Segundos que tenía libre, agarraba mi carro para verla”, agregó.
EL COMIENZO DEL FIN
Loco de amor, Dávila decidió fugarse con la muchacha y casarse en secreto, lo que, a la postre, le cerraría las puertas en el fútbol mexicano.
“Ahí se me fue todo. Antes de casarme me iba ir a Monarcas, a Morelia. Ya estaba conversando y cuando pasa esto que me escapo, me caso y nos escapamos. Ahí se me corta todo, me dijeron ‘ni vengas, porque no tienes cabida’. Ahí me contacta Alianza Lima y vengo, me mandan el pasaje. Me había ido a Las Vegas de luna de miel, como pendejo”, recordó.
Sin embargo, el ‘Loco’ terminaría en la ‘U’, donde tampoco pudo jugar porque no enviaron su carta pase. “Al principio me dijeron que era mucho lo que pedía, que con eso contrataban a tres extranjeros. Voy a ver un clásico moderno, U-Muni en el Nacional y me pescan don Alfredo González y Miguelito Silva y me dicen: ‘Manuelito, este es el contrato que te ofrece Alianza y te vamos a dar 5 mil dólares más de mensualidad’. Firmé pues”, contó.
“Firmé y comencé a entrenar con la U pero se demoraba el pase. De ahí llegó Markarián y luego Kukín, toda una banda, parecía el penal de Lurigancho. Se fue prolongando el tiempo y pedían 80 mil dólares, luego 120 mil dólares... hasta que ya... la U me pagaba la mitad, sin tener que merecerlo porque no jugaba, pero me pagaban la mitad del sueldo. En un momento me citan y me dijeron que no me podían seguir desembolsando porque no querían darme el pase”, añadió.
Luego de casi un año sin jugar, Dávila volvería a México, pero ya no sería lo mismo ni futbolísticamente ni en su relación.
“Justo sale embarazada la mamá de mi primera hija y me dediqué dos meses a ella porque se puso mal. Monterrey compra una franquicia de un equipo de segunda división y me voy. Yo había dejado de entrenar y me subí un poco de peso, perdí un poco de distancia y en el mejor momento, ya que estaba... No le echo la culpa a ella, la culpa fue mía, podíamos seguir. Es que yo me venía de vacaciones a Lima y me dijo ‘solo no te vas’ y me casé, le hubiera dicho que se quede”, sostuvo.
“Cuando nos toca irnos, nos casamos hoy y tenía pasajes para mañana para Los Ángeles. Su tío era senador de la República. Era menor, ella tenía 19. Cuando llegamos a Los Ángeles, ella llamó a su mamá para que esté tranquila. “Estoy bien mamá”, le dijo. El papá le cerró el caño. Creo que al año volvimos a ir, ella hablaba con su mamá, pero con el papá, no. La mamá incluso vino a Lima. En ese tiempo yo todavía jugaba, pero también estaban las chicas del vóley. La vinculación ha sido siempre, ahora son con las chicas reality. Terminó la relación”, concluyó.