Mi gente de ‘La Fe de Cuto’ gracias por seguirnos día a día con mis historias vivida en el fútbol y por supuesto con mis entrevistas que cada viernes se estrena un nuevo invitado. La de Juan Carlos Oblitas están que se lo ‘devoran’ y ahora está en cartelera la entrevista de Rainer Torres, el popular ‘Motorcito’. Ahora les voy a contar la historia de la popular ‘Sopa de Cóndor’ que nació gracias a la habilidad del doctor Jorge Alva y que en la década de los noventa se hizo muy popular cada vez que Universitario le tocaba jugar en la altura de Cerro de Pasco, Cusco y otras ciudades de altura.
En honor a la verdad la ciudad más temida por los futbolistas en esos años era ir a jugar a Cerro de Pasco para enfrentar a Unión Minas. Se hacía muy difícil enfrentar a los más 4 mil metros de altura, el frío, lo malo que era la cancha, los vestuarios y tenía a jugadores como Mifflin Bermúdez, ‘El Comisario’ Miñán y otros que nos hacían la vida imposible a los rivales. Sinceramente el día que el equipo minero se fue a la baja todos los futbolistas lo celebramos en silencio. Eso es la verdad.
Pero volviendo a mi relato, la fecha para jugar en Cerro de Pasco, se empezaba antes ya que había algunos jugadores que ‘calculaban bien’ las tarjetas amarillas para cumplir la sanción justo en esa fecha, también había los que se ‘lesionaban’ justo para ese partido. Todo eso sucedida y nosotros nos dábamos cuenta y entre broma y joda se lo lanzábamos a los compañeros. Por eso sostengo que era una ciudad temida por los jugadores sobre todo los que eremos de la costa.
La semana de la ‘Sopa de Cóndor’
En la semana el cuerpo técnico de turno realizaba unos trabajos físicos muy especiales para enfrentar la falta de oxígeno en la altura. Pero había un tema más que se sumaba a la planificación para ir a jugar Cerro de Pasco. El dr. Jorge Alva, el legendario médico ligado por muchos años a Universitario y la selección peruana, mandaba a preparar a mi tía Margarita, la querida y entrañable cocinera del club, una sopa a base de tubérculos, papa, camote, yuca, beterraga, fideos. “A través de estos ingredientes se conseguía el glucógeno que servía de energía para que los jugadores puedan rendir en la altura”, cuenta el dr. Alva.
Con toda esa preparación iba Universitario a la altura y conseguía buenos resultados, también se perdía, pero un buen día eso se filtró a la prensa y a la pócima de la sopa de tubérculos lo bautizaron con el nombre de ‘Sopa de Cóndor’ que se volvió popular por esos años. Es más, en el año 2000, Universitario ganó el título del Torneo Apertura con ese doblete del ‘Betito’ Carranza, con esa famosa corrida de unos 60 metros en el último minuto para convertir el gol triunfal que le permitió ganar el torneo. Fue una hazaña, inolvidable.
También teníamos un brebaje que nos ponía caliente.
Pero a la famosa Sopa se Cóndor también se le sumaba un brebaje muy efectivo que se hacía en esos años. En un termo grande, enorme, se vertía té, creo que también le ponían mate de coca o algunas hiervas y su dosis de whisky. Una vez que llegábamos a Cerro de Pasco, el equipo no calentaba y para entrar en calor nos tomábamos nuestro calentito que nos servía el popular Armando Aguirre. Eso nos hacía calentar y nos ponía bravos. Con eso salíamos encaballados a jugar para sacar un buen resultado en la cancha más alta del Perú donde se ha jugado al fútbol profesional.
Nos leemos el próximo lunes.