Mi gente de La fe de Cuto, luego del episodio con Salomón Libman, les traigo una edición con Diego Chávez, la recordada figura de Universitario de Deportes que suelta todo el aguadito concentrado que tanto les gusta.

Mira también:

En la charla, Diego Chávez nos cuenta sobre sus inicios en el fútbol a los 3 años y, además, asume sus errores tras ser ampayado varias veces por programas de espectáculos cuando jugaba en el equipo crema.

¿Quién te pone tu chapa ‘Chaveta’?

Eso fue en menores, fue el profesor Samuel Eugenio, para mí el mejor profesor de toda la división de menores. De ahí todos me decían ‘Chaveta’ por mi apellido Chávez.

¿Cómo te promueven al primer equipo?

A Samuel Eugenio le pidieron cinco jugadores para reserva, ahí estaba yo. Me subieron a Reserva, Samuel Eugenio me dijo que fuera de menores para allá, Reserva lo tenía Chirinos. El profe Chirinos, el primer día, estaba haciendo partido de prueba con primera, estaba Toñito, Galiquio, Miguel Torres, Duarte, Orejas, Andy y yo cuando llego piden un marcador derecho, en ese entonces Samuel Eugenio, toda la menores, jugué línea de tres, por derecha, por izquierda, nunca había jugador marcador derecho, no sabía ni qué era, conocía a los carrilleros que eran volantes.

Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)
Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)

Cuando me manda Chirinos, me mandó como diciendo ‘anda’, yo no conocía esa posición. Cuando voy, más o menos Chemo me indica y cuando me dan ese cachito aproveché y la rompí, a Chemo le gustó y me dijo ‘te quedas’. Ese mismo día me subieron a primera y Chemo me dijo que me quede. Al tercer partido del campeonato debuto y de ahí ya no salí nunca. Me dieron ese cachito y lo aproveché, yo soy de las personas que pienso que si te dan una oportunidad tienes que aprovechar.

Yo he pasado muchas cosas, cuando iba a entrenar a menores de la U, de Villa El Salvador, yo salía de mi casa, venía del colegio, salía de mi casa a las tres de la tarde, tomaba el carro hasta el camal en Lurín, caminaba una chacra, un camino de 20 minutos pura chacra, caminando porque no había para la moto. Mi viejo se sacaba el ancho y nos daba 3 soles para el pasaje, terminaba de entrenar en la U y tenía que venir 6:30 por esa zona caminando todo oscuro, iba encapuchado, solo. Llegaba a mi casa como a las 8:30 de la noche y eso era de lunes a sábado y domingo jugaba Copa Federación y así estuve 3 o 4 años.

¿Nadie te acompañaba?

Yo solito, tenía 13 o 14 años, hasta los 17 que me subieron a primera. Fueron tres o cuatro años duros, por eso cuando me dieron esa oportunidad dije ahora o nunca. Mi viejo, mi vieja, mi familia han luchado bastante. Toda mi familia es futbolera y el anhelo de mi viejo era que uno llegue a primera, todos mis hermanos jugaban. Tuve la oportunidad de debutar en el equipo del que soy hincha y salí campeón a los 19 años con la U, jugué todos los partidos de titular.

En menores me costó bastante, la sufrí, en ese tiempo todos eran hijos de papi, eran gringos, pitucos, pero lo que me gustaba de Samuel Eugenio era que hacía jugar a los que tenía que hacer jugar. Antes, en menores de la U, hace años hacían jugar a los que pagaban, a los gringitos, pero Samuel Eugenio desde que llegó, estuve tres años con él, con él aprendí muchas cosas y una vez me acuerdo que me parchó porque antes yo tenía necesidad, ya cuando tenía 15 o 16 años, se me presenta la oportunidad en mi barrio de jugar una Estafa...

Las famosas Estafas...

Y ahí te pagaban 100 soles o 150 por partido, yo tenía 15 años y para mí era bastante plata. Yo comienzo a jugar y a solventar mis gastos, mis pasajes, ya me compraba mi chicha, mi pan con pollo, ya me daba mis gustitos, me iba en moto, ya no caminando. Una vez Samuel Eugenio se enteró, llegué tarde a un equipo de Federación, yo era el capítán, llegué tarde y me parcho, me dijo ‘sabes qué, quieres jugar en primera, te desahuevas o te saco del equipo’.

