Mi gente de ‘La fe de Cuto’ ya falta poquísimo para la Navidad pero continuamos con hartooo aguadito. Y es que después de la entrevista con Marco Charún la semana pasada, ahora les traemos una amena conversación con el doctor Julio Grados, quien recordó sus más divertidas anécdotas en el mundo de la pelotita.
Durante la charla, el médico habló de sus experiencias en Universitario con el ‘Loco Vargas’, el Puma Carranza, Baroni, Cuevita, el Mudo Rodríguez, Paolo Guerrero, Jefferson Farfán y mucho más.
Además, el doctor Julio Grados también habló de la vez que le tocó las ‘pompis’ a Maradona y cuando fue entrenador de Boca Juniors por solo 10 minutos. Presta atención y no te pierdas de ningún detalle.
Los meniscos de Lolo y Toto Terry
Tremendas estrellas y eran bastante humildes, como Héctor Chumpitaz.
Cuando William Flores me lleva de la manito... acuérdate del contexto. En el 90 campeona la ‘U’, en el 91 fue el tema del bus... yo pienso que ahí la ‘U’ quiso innovar en su departamento médico, llega Yupanqui, a mí me llaman, creo que Julio Segura ya estaba en Juveniles y llegamos y se hizo una especie de arreglo en el departamento médico, entonces, cuando Jorge Alva me invita al departamento médico vi unos frasquitos chiquitos que tenían unas cositas blancas, eran los meniscos de Lolo Fernández y los meniscos de Toto Terry... era cierto, habían sido operados y en esa época te sacaban todo el menisco, pero eso hacía un poco de daño a la rodilla porque le quitabas toda la protección. Yo dije, esto hay que cambiarlo, estos meniscos enteros no pueden estar acá, apartir de ahora tienen que hacerse las artroscopias... y de ahí viene un poco la fábula de los meniscos de Lolo y Toto. Todos los días que yo entraba al departamento médico veía los frasquitos, me daba como cosa verlos.
¿Y jugaban así?
Sí, siguieron jugando así porque si se rompe lo sacas, pero ahora con la artroscopia sacas solo la parte que está rota, ya no todo el menisco como era antes, ese fue un cambio en la medicina deportiva importante porque, quién no se ha roto el menisco.
Una tarde sangrienta con el Puma...
Fue en el Estadio Nacional con Alcides Vigo, año 97. Estábamos en la banca, en ese tiempo podíamos estar dos médicos en la banca, acuérdate que yo era el traumatólogo y Jorge Alva el médico principal. Pelota al medio de la cancha, bola arriba y el Pumita que viene, tú sabes que había que defenderse del Puma, cuando viene uno del Alcides Vigo, no sé quién es, codazo y se la deja. El Puma cae noqueado en el aire, privado. Corte y fractura de malar, privado. Jorge Alva entra, lo ve al Puma y me llama, yo lo vi noqueado y llamé a la ambulancia. Fue una de las pocas veces que vi una ambulancia dentro de la cancha. Lo metieron a la ambulancia y lo llevaron al Hospital de la Policía, yo escogí ese hospital porque había hecho unas prácticas ahí y sabía quién estaba de guardia. Lo que pasó fue que la camilla de esa ambulancia se movía, no había seguro, entonces yo con una mano agarraba la camilla y con la otra me agarraba yo. No sabía qué hacer, era un médico joven, hace casi 25 años. Empezó a reaccionar, quiso levantarse para seguir pero le dije ‘Puma, calmate, vamos al Hospital’. La gente aplaudiendo, lo internamos y se operó. Fue una anécdota muy estresante para mí, pero felizmente todo salió bien.
El Misterio y el ‘Lolo Fernández’
Eso es por Misterio, el famoso hincha y jefe de la barra brava. Tú lo llegaste a conocer, pero te acuerdas del Zorro y del Pato Lucas... En los primeros años 91, 92 yo llegaba con un carrito Nissan chiquito al Lolo y cuando estabas en la puerta venían ellos, Misterio, el Pato Lucas y el Zorro, me decían ‘Hola Julio cómo estás, tengo una rifita, con cuánto vas a colaborar’, no te apretaban pero te recostaban y uno colaboraba. Es que ellos hacían su colecta para sus viajes. Misterio trabajaba y cuando eran los partidos, él estaba metido. Grandes recuerdos del Lolo. Esa banca de suplentes que se movía, una vez casi me caigo.
