Hola mi gente maravillosa de quiero agradecer a Dios, a trome el diario Papá y a todos ustedes por hacer de este espacio uno de los más vistos en . Y como nunca queremos decepcionarlos hemos manejado hasta Pisco para pedir que nos reciba un jugador al que siempre he admirado por su velocidad.

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Pero no solo por su velocidad, también por su don de persona y por hacer cosas que nunca vi en un jugador, así que les presento a Freddy ‘Chucky’ Torrealva.

¿Qué es de tu vida, Freddy?

Bien, Cuto. Trabajando como entrenador de mi equipo querido, el Alianza Pisco. Hemos sido campeones. Aquí estamos tranquilos.

¿Cómo te conservas?

Me conservo porque no soy de tomar ni de fumar cigarro. Sigo con la disciplina, me acuesto temprano, a las 10 de la noche. Mi casa y mi familia. Los fines de semana tampoco soy de salir, por eso me mantengo.Yo no soy de tomar, pero a mi tienda viene gente con harta sed. La gente viene de jugar su pichanguita y se toma su chela.

¿Cómo fue tu infancia aquí en Pisco?

A los 10 años ya jugábamos pelota aquí, pero jugábamos fulbito en todos lados. Me llevaban hasta los policías para jugar sus campeonatos, sin zapatillas. Me llevaba a los seis jugadores rivales.

Un día, un doctor de Pisco me vio jugar sin zapatos, se conmovió y me regaló un par de zapatillas. Cuto, me puse las zapatillas y no jugaba nada, me sentía maniatado.

¿Y qué hiciste, era un tema de sensibilidad?

Me tuve que sacar la zapatilla del lado derecho y jugar solo con la del izquierdo. La derecha, tú sabes que era todo.Después, en la primaria jugamos un interescolar y campeonamos.

Eso era como campeonar la Champions por la cantidad de colegios que hay en el Perú…

Claro. Con el colegio Claretiano tuvimos problemas, porque si nosotros empatábamos o perdíamos, ellos eran campeones. Al final, como jugábamos con un colegio de Chincha, le hacemos el gol y ellos reclamaron por todos lados. De ahí nos fuimos a Lima.

¿Ya te habían puesto la mira?

A todos, porque éramos una selección. Todos jugaban cualquier cantidad. Mi hermano ‘Chucho’, que anotó el gol más rápido de todo el fútbol peruano... hasta ahora nadie lo puede igualar. Ocho segundos. Nadie lo supera hasta ahorita.

Freddy Torrealva recurda sus dias felices en la 'U' (Foto: GEC)
Freddy Torrealva recurda sus dias felices en la 'U' (Foto: GEC)

¿Y quién te jaló aquí en Lima?

Me citaron a Alianza Lima. En ese tiempo, 1985, me invitan porque yo hice el gol del triunfo del título en el Estadio Nacional. Me citó el ‘Cholo’ Castillo. Fui con mi hermano mayor, entré por la puerta de adelante y ellos ya se habían ido por la puerta de atrás. Así que me regresé a Pisco.A las dos semanas le hacen contrato a ‘Chuchito’ en la ‘U’ y empezó a vivir en el ‘Lolo’ Fernández con el Puma Carranza.

Entonces me voy para allá. Así empezó mi carrera, pero con todos esos monstruos yo no iba a jugar nunca, así que decidí irme al Octavio Espinoza de Ica. Había buen equipo. Me quedé hasta el 89 o 90, creo. De ahí volví a la ‘U’ y salimos campeones.

Estuve un año, campeonamos, pero como yo no participaba mucho... estaba medio ahuevao. Me mandan a Melgar y allí fue la gloria.Antes jugué en el Alianza de Pisco y campeonamos dos años (1985-86). Mucha patada, el hábil podía escaparse de las patadas.

Cuéntame esa etapa en Melgar, en el 92. Tenías una “bribling” y un freno...

