Carlos Zambrano en ‘La Fe de Cuto’: las ‘mechas’ con Demichelis y Lewandowski, Cantolao, su sueldo en Schalke, Farfán y más

ESTAMOS IMPARABLES. Mi gente de ‘La fe de Cuto’, tras la parte final de la íntima entrevista a Claudio Pizarro de la que todos hablan, ahora les traemos otro episodio de colección. En esta edición conversamos con Carlos Zambrano, el ‘León’, jugador de Alianza Lima que ha paseado su talento por equipos como el Schalke y el Frankfurt en en Alemania. ¡Harto agüadito!

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El ‘Káiser’ nos abre las puertas de su casa y nos revela secretos sobre su infancia y sus inicios en el fútbol. En esta charla descubriremos cómo fue que el ‘Káiser’ formó ese carácter aguerrido que lo caracteriza.

Además, Zambrano cuenta cómo logró llegar a Europa tras iniciarse en Cantolao cuando apenas tenía 15 años. Anécdotas junto a Jefferson Farfán, Martín Demichelis y hasta con Lewandowski forman parte de este programa de lujo que no pueden dejar de ver. No se olviden que ‘La fe es lo más lindo de la vida’. Arrancámos.

MIREN TODO EL PROGRAMA, NO SEAN SOBERBIOS...

¿Con qué chapa te quedas, ‘Kaiser’ o León?

En el barrio me decían ‘Basurita’. Mis tíos me dijeron que de pequeño no hacía caso, siempre me decían que era una ‘basurita’. Mis padres me supieron encaminar. Vengo de un barrio complicado, Gambeta Alta.

¿Quién te pone la chapa de León?

Me lo pusieron en Trome, César Manayay, en mi primera entrevista que tuve en plena calle, en Miraflores, en la estatua de un León que está por el parque Kennedy. Me convencieron, tenía 16 años. El ‘Káiser’ me lo pusieron en Alemania (Por Franz Beckenbauer), fue un tremendo orgullo.

¿Cómo fue tu infancia?

Sinceramente, hermosa. Me atrevería a decir que hoy en día tengo todo. Antes, vivíamos en una casa pequeñita, dormíamos todos en un cuarto, éramos humildes, pero felices y unidos a pesar de los problemas. Con lo poco y mucho que me podían dar, lo disfruté a cada momento. No veía a mi papá en tres días porque era taxista del aeropuerto.

¿Qué travesura recuerdas de cuando eras niño?

Una vez, mi tío estaba sentado en la vereda de la calle leyendo su periódico. Tenía 6 o 7 años. Me puse atrás de él, me bajé el pantalón y lo comencé a orinar. Me puse a correr. No me siento orgulloso, pero fue una travesura de niño.

¿En qué momento te diste cuenta que te dedicarías al fútbol?

A los 8 o 9 años ya estaba con la emoción del fútbol. Una vez mi mamá me mandó a recoger un vuelto, me puse a jugar y no encontraba el billete. Me dieron una tanda. Me castigaron y no me dejaban ir a jugar, eso me dolió más. Al final mi papá me mandó a cambiarme para que vaya a jugar fútbol porque habían encontrado el billete. Estaba en mi bolsillo, se había metido en un huequito.

¿Cómo llegas a Cantolao?

Un amigo de mi viejo le dijo que me llevara a Cantolao a probarme. Quedé en la categoría 89. Era consciente de que habían niños mejores que yo. A mi mamá los técnicos le decían que yo iba a jugar en Europa. No les creíamos. Esa etapa en Cantolao, sinceramente, fue la mejor de mi carrera. Me marcó, me hizo crecer, me hizo solidario, me hizo temperamental. Ahí saqué todo.

¿Por eso quieres terminar tu carrera en Cantolao?