En una...

Como mi papá lo conocía porque era técnico de menores de la U años... en el 2008 la U estaba con mucha deuda con profesores y mi papá renunció y se dedicó a hacer escuela de fútbol, por eso lo conocen todos los de menores de la U. Samuel habló con mi papá y nunca más fui a estafar. Así, la he tenido complicada.

Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)
Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)

Tu papá te puso ‘Diego Armando’ por Maradona

Sí, mi papá me puso Diego Armando porque nací en el 93 y en ese tiempo Maradona la estaba rompiendo. Mi hermano se llama Ronaldo... Mi papá tiene su escuela más de 35 años, antes se llamaba Boca Junior y ahora Chávez Junior, lo cambiamos porque vino el Boca de Argentina y no queríamos tener problemas. Mi papá siempre ha sido... mis tíos. Toda mi familia es futbolera, mis hermanos son profesores de fútbol.

¿Tú te formaste en esa academia o en la calle?

Yo me formé en la escuela de mi papá y a la vez en la calle, en el barrio, ahí uno aprende todas las cositas, todo el chocolate. Mi papá me llevó desde los 3 añitos a la escuela. A mi mamá la teníamos loca, rompíamos todos los adornos con mis hermanos, ya sabíamos ya que nos iba caer la manguera o el tres puntas, a mi mamá no se le pasaba ninguna. A mi papá le daba igual, pero mi mamá... sentíamos la puerta que abría y todos volábamos al segundo piso a escondernos debajo de la cama porque mi mamá encontraba todos los muebles pegados a la pared. Lo primero que revisaba era sus adornos, siempre le faltaba uno. La teníamos loca hasta que mi papá tuvo que hablar con nosotros. Mi viejo desde chiquito, a todos mis hermanos, nos llevaba a la escuela. Antes cuando jugabas en el barrio, el equipo que perdía, colgaban sus zapatos en el cordel, nosotros siempre ganábamos y hasta hoy en día están colgados los zapatos de los que perdían.

¿Cómo te fue en el colegio?

Me gustaba (Educación) física, para los estudios, no es que sea burro, pero no me gustaba matemática, pero los demás los llevaba. Era primero en las olimpiadas, en salto largo, carrera de postas, fútbol, voley, todo. A mis papás todas las semanas lo llamaban a la dirección porque rompía lunas.

Era nuestro martirio...

Mi viejo tenía que pagarlas porque todas las semanas rompía una. Mi viejo me dijo ‘ya tienes que parar porque no hay’, él era taxista y de ahí tuvo su escuela. Éramos nueve hermanos, pero mi papá se rompió el alma porque nunca nos faltó nada. Los estudios cero, todo era fútbol, yo jalaba tres o cuatro cursos. Mi tutor me decía, ‘sácame campeón en las olimpiadas y te hago pasar’. Yo era el que más jugaba en mi salón, los demás eran calladitos, yo siempre sacaba cara, jugábamos con el turno tarde, que eran más viejos que repetían, unos zambos grandotes que con la boca te comían, pero yo también tenía mi calle. Hasta ahora juego para mi promoción porque hasta ahora se juntan, pero bueno así me hacían pasar los profesores, si no olvídate, me hubiera quedado en segundo de primaria.

¿A qué edad comienzas a jugar fútbol?

A los tres añitos y mi papá me hacía jugar con los niños de 5 años, cuando tenía 5, jugaba con los de 8. Por eso cuando yo llego a jugar Federación era flaquito y los de la U tenían unas piernotas, unos brazazos, pensaba que me iban a comer, pero yo sabía el talento que tenía. Cuando me formó mi viejo de chiquito, desde los 3 a 12 años, a los 12 paso a la U, pasé una prueba. Mi papá era profesor de la U en ese tiempo, mi papá podía hablar pero no, yo pasé una prueba. Mi papá ese año renunció porque le debían como 8 meses, en menores, y luego se dedicó siempre a su escuela. Cuando debuté con la U en el 2012, jugamos con Aurich, fue mi debut. Estaba en Tenchy Ugaz, Reymond, la Comba, Chiroque.

Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)
Diego Chávez llega a La fe de Cuto para revelar sus más íntimas anécdotas. (Foto: Trome)

¿Con quién llegan?

Estábamos con Chemo. Estaba nervioso, no podía dormir. El estadio estaba lleno, era una cantera, yo era chibolazo, tenía 18 años. Me tocó concentrar con Galiquio. Uno en la casa está acostumbrado a comer en plato hondo. Todos se paran, había buffet, nunca había visto buffet. Veo que todos se paran, yo me quedó sentado, a mi me decían Cholo, Toñito me dice ‘párate, sírvete’. Todos se sirven, se sientan y voy yo, agarro un pato, me sirvo arroz, ají de gallina, un cerrazo, en plato hondo, me siento y toda la gente ‘oe cholo, ¿no vas a jugar mañana?’, todos se habían servido en el plato plano, todos me hicieron m... Todos estaban comiendo pasta con pollito y ensalada. Al día siguiente salgo al partido, perdimos 1-0, me entrevistan y de ahí no paré, seguí y no salí más del equipo. En ese tiempo era titular Christian Dávila... la gente me hizo miércoles por cómo me había servido, encima repetí. El tío Galiquio me dijo, ‘pobre que mañana no corras’.

Te asegurabas...

Y más anécdotas, en el camerín todos se echaban cremitas, colonias, yo de mono me compro mi cremita, voy a camerín, la gente se bañaba y comienzo a imitar y me decían, ‘cholo, ya estás aprendiendo’. De ahí comencé a usar mis cremitas, mis colonias, me compré mi neceser porque yo iba con mi mochila. Aprendí todo, en el fútbol he aprendido muchas cosas, saber a vestirme también porque antes iba como wachiturro, la gorra atrás, el polo ancho, todo pandillero.

Tú debutas en 2012, con Chemo...

Sí, Chemo me hizo debutar, me echó ojo al igual que con Andy y Orejas. Mi padrino fue el tío Galiquio, que hasta ahorita sigo esperando mi regalo. Cuando debuté, varios debutaron y a Toñito por ejemplo, debutó y le dieron su colonia, una colonia de dos ferritos. A Toñito y al tío Galiquio los tengo arriba porque veían por los chicos, por lo más jóvenes.

La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)
La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)

Cuéntanos las anécdotas del Sudamericano sub20 en Argentina

Ese momento fue lindo. Estaba Benavente, teníamos un equipazo, estaba Deza. Teníamos un gentón, Alexi Gómez también, una batería picante. Estaba Raziel García, el Churrito Hinostroza, Renato Tapia, Max Barrios, ese negro... no sabíamos que tenía treintaitantos años, estaba con un niño, yo concentré con él en Sudamericano, todos los días me tenía loco porque lo llamaba una flaquita desde Chiclayo, no me dejaba dormir. A mí el negro nunca me había contado... se hacía la chacota en el grupo, era un mate de risa.

El negro no dormía toda la noche, hablaba con esa flaquita pero nunca me contó que tenía 32 años, nadie sabía y llegó un partido que un amigo de él, que jugabamos contra Ecuador, lo reconoció y la gente no sabía... en ese partido lo mandaron para Perú porque lo querían eliminar.

Ecuador hizo reclamo pero no procedió pero saltó el escándalo cuando llegó a Perú. El negro tenía 32 o 33 años, pero si tú compartes con él piensas que era de la categoría porque era un niño. La gente le agarró mucho cariño.

SELECCION PERUANA DE FUTBOL SUB 20 DURANTE SU PARTICIPACION EN EL TORNEO SUDAMERICANO SUB 20 ARGENTINA 2013
SELECCION PERUANA DE FUTBOL SUB 20 DURANTE SU PARTICIPACION EN EL TORNEO SUDAMERICANO SUB 20 ARGENTINA 2013

Tenemos bastantes anécdotas. Me acuerdo que una vez, ya llevábamos dos semanas y media y habíamos eliminado a Brasil. Nos fuimos a los baños termales, la gente estaba encerrada un buen tiempo, encima veníamos de concentrar en la Videna. La gente quería soltar... teníamos un grupito que nos llamábamos los Sueltos, creo que Deza se olvidó el nombre en su entrevista.