Esa es la que te gusta, ¿no? Allá me destapé y, hasta el último, me desarrollé. Freddy Bustamante me dio toda la confianza. Estaban Pedro Requena, Oswaldo y Araujo. Llegamos a Copa Libertadores e hicimos buena campaña. En esa campaña le metimos 6-0 a Cristal. Franco Navarro venía de Independiente.

¿Ese recordado gol a Cristal lo recuerdas?

Claro, el que se queda parado ahí es el viejo Garay, creo, pero todos se quedaron parados.

Esa de la cabecita en el piso se hacía en el barrio nomás...

Yo era rapidito, y por mi tallita no se me hacía difícil.

Cuto en un ambiente de la bodega de Freddy Torrealva  en Pisco (Foto: GEC)
Cuto en un ambiente de la bodega de Freddy Torrealva en Pisco (Foto: GEC)

¿En qué estabas pensando?

Se me salió natural, y lo hice, creo, porque el estadio estaba repleto, no cabía un alma. Es más, ellos empezaron a cantar el himno de Arequipa de alegría... eso no se ha vuelto a repetir.

Yo viajo todos los años a Arequipa, en abril o en noviembre, y siempre me cruzo con gente que me conoce. Me gusta estar allá.

Ese gol no quedó ahí nomás, te marcó para toda la vida...

Dio la vuelta al mundo ese gol. Después del festejo se me acercó el menor de los Soto, Jorge, y me dijo: “Allá en Lima te voy a matar, conch..." Todos me querían matar.

¿Y cuando llegaste a jugar en Lima?

En el camarín nomás se me acercó Franco Navarro: “Hoy día te mato, enano conch..." Ese día jugué, pero no jugué. Estaba con un temor... agarraba la pelota y me venían de a tres.

¿No te arrepentiste?

Nunca. ¿Por qué me voy a arrepentir? Hay goles que se han hecho de espaldas, de potito... esto es un juego. Gol es gol. Uno sale al campo a divertirse. Era el primer partido del ‘Chorri’, salía jovencito, ¡y le metí seis!

Oblitas también estaba amargo. Yo no me metía con el profesor, siempre lo respeté, pero cuando me acerqué le dije: “Profe, disculpe, pero yo no quise burlarme, solo me agaché para hacer el gol.” Después me llamó a la selección peruana, pero creo que fue por la presión que le metió la prensa. Ese fue mi año.

Freddy Torrealva  en una de las playas de su querido Pisco (Foto: GEC)
Freddy Torrealva en una de las playas de su querido Pisco (Foto: GEC)

Yo no era egoísta. Cuántos goles entregaba... A ti, a (Adrián) Czornomaz, que no se acuerda de mí. Él dice que Paolo Maldonado le ponía los pases, ¡y en ese tiempo Paolo no jugaba!

Después de que llegaste a la selección peruana, ¿cómo vuelves a la ‘U’?

Me llama otra vez Alfredo González. “Regresas y te felicito por lo que le has hecho a Cristal,” así me dijo. Ese loco disfrutaba de eso. Regresé y marqué una temporada espectacular. Armamos buen equipo.

Ha sido un sueño, porque los años se pasaron rapidito. Se extraña bastante a la ‘U’, al equipo que me dio todo. Estoy feliz porque campeoné tres veces con la ‘U’. Conozco la mayoría de países sudamericanos gracias a la crema.

¿Cómo fue cuando tu hermano ‘Chucho’ te lleva a la ‘U’?

La familia feliz, contenta porque los dos estábamos en el mismo equipo. Hay varios hermanos que la han hecho, como los hermanos Galliquio y los hermanos Soto. En la ‘U’ la gente era unida. Yo iba a Cerro de Pasco o Cusco y no me cansaba. No me ponía dos polos, uno nomás. Nunca nos ganaban. A lo mucho, nos empataban.

En ese equipo estaban Nunes, el León Rodríguez, Ronald Baroni con su vincha, Tomás Silva...