Lo he dicho abiertamente. Soy hincha aliancista desde que tengo conocimiento, por los colores que siempre me han gustado pero al iniciar en Cantolao le agarras un cariño distinto, sabiendo que es una academia donde sabes que no va a lograr muchas cosas como Alianza, U o Cristal que pelean títulos.

¿Qué recuerdas de la sub 17 de la selección peruana?

Los malos resultados porque no nos fue bien. Recuerdo más de la sub-20 estaba Reimond, Eder Hermoza, Adrian Zela, Corzo, un equipazo, apuntábamos a grande, pero los resultados no se daban.

Después te vas al Schalke…

Habían muchos veedores que seguían los torneos de los menores. Fui un tocado, después de los resultados negativos, rescataron a lo positivo del equipo y, gracias a Dios, era uno de ellos. Para la firma, para que me representen, me ofrecieron dinero. Cuando escuchas Europa, te emocionas. Me dieron un sobre lleno de billetes, habían 30 mil dólares. Se lo di a mi mamá para que pague las deudas y arregle el departamento. A todos los niños les digo que hagan caso a sus padres.

¿A los cuantos años te vas a Schalke?

A los 15 años. Me fui a probar por tres semanas. Mi mamá no quería que me vaya pero yo sabía que tenía que regresar con un contrato. Cuando pasé la primera prueba en Schalke, me dijeron que me quedaba y que me quería sí o sí. Agarré un teléfono y le dije: “Me quedo, vieja”. Fue su regalo por el Día de la madre.

¿Cómo fueron tus primeros días?

Sinceramente, me daban 2 mil euros. Mandaba mil y me quedaba con mil. Tenía visa de estudiante, no entendía nada y tenía que tomar el tren. El encargado del club me llevó y me dijo que regrese solo, que me esperaba en el club. Estaba más asustado. Me subí al tren y me perdí. Tuvieron que venir a recogerme. Siempre que vuelvo a Alemania me subo a los trenes, me encanta, es otra cultura.

Debutas en la selección peruana en el 2008 en un amistoso con Costa Rica, sin estar en la profesional.

Es algo anormal. Chemo del Solar me llamó. Tenía 19 años y había pasado el problema de la selección, lo del Golf. Suspendieron a unos compañeros y ahí me dieron la oportunidad. No podía creerlo.

‘Chemo’ seguro tenía referencias…

Nunca se lo pregunté. Ahora se ve que convocan a un jugador solo para que no juegue por otra selección. Igual no tenía opción de jugar por Alemania, pero podía pasar porque me preguntaron si tenia interés de jugar en la sub-17. En ese momento yo la estaba rompiendo y allá te dan la facilidad cuando quieren a un jugador te mueven los papeles. Dije que no, imposible. Opté por Perú, a pesar de las adversidades.

Cuéntame del partido con Argentina, te agarraste con Demichelis…

En el área siempre hay jalones, me traté de soltar. Yo era chibolo ‘achorado’, arrebatado. Me dijo algo que no me gustó, le menté la madre y me dice lo mismo en argentino. Yo reacciono y me lo apro. Era flaquito, igual me achoraba por todo y estábamos perdiendo todavía. Fue la calentura del momento. En el campo está permitido, pero después no pasa nada. Me he cruzado con él en Bayern Munich y siempre hay respeto. Solo que yo era malcriado, de carnicero a carnicero.

Luego debutas en el Schalke..

La selección me dio un impulso tremendo. Schalke sabía la joya que tenía al verme jugar así y me aprovechó. Me contrataron, la peleo y el primer año me comí banca. Yo sabía lo que podía dar, ya habpia jugado en la selección con todos esos monstruos. Tienes que esperar tu momento. Ahí viene el error de muchos jóvenes, que no tienen la cabeza fuerte y que piensa que darle todo porque vienen del extranjero, no es así. Mi contrato fue chiquito, yo sabia que si venía Alianza, Cristal o U, me iban a pagar más que allá. 10 mil dólares me podían dar, tranquilos. Un peruano sueña con emigrar.