Estábamos el Negro Alexis, Andy y Yordy Reyna. Yordy todos los años armaba chocolatadas ahí en Chiclayo y nosotros íbamos a las chocolatadas. El negro Yordy ponía todo porque tenía de allá, estaba con la candela, 10 puntos como amigo, su mamá me agarró bastante cariño porque era el más sumiso, yo respeto mucho. Hace poco me llamó para ir, para compartir allá en su casa pero no pude porque estoy con la escuela. Bueno, la cosa es que nos dieron libre, los Sueltos, estaba Alexis, Andy, el Lozo Deza, el Churrito, el Chaval no estaba en el grupo pero lo metimos, no estaba en el grupo de WhatsApp pero lo acoplamos.

La selección peruana que jugó en el Sudamericano Sub -20 de Argentina 2013. (Foto: AFP).
La selección peruana que jugó en el Sudamericano Sub -20 de Argentina 2013. (Foto: AFP).

La gente se comenzó a alistar. Mi hermano nos recogió, el primer lugar que fuimos era más malo... el segundo que nos lleva, era en una mansión y había de todo, de todos los países y de todos los colores. Lo llevamos al Chaval. La gente como era de barrio, cumplió su misión, estuvimos una horita ahí y el Chaval estaba sentado en el sillón, estaba con miedo, no quería, venía de España pues tío. El Loco Deza lo empiló, le dijo ‘nosotros te esperamos acá, vaya’. Lo hacemos subir y pasó media hora, una hora, dos horas, tres horas y el Chaval no salía, la gente ya se quería ir, ya estábamos con la hora, si llegábamos tarde era multa, nos iban a descontar por el premio de eliminar a Brasil. Mi sueldo era de 500 dólares, recién comenzaba y el premio era 1000 dólares, yo no querían que me descuentes y aparte habíamos gastado ahí.

SELECCION PERUANA DE FUTBOL SUB 20 DURANTE SU PARTICIPACION EN EL TORNEO SUDAMERICANO SUB 20 ARGENTINA 2013
SELECCION PERUANA DE FUTBOL SUB 20 DURANTE SU PARTICIPACION EN EL TORNEO SUDAMERICANO SUB 20 ARGENTINA 2013

No sé qué le habrán hecho al Chaval, que se enamoró, no se quería ir, se quería quedar, decía ‘déjame acá que yo hablo después con el comando técnico’. El Loco Deza lo jodía, le decía ‘hostía, vamos’. Al final lo sacamos al Chaval, no sé qué le hicieron, nunca nos contó, pero lo maleamos al Chaval, lo dejaron trapo ahí porque llegó a dormir, no bajó a la merienda y él es una persona correcta, no se perdía ni una comida, pero ese día no bajó a la merienda, en la cena estaba con un hambre... fue un mate de risa. El Negro Jordi era bien jodido también, es que éramos chibolos, 18, 19 años y la mayoría ahí ya teníamos como 20 partidos en primera, nosotros manejábamos el grupo, es que los demás venían de jugar Reserva.

¿Cómo fue esa cuando se escaparon con Deza de la Videna?

El loco Deza nos empiló, nadie tenía ropa, pero el loco Deza venía de Europa. Eran 10:30 de la noche y yo estaba en mi cuarto tranquilo concentrando con Andy... el loco Deza nos dice ‘es ahora o nunca porque después del partido vienen fiestas y no vamos a poder compartir’. Pero no teníamos ropa, ni zapatillas ni nada y el loco me dice ‘tranquilo, déjamelo a mí, vamos a mi casa, al Callao, o de ahí a Barranco Bar’. Nos juntamos en la piscina y siempre el preparador físico pasaba por los cuartos antes de dormir, plan de nueve. El profesor pasó, nos encontró en pijama a todos, se fue y nosotros nos juntamos en grupitos por WhatsApp. Me acuerdo que ya, Jorgito dijo ‘hay que pensar bien porque tenemos partido, tenemos que jugar’, el loco Deza decía ‘es ahora o nunca, vamos nomás’. Salimos encapuchados, sin ropa para tonear, trepamos las paredes por detrás de la Videna, por lo menos cuatro metros, pero el muro tenía huequitos y podías meter tus pies y bajar como el hombre araña, bajamos en manada.