Un ‘Loco’ al volante
Estábamos en la selección en mayores, concentrados para un partido contra Argentina creo, en la Videna. El ‘Loco’ tenía un carro que la puerta se levantaba para arriba, entonces Juan me toca la puerta y me dice ‘Julio, no aguanto más’ y tenía que jugar y fuimos al dentista, en ese tiempo mi hermano los atendía, él era el dentista de Alfredo González, por eso entró a la U. Lo llamé a mi hermano y le dije que tenía a Juan Manuel mal y que tenía que jugar, me dijo que lo llevé a la Calle de las Pizzas, al consultorio, y fue el viaje más loco que he podido tener en la Vía Expresa. Yo dije que quería llevar mi carro pero el Loco quería ir en el suyo, el manejó, yo estaba asustado porque ya me habían contado cómo manejaba. Se metió a la Vía Expresa y a 130 o 150 km, lo insultaba al carro del costado, no sé por qué si no lo veía porque tenía lunas polarizadas. Llegamos creo que en ocho minutos de La Videna a la Calle de las Pizzas. Jugó muy bien. Al regreso fuimos más despacio y llegamos a un nivel de conversación bien importante.
Cuto cuenta anéctoda con el Loco Vargas
El Loco me invita para ir, se había presentado en una obra social en El Gran Show, en ese se había comprado su camioneta Porsche Cayenne y me dice ‘vamos que voy hacer unas cosas’. Yo me subí y nunca en mi vida me había asustado tanto, le decía bájale y era como decirle que acelere. Muy mal le dije, ‘tienes todo un futuro por delante, tú sabes lo que sería un choque’... me decía ‘yo manejó así’, él se creía de los Rápidos y Furiosos. Después lo de la pistola...
Tengo otra con el Loco... teníamos un viaje a Sevilla, con la selección, con Chemo, luego a Chicago, los Chicago Fire y la selección española y el Loco creo que venía de jugar en Italia con una lesión del abductor, no sé, yo no lo había visto. Le digo ‘Juan Manuel, tenemos que irnos a España, si no llegas al primer partido llegarás al segundo en Estados Unidos’ y me dijo ‘no, estoy mal’. Se perdió el partido en España pero lo obligué a ir a Estados Unidos, trabajó diferenciado y jugó.
Otra, en Uruguay, en el 6-0... Juan Manuel venía con una fatiguita del abductor entonces nos reunimos con Chemo los tres. Yo le digo ‘Chemo, ten cuidado porque está con una fatiga y hay problabilidades que se pueda romper en un partido de alta tensión’... el Loco dijo ‘no, yo voy a jugar, no pasa nada’. Entra y a los 10 minutos estaba que se agarraba, lo cambiaron a los 30 o en el segundo tiempo, salió cogeando. Avisamos, pero ahí el que manda es el técnico, el médico puede sugerir pero el técnico manda. El Loco estaba molesto conmigo creo en el camerino.
Cuto cuenta otra del Loco Vargas y su pistola
Estábamos acá en el restaurante, recién habíamos empezado, comió con su familia y me entero al día siguiente, mi cuñado Gino, el Toro, me dice ‘cómo el Loco va hacer eso, a la hora que se ha ido, se ha ido hasta la esquina metiendo bala’. En su carro fue hasta la avenida disparando, menos mal que mi vecino pensó que habían querido robar. Mira ese señor, qué hubiera pasado si me cierran el local, ese señor ya es por demás, ya no puedo, ese se cree ‘caracortada’.
¿Cuál era su cábala de Ronald Baroni?
En esa época, en el 91, no se pudo campeonar pero en el 92 se contrató a varias figuras, acuérdate que llegó Juan Carlos Letelier, en ese tiempo no había doping y a él le gustaba su anabólico, le gustaba el Ritalín, y me decía ponme y no había doping. Llega un chico alto, yo le abrí la puerta del Lolo a Ronald, bien educatito, Ronald Baroni, usaba gel porque tenía tremendo pelo. Un día se hizo un esguince de muñeca, se cayó y le pusieron una venda, eso era para una semana. Ese día, con la vendita, metió uno o dos goles, nadie nunca le pudo sacar la venda después en los partidos. Jugó años con la vendita. Además, para cada partido usaba un frasco de gel. Armando Aguirre, ‘Cable mágico’, comíamos anticuchos ahí a la vuelta.
