Los primeros días en mi nuevo club Independiente fueron intensos y de reconocimiento en un nuevo país. Sabía de la pasión de los hinchas argentinos, por el recuerdo de infancia de cuando viajé con Cantolao, con Universitario y por lo que me contaron mis amigos argentinos con los que jugué. Fue muy distinto vivirlo en carne propia, la sensación es otra. Fue más fuerte de lo que había imaginado. Eso lo percibí desde el primer día.
En mi primer entrenamiento fui bautizado, como casi todos los que llegaban al club por primera vez, según me contaron después mis compañeros. Sucede que ese día llegué tarde a la práctica, ya que me perdí al momento de llegar al complejo Villa Dominico, punto de entrenamiento del equipo ‘Rojo’. Es algo que suele suceder con los nuevos que se suman al plantel, me contaron entre risas casi todo el plantel.
En la primera práctica tuve un pequeño incidente, por decirlo menos, con un joven llamado Diego Forlán. Estamos hablando del año 99. El uruguayo daba sus primeros pasos en el fútbol internacional, luego emigraría a Europa, Manchester United, Villarreal, Atlético de Madrid, Inter de Milán, y llegó a realizar la brillante carrera que el mundo conoció con participación en mundiales incluido.
¿Pero qué sucedió en el primer entrenamiento con Forlán?
El uruguayo intentó hacerme una huacha y ni bien acabó la jugada me fui encima de él, me tuvieron que agarrar entre cuatro para impedir que me lo lleve por delante. Tuve que marcar mi territorio y dejar en claro que no era un caído del palto. Eran tiempos que yo no aguantaba pulgas. Hoy me río, son anécdotas que son parte del fútbol. Luego con Diego Forlán me encontré en el año 2005 cuando la selección peruana enfrentó a Uruguay en el estadio Nacional. Fue mi último partido con la ‘Bicolor’ dirigido por Freddy Ternero. Luego de varios años, nos dimos un fuerte abrazo tras el empate (0-0) de nuestras selecciones.
Por esas cosas de la vida, en el año 2021, en la final de la Copa Libertadores entre Palmeiras vs. Flamengo, que consagró al ‘verdao’ al ganar por 2 a 1 en el estadio Centenario de Montevideo; nos volvimos a reencontrar. Ya ambos éramos exfutbolistas. Él era parte de la comitiva del comité organizador como Leyenda y yo había viajado representando a una marca de cerveza. Nos vimos a la distancia y me reconoció y me permitió ingresar hasta el lugar donde él se encontraba. Fue un grato momento volvernos a ver. Me hice una foto para el recuerdo. Luego del fútbol, siempre quedará las buenas amistades.
La vida nocturna de Buenos Aires.
Así como entrenábamos a full intensidad, también había tiempo para salir a relajarnos más allá de compartir los famosos asados, algo típico de los argentinos. Nunca olvidaré los famosos boliches argentinos, un lugar obligado para recorrer y disfrutar de las noches bonaerenses, donde te encontrabas con diferentes figuras del fútbol como de la televisión. En ese tiempo había el famoso boliche que llevaba el nombre de La Diosa, era el top, el más visitado.
El defensa Mariano Pernía fue uno de los que me hizo conocer y recorrer un poco la vida nocturna en Buenos Aires. Nos hicimos muy amigos compartiendo gratos momentos que hicieron de mi estancia en Buenos Aires muy ameno. Uno aprende de todo en la vida. Ambos éramos contemporáneos, pero luego que regresé de Argentina un día lo vi por televisión a Pernía y me sorprendió gratamente.
Pernía el mundialista.
Era el año 2006 y se disputaba el Mundial de Alemania. Yo jugaba en Universitario y un día veo el partido que estaba jugando España y en eso veo a Mariano Pernía en acción. En ese momento, lo juro, no entendía nada. Me dije: no me puedo equivocar, es él, mi amigo, pero él es argentino. Estaba jugando el mundial por España. Obviamente comencé a averiguar sobre el tema y me enteré que se había nacionalizado español y fue seleccionado por el DT Luis Aragonés para jugar la justa mundialista.
La vida es así, nos da alegría y emociones en el momento que menos lo esperamos. Nos leemos el próximo lunes.