Diego Chávez. (Foto: Difusión)
Diego Chávez. (Foto: Difusión)

Salimos corriendo y el de seguridad me dijo ‘a dónde van’, le dijimos, ‘ahorita regresamos’ y nos fuimos, tomamos dos taxis y nos fuimos a la casa de Deza. Abrió su clóset y espectacular, ropa de nivel, zapatillas, yo dije, me pongo esta ropa y ya no se la devuelvo, toda la gente decía eso, más hambriados. El loquito nos acharló a toditos. Ya cambiados todos, listos para ir a tonear, tomamos un taxi, llegamos a Barranco Bar, eran las 2 de la mañana. Queríamos irnos pero el Loco Deza decía ‘un ratito más’. Nos dieron las cinco de la mañana, teníamos que jugar con Alianza. 5:40, casi 6 de la mañana nos fuimos, tomamos un taxi, pero no estábamos mareados, sino trasnochados porque queríamos bailar. El loco Deza sí se tomó sus traguitos. Llegamos y no había por donde entrar, no podíamos entrar por el mismo lugar porque para dar la vuelta es complicado y la puerta ya estaba cerrada, primero pulseamos con el taxi. Antes de salir no pensábamos en eso. Se nos complicó. Teníamos que entrar por la puerta principal y sí o sí se iban a dar cuenta.

La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)
La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)

Cuando llegamos no había nadie pero estaba el de seguridad y le dijimos ‘tío, abre nomás’. Nos metimos corriendo como delincuentes. Nos metimos a nuestro cuarto, dormimos creo que media hora o 20 minutos y fuimos al comedor a tomar desayuno y nos fuimos al gimnasio, nos pasaron la voz porque todos estábamos rotos de la amanecida. Fuimos al gimnasio, hicimos el ejercicio normal pero no sabíamos que el profesor ya sabía todo, Burga ya sabía todo, pero era el equipo titular, todos, todos. Resulta que ese partido le ganamos 3-0 y le metimos un baile... todos rotos le metimos un baile, en la Videna, le metimos un baile al equipo titular, estaba Montaño, tenía buen equipo Alianza, pero nosotros éramos chibolos y estábamos con todo el chocolate encima. Alianza nunca agarró balón.

¿Qué pasó después?

Al día siguiente, ya sabían y nos llega al oído que Burga dijo que si no pasábamos el hexagonal, o sea la fase de grupo, acababa con la carrera de todos los que habían salido, que lo iba hacer público. Llegamos al Sudamericano y la gente dijo ‘la rompemos o nos retiran’. Parecíamos Brasil o Argentina, agarrábamos el balón y venía Uruguay, Ecuador, Colombia... eliminamos a Brasil ganándole 2-0, lo sacamos del Sudamericanos, se fue a su casa en fase de grupos. Nosotros pasamos al hexagonal. Burga llegó ‘esos son mis muchachos, bien mis muchachos, tomen su premio’. Un poquito más y Burga nos besa los pies. Encima que nos premió nos dio nuestra candela, nos felicitó. En el fútbol se tapa con resultados algunas cosas. Lo hicimos porque éramos chibolos, en plan de joda, no piensas las consecuencias.

La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)
La transformación de Diego Chávez en su búsqueda por volver a Universitario de Deportes. (Foto: GEC / Facebook / Instagram)

¿Cómo fue tu primer ampay?

Era ‘Amor, Amor, Amor’ en canal 2. Peluchín y Gigi.

¿Cómo te enteras?

Era a mitad de año. Jordi venía de Europa y alquilábamos un departamento en Miraflores. Íbamos un grupito de los Sueltos, nos mandamos a hacer un polo con un diamante adelante y atrás decía ‘Los Sueltos’. Éramos cinco o seis pero éramos fieles a todas las batallas. Siempre nos juntábamos. Yo después de entrenar me iba al departamento porque tenía todas las comodidades. Chapé mi cuarto, mi clóset, yo en mi casa ni clóset tenía. Eran como cinco o seis tardes en un edificio de lujo, con piscina, sauna, todo, yo nunca había visto un sauna. Chapo mi cuarto, me aseguro, llevé mi maleta de ropa porque era un mes. Dormía en una cama buena. Yo llego de entrenar de la U y un día antes habíamos salido y el ampay fue el jueves. Nos habíamos ido a una discoteca en Miraflores y estábamos con unas amigas del medio, las Wachiturras...