Tengo una de Armando Aguirre... te acuerdas del Cholo Yupanqui... él estaba solo en la concentración y el Cholo no podía dormir, jugaban al día siguiente con Alianza, el Cholo tapaba y le dice ‘Armando, armando, dame una pastilla para dormir’. Acuérdate que las medicinas estaban en una bolsa transparente y Armando se pone a buscar en la noche con sus lentes y creo que le da Diazepán, a las 9 de la mañana seguía dormido el Cholo y el partido era como a la 1. Lo despertaron con 10 cafés, un baldazo de agua, le metieron no sé cuántos goles porque el Cholo fue dormido al partido.
O sea que Baroni, con su brazalete y su gel
Y su vincha, siempre. En esa época en Argentina se usaba mucha anfetamina, no había doping. Pero ya con el doping después, en el 97, ya no se podía usar nada. En la altura nosotros usábamos Manitol, una pastilla que te hacía orinar, todo eso lo prohibieron, por eso a algunos jugadores que ya estaban acostumbrados les costó en el rendimiento.
El combo de Jorge Amando Nunez a Kopriva
Era Matute, en el 94. A los que no estábamos en banca íbamos dejabo de Oriente, ahí lo vi yo. No sé qué pasó ahí, qué le dijo Kopriva a Jorge que Jorge se volteó y le metió un puñete. Kopriva dice que se dejó caer pero para mí que lo calzó bien y cayó redondito. La tribuna de Oriente no sabes cómo se puso, pensaba que se iba caer, salimos en tanqueta.
Los dientes extraviados de Arriola
Estadio Gallardo, Ever Arriola, grandote, bonachón, zurdo, chocaba contra todos, era uno de los bravazos en Huánuco. Cayó pero no se desmayó, yo era el médico principal ahí en San Martín, entro y algo le faltaba al hombre, le digo ‘a ver ríete’ y me dice ‘ya pues Julio no vas a hacer bromas en este momento’... no tenía dientes... buscando y buscando, no podíamos salir porque él quería encontrar sus dientes, demoramos varios minutos y creo que los encontramos.
El Fumador
Esa es de Carlitos Marinelli, tremendo jugador, zurdo, había jugado en Torino, en Inglaterra, era el nuevo Riquelme, jugó muy bien en San Martín, creo que él vino en 2011 y se quedó hasta el 2013. Un día en un viaje a Colombia para la Copa Libertadores, yo fumaba, salgo a la ventaba a botar mis cenizas y veo una cabeza gringa de pelo cortado, estaba fumando también, pensé que era un turista. Yo dije, ‘esta cabeza me parece conocida’ y fumaba pues pero rendía en la cancha. Como el Loco Valerio, que fumaba en el vestuario. Marco Flores, Papel, fumaba mucho también, yo le decía que no podía fumar.
El arquero que se quedó mudo
Ese es de Leao Butrón, en el Gallardo también. Leao dirige mucho con la voz y eso es algo bueno del arquero. No sé en qué partido que estábamos ganando y el hombre me llama faltando 10 minutos, decían que estaba haciendo tiempo, entré en cámara lenta, y llego y me hacía señas, no podía hablar, se le habían quedado las cuerdas vocales inflamadas de tanto gritar, le duró tres días. Se quedó mudo por la inflamación de cuerdas vocales, no podía darle nada porque se usaba corticoides que es doping, así que le di aguita nomás. Le duró dos o tres días solamente por gritar.
El Maño Ruiz a Cueva
Mañito era un personaje, país que íbamos, provincia que íbamos, todo el mundo lo conocía. Tenía su prótesis de cadera porque jugó en el Aurich, era futbolista, por eso caminaba así. Le tenía terror a los aviones, una vez viajé junto a él y ni más, porque como médico tienes que dar el ejemplo cuando hay turbulencia, tienes que estar sereno porque los chicos te miran. En ese entonces, a Don Álvaro Barcos se le ocurre viajar en San Martín en aviones de guerra, esos que no tienen ventanas y se entra por atrás. Estaba Maño Ruiz y Cuevita, yo estaba al costado, era 2010 o 2009, Cuevita estaba con su radio escuchando cumbia. Creo que hicimos hora y media hasta Huancayo, arriba Cuevita puso su música a todo volumen. Maño estaba horrorizado y dijo ‘agapa esa mierd...’ por él botaba la radio del avión, estaba nervioso.