Ese campeonato lo ganamos caminando. Salía Paolo Maldonado, el ‘Chino’ Pereda. Con Markarián practicábamos los tiros libres y los córners diez veces. Fue el mejor técnico que tuve.

También fuiste capitán de Universitario...

Fui capitán de la ‘U’ casi todo un año. Recuerdo que esa temporada jugamos un clásico en Miami. Le ganamos a Alianza 1-0. Ese partido nunca lo voy a olvidar.

Voy a desviar la entrevista porque recordaba a tu hijo, que lo llevabas al ‘Lolo’, era igualito a ti y vio lo mejor de tu época. Ahora me pide una foto y me dice: “por si acaso soy de Alianza”. ¿Qué pasó? ¿Qué trauma tuvo en su vida?

(Risas) ¡Eso me pregunto yo también!Qué le habrá pasado, es el único que me ha salido ‘tronchado’. ¿Qué le habrá picado?

En 1997 te fuiste, ¿qué pasó?

Me lesioné de la rodilla, ya no daba. Me operé, pero no me recuperaba como yo quería. Melgar me contrató en 1998. Llegué bien, pero a la hora de entrenar hacíamos cerro, y cuando estaba subiendo pisé una piedra y me fui para atrás. Haciendo la pretemporada me malogré. Ahí vino mi desgracia.

Yo les explico a los jóvenes que eso pasa cuando juegas mucho fulbito...

El fulbito es lo que golpea, es duro. Cuando estás joven no sientes el impacto.

Freddy Torrealva junto a Paolo Maldonado y José Carranza en Universitario (Foto: GEC)
Freddy Torrealva junto a Paolo Maldonado y José Carranza en Universitario (Foto: GEC)

Aparte que tú y el Puma hacían algo que yo no me atrevía, y era que se sacaban el líquido de la rodilla...

Claro, eso lo hacíamos cuando estaba inflamada y salíamos como si nada, pero después te pasa la factura. A Tomás Silva también le sacaban, pero eso después te perjudica.

¿Quién te pone ‘Chuky’?

Marcial Salazar, el ‘Charapa’. Él estuvo un tiempo con nosotros, entrenaba, pero todavía no le habían hecho contrato. Había salido la película, y Roberto Martínez le decía, por lo bajo: “Dile, dile...”

¿Cuál es el gol que más recuerdas con la ‘U’?

Uno que le hice a Cristal. A Balerio. Fue en diciembre, por el lado izquierdo del Estadio Nacional... ¡golazo! Ese partido estaba parejo. Entré y los agarré cansados por el lado izquierdo, y con eso ganamos. En el aire caminábamos.

¿Te acuerdas del profe Eduardo Manera?

Un entrenador muy disciplinado. Lo tenía loco al ‘Diablo’ Carazas. Ganábamos un partido y al otro día, entrenamiento. A las 3 de la tarde nos sentábamos, y te decía: “¿Qué te pareció la falla que tuviste? ¿Qué te pareció el pase que tenías que dar allá y no lo diste? ¿Por qué no hiciste gol?” No te dejaba desarrollarte. Parecía enfermo, llegaba a su casa y veía el partido no sé cuántas veces.

¿Qué anécdotas tienes cuando concentrabas con Paolo Maldonado?

Ese era terrible, se movía en todos lados. Tenía como seis mujeres… Paolo con una enamorada aquí, después aparecía con otra por allá. Su ventaja es que era soltero. Era el único soltero. No sé si hasta ahora sigue soltero…

Ya tiene su esposa…

En ese tiempo él disfrutaba. Estaba en su mejor momento. Y lo apoyaba bastante García Pye. ¡Cómo lo molestaban! Ja, ja, ja.

En una concentración me ponen con Jorge Nunes. No sé por qué me hicieron eso. Bajamos a cenar a las 7 de la noche y después salí a comprar una galleta para la noche. Me quedé en el lobby del hotel hasta las 8:30 p.m. y me fui al cuarto.