Uy....

Estábamos toneando y yo ni cuenta que me estaban grabando, estaba con gente más conocida que estaban jugando afuera y a mí me chapan, era que esa chica había llamado. Yo estaba rompiéndola y estaba Chemo de técnico. Chemo es firme. Yo llego al departamento, estaba en siesta muerto de entrenar y me levanto como a las 3 y veo un montón de mensajes en mi celular. Me mandaron los videos del ampay a mi WhatsApp, yo no lo vi en vivo. Estaba con mis causas, habían dos que jugaban conmigo en la U y con los que jugaban afuera. Yo calladito.

¿Qué pasó?

Toñito me llamó, estaba de capitán. Yo vi ahí al diablo, no quería ni aparecerme. Me dice, ‘llega temprano que yo voy a hablar con Chemo’, él hablaba siempre con Chemo. Chemo me la perdonó y en ese mes que el negro Jordi alquila departamento salíamos dos veces a la semana, como éramos chibolos jugábamos los domingos y la desconcíamos. Chemo habló conmigo, me dejó las cosas claras y me perdonó ese ampay. Pero en ese mes me ampayaron cuatro veces.

El segundo ampay voy a la casa de mi amigo el barbero, que hasta en la selección ha cortado, en su casa, sus viejos se van de viaje y su casa se queda libre y me dice ‘hermano, tenemos la casa libre’. Yo ya estaba curado después del primer ampay. Yo estaba chibolo pues, le dije que salía de entrenaba y bajaba a las 7, mi siesta es sagrada porque terminas trapo. Llego y mi amigo sacó a unas amigas y esas chicas eran del medio, yo no las conocía, una era Nery Brito, otra paraba en Barranco Bar, conocía a todos los futbolistas, llegaba con la prensa con Cossío, el del medio, el que pone a todas y la chica me sembró por segunda vez y ahí nomás. Me sembró, a la semana del primer ampay.

¿Qué pasó luego?

Las flacas llegan, comenzamos a tonear, esa chica comenzó a grabar, yo ni sabía. Al día siguiente salió en Amor Amor Amor ‘Diego Chávez no aprende la lección’. Llego al depa de Miraflores a hacer mi siesta, me levantan mis amigos. Prendo la tele y era yo de nuevo. Porque después de que fuimos a la casa de mi amigo nos fuimos a una 24 horas y Cossío compró un whisky pero yo con mis chelitas.

Diego Chávez renovó con Universitario de Deportes. (Foto: @Universitario)
Diego Chávez renovó con Universitario de Deportes. (Foto: @Universitario)

¿Era un local de comida?

Me graban cuando salgo del 24 horas y Cosío había comprado un whisky y me dice, ‘bájalo tú’. Ya estaba todo armado y yo chibolo, agarré el whisky y me graban con el trago, me hicieron mier... Llegamos al depa, me levanto, miro y tenía llamadas de Toñito Gonzáles, de toda la gente y no contesté, eso fue peor. Llegó el entrenamiento, Chemo me lleva a la esquina y me manda a reserva ‘tú sabes lo que has hecho, no quiero ninguna explicación, no te quiero más en el equipo’. Agaché la cabeza. Me voy a entrenar a Reserva y Toñito me dice ‘Cholo, voy a abogar por ti por segunda vez’. Pero a raíz de eso, del ampay, toda la gente me empezó a hacer leña.

Te hicieron leña...

Chemo ya no quería, se puso duro. Estaba entrenando con reserva y a la siguiente semana sale mi otro ampay, por tercera vez. Con Itamar Menjívar, creo que es la esposa del tío de Mi Barrunto, Lucho. Yo no sabía que ella era del medio, le hablé por Instagram, pero no sabía que ella había sembrado a varios, creo que a Luisito Caycho, habían salido en varios ampays los dos, y no sé con quienes más. Ella es bien guapa y yo tenía debilidad por las rubias, tú sabes que la pelotita hace magia. Fui a su casa a verla, en Surco, nos veíamos seguido y llegamos a estar, estuvimos como tres meses.