Los dolores del Mudo Rodríguez
A Alberto yo lo estimo mucho. Espero que no se moleste con lo que he publicado en mi libro. Era un viaje a Tucumán, Argentina. A las 3 de la mañana concentrados, me tocan la puerta para ir al cuarto de Alberto Rodríguez porque no podía respirar. Tuve que ir, lo examiné y todo normal. Acabamos en el Hospital de Tucumán, no tenía nada, era un tema de ansiedad, nerviosismo. Me hizo sufrir, estaba en sub17. Siempre él tendía a sufrir de los gemelos. En la selección mayor teníamos que comprar el espaladramo más fino, si no había no jugaba, teníamos que pedirlo a la Clínica Suiza. En un viaje a España al que te cuento que pasó lo de Juan Manuel, se cae a los 8 del primer tiempo, entro y se le había levantado un poco la clavícula a Alberto. Parecía que le había caído un balazo, pero no era para tanto. No quiso jugar, en Chicago tampoco jugó. Está bien eso, no es para criticar, es prevención.
Un cuarto de pollo para Ramón Mifflin
Cuando salgo de la selección, de Juveniles 2003, en La Videna, me llaman de Copsol en el 2004. Ahí estaba Ramón de técnico. Al final campeonamos y eso pasó a ser San Martín, yo paso a ser San Martín con Juan Carlos Oblitas... pero qué pasa, le debían creo que los premios. Freddy ofrece un almuerzo campestre pero en el bus los chicos fregaban con los premios y gritaban desde al fondo, nadie sabía quién era. Nos fuimos al almuerzo y el hombre seguía, Freddy estaba molesto y Ramón Mifflin decía ‘A qué hora sirven el almuerzo, no hay nada acá, hace calor’ y traen una Inka Cola sin helar y sale el almuerzo y eran cuartitos de pollos a la brasa y Ramón se molestó ‘yo me voy de acá’, dijo, él quería un buffet.
La pastilla mágica para Piero Alva
Esa fue en el sub20 de Juan Carlos Oblitas, en Mar del Plata, era buen equipo, el Chino Benavides, el Cholo Prado, Piero Alva, Matelinni, Machito Gómez... tremendo equipo. Es que Piero tenía la manía de tomar un Gaseovet antes del partido, decía que era para estar ligerito, para correr más. En un partido contra Uruguay se acabó el Gaseovet, pero era igualita al Panadol, le dimos el Panadol. Lo tomó Piero sin preguntar, metió uno o dos goles. Terminó el partido y me dijo ‘el Gaseovet es lo mejor de todo’ y era Panadol, creo que nunca se lo conté.
La gastritis de Paolo Guerrero
Eso fue al inicio de la selección, en 2007, justo el partido contra Brasil en Ate, un sábado en la tarde que empatamos 1-1. Él sale porque le empezaron las molestias en el estómago, creo que era porque tomaba mucho te en Alemania. Pidió su cambio en el primer tiempo a Chemo. Decidimos, como teníamos el viaje a Ecuador, hacerle una endoscopía, pero él era un poco especial, reticente con los exámenes. Estuvimos media hora convenciéndolo y al final no viaja porque estaba con las molestias. Ya después mejoró bastante. Como paciente nunca pedía nada, pero en esa época lo vi un poco tenso con ese tema de la gastritis, es difícil porque es una bacteria.
Un clásico moderno o un botellazo
Esa es una anécdota donde tú metes un gol. Un clásico moderno con Cristal 2-1 con gol de Sornomás y gol tuyo. Fue en el 97, en el Nacional. Yo iba siempre al doping, por sorteo fueron Magallanes por Cristal y Conejo Rebosio por Cristal y por la U, el Chino Pereda y Paolo Maldonado. Empieza el doping, agua para que puedan orinar rápido, también en ese tiempo se tomaba chela... yo me empecé a pegar al grupo y se acabó la cerveza y saltaron las risas... ninguno de los cuatro quería orinar, ya eran las 6:30, ya era de noche, nadie daba la muestra, estaban que se aguantaban obviamente, yo quería ir a mi casa a almozar, yo tomé un vasito o dos de cerveza. Ya me quería ir pero el Chino con el Conejo me dijeron ‘Julio, trae otra caja más’.