Tuviste que esperar…

No podía poner mala cara, sabía que mi oportunidad iba a llegar. Cambiaron de entrenador, llegó Felix Magath y él apostó por los jóvenes. Me hicieron un contrato más grandecito. Ahí comenzó mi carrera. Comencé a ver los euros de verdad.

¿Que recuerdas de esos momentos cuando convives con mi sobrino Jefferson? ¿Te quedabas con los vueltos?

Él llegó consolidado del PSV. Yo ganaba casi tres mil (euros) netos y mandaba 50 - 50. Tampoco es que me daba 500 euros, me daba 100 euros y el McDonalds salía 30 o 40 euros. Yo le decía ‘Aquí está tu vuelto...’ y él me decía: ‘Agarra no más’. Era plata. A veces ni sacaba la mano del bolsillo. Ja ja ja. Comíamos dos veces a la semana.

¿Qué otro recuerdo tienes con Jefferson?

Nos hicieron pasar una Navidad y Año Nuevo juntos, estábamos en pretemporada y la pasamos solos. Llegaron las 12, en Perú eran 6 horas menos. Nos levantamos a las 6, saludamos a las familias por la computadora. Ni tomamos. El sacrificio dio sus frutos. A él le está yendo bien, se ha retirado económicamente bien, futbolísticamente él sabrá cómo se retiro. Contento por él. Lo otro, sus errores, todos tenemos errores, no me meto ahí.

¿Con quien compartías vestuario en Schalke?

El gracioso era Rafinha. Es un personaje. Estaba Kuranyi, medía 1.94, muy buena onda, me ayudaban mucho. En este tiempo estaba Valeri, el uruguayo.La ‘Foca’ cuando llegó me ayudó mucho. Estaba Rakitić, Manuel Neuer, Raúl, me cruzaba con las estrellas. Me sentía pagado al estar con esas figuras.

Luego te vas a San Pauli...

Quería más oportunidades y ganar un poco más. Aún no le compraba su casa a mi vieja. Tenía 21. Me fue bien y mal. Empecé rompiéndola y luego me vino una lesión en la cadera de seis meses en la cadera. El equipo se fue para la baja, segunda división. No estaba el ‘León’. No quería quedarme más ahí. Pasaron cosas malas con la gente que me representaba, me enteré detalles que no me gustaron. Decidí no trabajar más con ellos. Eran suizos, dueños de bancos, querían todo para ellos. Luego me ofrecieron un millón para seguir con ellos. Si mi familia me daba el ‘ok’, chapaba la plata. Ellos me dijeron que no, rompieron esa confianza. Después apareció Elio Casareto.

Y qué pasó después...

yo quería salir de San Pauli, donde sea. Me fui a Frankfurt, ahí es donde pasa la magia. Me sentía como en Cantolao, una buena etapa. Sentía el apoyo, el respaldo. Casi nunca me equivocaba. Sentía que era el mejor, clasificamos a UEFA. La gente me quería. El día del partido de Alemania, entrenamos en el campo de Frankfurt, llegaron 40 personas y al final la gente me pedía foto. Había dejado huella, la gente me recordaba.

¿De qué te acuerdas?

Era feliz, no por un tema de dinero. La gente aún me tiene cariño. La hinchada de Frankfurt me decían que quería que vuelva, pero por la edad es imposible. Tengo gente con varias personas de ahí, dirigentes y utileros.

¿Con quién compartías vestuario?

Con Nelson Valdez, con Kevin Trapp, con el capitán de Japón, Hasebe, y Alex Meier.

¿Qué pasaba por tu mente cuando jugabas con Lewandowski?

Eran rivalidades del momento. Habremos jugado 8 o 10 veces, se volvió una rivalidad. Nosotros éramos un equipo humilde, Bayern era un equipazo.

Él se ha quedo traumado te tiene presente.

Yo creo que es el show de la prensa. Cómo se lo habrán dicho...

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