Llego, prendo la luz para cambiarme y enciendo el televisor. “¿Quién te ha dicho que prendas el televisor? ¡No sabes respetar! ¿No ves que estoy durmiendo?”, me gritó. Me di la vuelta y no me desperté hasta el otro día.

Freddy Torrealva en su prime con Universitario (Foto: GEC)
Freddy Torrealva en su prime con Universitario (Foto: GEC)

¿Cómo te fue en la selección peruana con Popovic?

Oblitas era su asistente. La prensa lo presionó, como te conté. Me llamaron, pero no me tuvieron tanto tiempo, casi dos meses. Lo hicieron para que la prensa esté tranquila.

Lo que más recuerdo es que el Puma Carranza me cruza y me deja los toperoles marcados. Aquí está la huella, tengo tres marcas de ese día. Yo me le quería ir encima. Somos amigos, le dije. Por desconfiado saqué la pierna, porque si me quedaba parado, me parte. Él seguía normal. No le hice caso, no le dije nada. Pero no era así, éramos compañeros de equipo, ¿por qué fuimos a la maldad?

Les voy a contar la verdad a mis amigos de ‘La fe de Cuto’. Yo le tenía miedo al Puma.

Tú no podías pasar con la pelota por su lado, porque te jalaba del pelo y te mandaba hasta abajo. En el campo se transformaban. Eran pura garra.

Recuerdo que en la selección también me juntaron con ‘Pañalón’ Quesada, al que le había hecho un gol de ‘cabecita’ en Sporting Cristal, pero no fue igual. Me llamó Oblitas para amistarnos, pero no le hice ni caso. Había más gente de Cristal que de la ‘U’, no me sentía a gusto en la selección. Jugué contra Yugoslavia y lo hice bien.

Freddy Torrealva vivió en Pisco el terremoto del 2007 (Foto: GEC)
Freddy Torrealva vivió en Pisco el terremoto del 2007 (Foto: GEC)

¿Esa lesión de rodilla fue muy dolorosa para ti?

Sí, negro. El doctor que me operó —Navarro, creo que se apellidaba— me sacó los meniscos, pero no tenía que sacarlos todos. Él tenía que dejarme un pedazo para que trabajara. Yo no sabía que me los había sacado completos. Cuando el doctor Jorge Alva me hizo una resonancia magnética, se dio cuenta y me dijo: “¿Por qué te han sacado todo el menisco? Solo debían quitarte el que te molestaba”. Me empezó a chocar hueso con hueso. Ya estaba empezando a caminar chueco. Así que presenté mis papeles al Seguro Social y me hicieron un trasplante de cartílago.

Ya quedé solo para caminar y hacer mis cosas sin problemas, pero ya no para jugar.

Te retiras a los 27 años, ¿te costó mucho?

Se extraña. A veces me pongo a jugar con los veteranos. Solo me paro y la toco. He sido futbolista de chiquito, ¿cómo no voy a extrañar? Tengo que seguir para adelante. Con mi familia me siento tranquilo.

¿Alguna vez te peleaste con un jugador en la cancha?

Con el Puma me agarré. Estábamos jugando un clásico y a mí me salía todo bien. Él parecía que se me había prendido. En una que no salgo a marcar, me empieza a mentar la madre, yo también se la menté. No me iba a dejar y me dijo: “Espérate que en el camarín te voy a agarrar”.

Llegamos al vestuario y él estaba desamarrándose los zapatos. Cuando levanto la cabeza, ¡me mete un puño! Me cae en la cabeza. Yo me paro y le digo: “Yo también soy de barrio, vamos a agarrarnos”. A él lo tenían agarrado y no quería entrar. Yo estaba hecho un toro. ¿Tú crees que lo soltaban? Nada. Yo paraba en el gimnasio. Estaba fuerte.

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