Ronaldinho en calzoncillo
Ese fue otro doping. En Porto Alegre en el partido de ida perdimos 2-0, yo venía con el menisco roto, no podía entrar a correr a la cancha y no hubo ningún lesionado en el partido ni en el partido de Chile ni en el de Brasil en Porto Alegre, yo rezaba porque no podía correr, estaba con el menisco roto, caminaba, pero no podía correr, cogeaba. Fuimos al doping con Pedro García y Aldo Corzo por Perú y para Brasil Lucio y Ronaldinho. Cuando Ronaldiño entró al camerín se puso a conversar, muy ameno, carismático, sencillo, risueño. Los hinchas le habían sacado su camiseta y su short, Pedro García le empezó a pedir ropa y al final se llevó una media. Siempre me dio esa imagen de la sencillez de Ronaldinho.
Diez minutos como entrenador del Boca Juniors
Eso fue en el 93 cuando viajo a Buenos Aires, pedí una pasantía para estudiar artroscopia, yo caigo, me hago amigo del médico del Boca y el doctor este me dice ‘vamos a candela, quiero que me ayudes en el entrenamiento de Boca’, pero en ese tiempo había campeonado con Tavares y había dos bandos en Boca, estaban divididos, los Halcones y las Palomas. Técnico que iba duraba poco... yo llegué con mi camisa floreaba y usaba gel y Navarro Montoya me queda mirando, no sabía quién era, ellos creían que yo era el nuevo técnico del Boca, que era paraguayo, y el doctor tuvo que explicar que fui a hacer una maestría, todo el mundo aliviado, ahí me hice amigo de Navarro Montoya.
La inyección que asustó a Raúl Fernández
Selección peruana, concentración en La Videna, castigados. Yo estaba durmiendo, era domingo a las 7 de la mañana, Vilca se levantaba a las 6 a masajear, estaba Raúl Fernández con él. Me tocan la puerta y era Teófilo y me dice ‘doctor, estoy con Superman, está mal de la garganta, le voy a poner antibiótico y dexametasona’. Pasan 10 minutos y pienso dexametasona, estamos 2010 y hay doping, no puede ponerse la ampolla de dexametasona, estaba en short, en pijama y salí corriendo al tópico sin zapatos. Quise impedir que le ponga la ampolla, yo había dado la orden, entro y ya le había puesto la ampolla. Yo cometí el error, pero estaba durmiendo. En el partido yo no dije nada, me la comí yo solito, qué le iba decir a Chemo... dije ‘Diosito ayúdame’. Treinta del segundo tiempo y piden doping, fue al sorteo, no salió obviamente, se me regresó el alma al cuerpo, imagínate que hubiera salido, castigo para él y castigo para mí. Regreso al camerín y solo Vilca sabía, ni Raúl sabía.
La noche que le tocaste las pompis a Maradona
Fue en 2006, yo estaba en San Martín, había un equipo de extranjeros y de limeños y Maradona estaba entre los extranjeros. Yo era el médico encargado y qué más quería yo, estaba en el camarín con Maradona, él ya no jugaba tanto, estaba más gordito. Antes de partido, yo me acerqué y le digo ‘Diego Armando, soy Julio, para servirte’, estaba temblando, me dijo ‘tranquilo torro, yo le aviso cualquier cosa’. Acaba el primer tiempo y el Puma lo había samaqueado a Diego, le había hecho un hematoma en la cadera y empezó a cogear. Le digo, ‘échate en la camilla’, le hice una revisión y el gringo estaba atrás con su cámara. Lo atiendo y luego nos tomamos una foto. Me pidió una ampolla, mi mano estaba temblando. Era chatito, se puso su base para la foto. ‘Maravilloso torro, sos un genio’, me dijo y Juan Carlos tomó la fotito y se demoró tres años para dármela, la había perdido.