Tres mesesitos...

Mi compadre Cáceres de Reserva me acompañaba siempre porque yo me palteaba porque ella vivía con su mamá y su hermanito, si no me equivoco su familia es venezolana. Pasó el primer mes y me fui al Centro de Lima a comprarle un peluche de dos metros, mis chocolates, flores. Estaba de novio, la llevo a mi casa, a conocer a mi mamá y de ahí me escribe una chica ‘X’ por Facebook, me empieza a pulsear, entro a la joda, y esa chica que se llamaba Dulce se comunica con Itamar y le cuenta, me echó, era chibolo pues, tío.

¿Qué te dijeron?

Me fui al depa, ya no dormía, ya no hacía siesta porque estaba en Reserva

Las exigencias no eran las mismas...

Y de nuevo ‘Ampay, Diego Chávez no sabemos si se hace el loco o no escarmienta’. Peluchín y Gigi me hicieron mierd... Se presentaron las dos chicas en vivo, en el programa, las dos juntas, se hicieron pinkys. Esa chica Dulce era de Barrios Altos, del barrio del negro Andy, le pregunté si la conocía para que la parche porque ya había un rumor que iba salir algo mío. Hablaron con ella pero salió el tercer ampay.

Te hicieron picadillo...

Dije ‘ahora qué voy a decir, pensé que me podían rescindir el contrato, pero eso no decía en mi contrato. Llegué a entrenar a Reserva y Toñito y toda mi gente y me empezaron a hacer miércoles, todos los días me jodían.

¿Qué pasó luego?

Chemo se va y toma la posta Oscar Ibáñez y él apuesta por mí. Yo ni sabía, pero salió en los periódicos, no me habían dicho nada. Fui a entrenar a Reserva y Oscar me llama, me dijo ‘te estoy dando la oportunidad, solo quiero que me respaldes en la cancha, de ahí tu vida personal cuídala, serías huev.. de cometer los mismos errores’. Comencé de nuevo, 2014, 2015, 2016 que fui campeón del Apertura y ahí me vine abajo anímicamente en el 2016, porque a esa Copa América llevan a nueve de la U, Orejas, La Pulga, Andy, Trauco, Cáceda, Balbín y yo la estaba rompiendo, salimos campeones del Apertura, yo decía ¿por qué no me han convocado a mí? No me llevaron a mí, yo lloraba. Me puse triste.

¿Qué pasó?

Me quedé entrenando con el club y no quería saber nada, comencé a comer, a subir de peso, me descuidé, perdí el puesto, lo trajeron al ‘Gato’ Cuba, termina el año y me quedaban dos años más de contrato y en 2015 viene el ecuatoriano Luis Suárez, el mundialista, él trae a sus extranjeros, la gente los recibió bien. Se armó un broncón, no comenzaron a salir las cosas, lo quisieron sacar al técnico.

Se meten al descenso...

lo aguantaron un poquito más pero hubieron problemas por los extranjeros en el camerín. Henry Jiménez, el uruguayo comenzó a hablar de los más grandes a las espaldas y a Toñito no le gusta la vaina, hicimos una reunión en la cancha y Toñito lo encara delante de todos. Jiménez se paró y lo madrugó, toda la gente se paró, Toñito se le fue encima, es que lo agarró conversando. Todos nos metimos, los extranjeros también. Nos separamos y al final le rescindieron el contrato a Jimenez, a Suárez se fue, lo sacaron y vino el Puma, Roberto Chale, Paolo Maldonado, Goyo también estaba, gente de la casa. Estaba el profe Ramón Vásquez. Teníamos que salvar el 2015, comenzamos a levantar...

El tío Chale no hacía nada, en la silla se quedaba dormido, pero te motivaba. A los blancos peruanos, Guarderas, Benincasa, les decía: “¿Qué hacen acá? ¡Váyanse a Esto es guerra!”. Esos tres meses que quedaban, salvamos, terminamos bien el año, clasificamos a Sudamericana.

Contenido sugerido

Contenido GEC