Hace unos días en mi Restaurante Cuto 16 pasé saludando a todos los comensales, que día a día, se dan cita para almorzar los diferentes platos que ofrecemos; pero aquella tarde sucedió algo que me hizo recordar mi época en el colegio. Había ido al restaurante la profesora que enseñó en mi colegio 5039 de Ciudadela Chalaca, que de cariño la nombro como Corongo City. Fue un encuentro que me dejó paralizado por unos segundos al verla.
Aquél día pasaba mesa por mesa agradeciendo a todos por su visita hasta que vi a una señora que me queda mirando fijamente, me sonrió y me dijo: “Cuto no te acuerdas de mí”, en ese instante comencé a hacer memoria, por milésimas de segundos me quedé paralizado, mientras trataba que recordar el lugar donde la conocía hasta que me ayudó diciéndome: “Soy la Miss Lita”.
En ese momento mi mente se echó a volar recordando mi vida escolar, mi infancia, los amigos con los que compartí esa etapa, que atesoro, ya que todos ellos me acogieron con tanto amor y siempre me apoyaron. La saludé de manera muy especial, me dio mucho gusto verla, me remonté a la época estudiantil. De inmediato pregunté por Miss Rosita, aquella profesora que fue un ángel enviada por Dios ya que me cobijó como a un hijo durante todos esos años.
Miss Lita me compartió el número de Miss Rosita Macedo Marín y de inmediato me puse en contacto y junta a ella recordé los años maravillosos de mi vida en el colegio 5039, ubicado muy cerca al lugar donde vivía en eso años.
En ese colegio hice toda mi primaría y la profesora era una madre para mí. Ella me ayudó mucho. Yo he sido muy maluco para los estudios, siempre diciendo la verdad por delante, pero sin querer justificarme. Sufría del TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad), pero en esos años, inicios de los 80, no se sabía mucho de dicha condición y la familia estaba más enfocada en conseguir para la comida que en ver si uno tenía un problema en los estudios. Hoy, se conoce más del tema y hay mucha información al respecto.
Pero a falta de eso, estuvo mi profesora Rosita y ese grupo de amigos que era como mi familia, me apoyaban genuinamente día a día en todos los aspectos. Recuerdo como si fuera ayer cuando a una sola voz el salón pedía una oportunidad más para mí, ya sea para un examen más o un día más para presentar mis cuadernos o mis tareas. Recuerdo ese momento y se me hace un nudo en la garganta.
Hago memoria y me acuerdo de Víctor Ramos, Manuel Timaná, Mirtha Canales…como olvidarme del gran Omar, era el más chancón o uno de los más destacados, lo buscaba para que me preste su cuaderno para ponerme al día. En casa no había el apoyo suficiente, era entendible, ya que mi Mamá Prince tenía que rebuscársela para llevar un pan para comer, por eso recurría a mis amigos y así hacía malabares para cumplir a duras penas con el colegio.
La profesora Rosita Macedo Marín, que todavía sigue enseñando, me ayudó a recodar a mis otros compañeros de aquella promoción. Alberto Saenz, Nelly Rivera, Sarita, Verónica Ramos, Yuli, María Luisa, Dina, María Soledad, Verónica Jiménez, Rosita, Marcos Chapoñan y Guido. La directora Luz Angélica Tamaríz.
También me hizo recordar que yo iba con el buzo del Cantolao cuando venía de viaje, tanto de Argentina como de Europa, donde estuve como 40 días. El deporte, el fútbol, fue mi otro aliado y me refresca la memoria cuando me dijo que ellos, todo el salón, todo el colegio, se mostraban muy orgullosos de mi persona ya que los representaba a gran nivel y era como un embajador para ellos.
He vuelto a recodar mi época del colegio y la he vuelto a revivir como si fuera ayer.
Nos leemos el próximo lunes.