Con Franco Navarro
El tenía una forma de ser, le gustaba dar órdenes, gritar... pero qué pasa... yo tenía mi kinesiólogo que tenía problemas de oído, Ney Hernández, tenía su aparatito. Estaban haciendo fútbol reducido y la bola pasó y él no escuchó la pelota, y Franco ‘oe, oe, no puedes pasar la pelota, baboso’, yo estaba al costado, yo lo había llevado al chico. Pasó como dos veces y le digo ‘Franco, no escucha bien, no le grites’ y Franco me dice ‘vamos a mi cuarto a conversar’, paro el entrenamiento. Entramos, nos sentamos, conversamos frontalmente y me dice ‘qué pasa’ y yo le dije ‘pasa esto, no me parece que esta sea la manera, yo estoy acá desde el 2004 y estamos 2013′, eso creo que no le gustó a Franco, le digo ‘Franco te pido un poco de moderación en eso, este chico está hace 8 años, no le puedes gritar así’. Yo salí del cuarto y los jugadores mirando. A los dos o tres meses salió Franco, los chicos pensaron que yo había hecho algo, pero no, no tuve nada qué ver.
Paolo Guerrero y Jefferson Farfán, campeones bolivarianos 2001
Esos Bolivarianos fueron cuando fueron las Torres Gemelas, estábamos en Ecuador, fuimos campeones y ahí era Zorro Aguirre, Farfán y Paolo Guerrero, el técnico era Chalaca González, no estaba el Loco Vargas, él va al Sudamericano. De Juveniles son diferentes, Farfán muy palomilla, comía el condenado, Paolo calladito, no pedía nada. Peta viajaba a veces, se molestaba y ponía su cara cuando Chalaca no lo ponía de titular, no lo ponía a veces, ponía a Jefferson y al Zorro, no sé por qué no lo ponía pero tengo la imagen de Farfán por derecha, centro y gol de Paolo, pero Chalaca a veces lo ponía al Zorro y ahí se molestaba Peta, lo miraba a Chalaca y Chalaca se volteaba, no quería verla. Después Paolo se va a Alemania, es más Paolo no va al Sudamericano Sub20, ahí es donde quedamos con un punto, todos nos ganaron.
Alguien se escapó del Golf Los Inkas
Sí, alguien se escapó, pero ese fui yo. Nadie sabe eso, ni Jaime Bayly se enteró. Era sábado en la tarde, viajábamos a Ecuador el lunes, era un buen empate con Brasil. El ambiente estaba medio movido. Yo vivía cerca, por Monterrico y mi hijo estaba con fiebre, era menor, me llama y me dice que estaba con 40 de fiebre y estaba solo en la casa. Yo tenía que ir a atenderlo, otra vez solo le dije a Vilca, mucho me ayudó Teófilo, me tapaba mucho los huecos. Cenamos a las 8, visita médica a las 10. Antes de las nueve le digo, ‘hijo ya voy’. Agarré una ampolla de antalgina, no había nadie ni cuando salí ni cuando regresé, me habré demorado 40 minutos, llegué antes de las 10 para la visita médica. No pasó nada, pero sí me escapé.
Tengo una del Chemo cuando me llaman para ser médico de la selección. Yo estaba operando en la Clínica San Lucas en Guardia Civil, estaba en el baño cambiándome de médico, poniéndome el gorro y me entra la llamada del Chemo. Una voz con acento español, ‘Julio cómo estas hombre, mucho gusto, soy Chemo del Solar’, yo no lo conocía. Le digo ‘qué gusto, gracias por pensar en mí. Ahorita tengo que entrar a operar, ¿lo puedo pensar un poco?’ y Chemo me dice ‘bueno hombre, tampoco lo pienses mucho porque este es un puesto...’, le dije que me diera solo un día. Yo le había hecho una promesa a mi padre, yo soy médico de fútbol por mi padre, él era psiquiatra de los antiguos Uribe, Chale, Cruzado. Yo soy un fútbolista frustrado, no tenía las condiciones, pero quería estar en ese ambiente. Cumplí mi sueño y siempre me emociono cuando lo recuerdo. Me encerré en el baño y me arrodillé y le di una plegaria a mi padre, eso lo saben pocas personas...
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