estrena columna en Trome.pe. Desde hoy y todos los martes el exjugador de Universitario de Deportes no duda en contar sus vivencias, anécdotas y todo lo que ha vivido durante toda su etapa deportiva en ¡Qué tal Cuto!.

Cuto Guadalupe, como él mismo lo dice, 'tiene hambre' de escribir todo lo que ha pasado y le sigue pasando. Por ello, sin más preámbulo aquí te dejamos su primera columna: 'Cuto 16', la historia de su restaurante. Lee, ríete y disfruta.

Esta es una nueva aventura con Trome.pe, contando mis vivencias, mis anécdotas. Tengo mucho que dar a conocer. Tengo hambre de escribir todo lo que me ha pasado y me sigue pasando. Porque la vida me ha dado alegrías, tristezas, oportunidades, logros, sueños realizados y frustraciones, amigos y enemigos. Me han cargado, he cargado, he metido goles, me han hecho huachas, el viejo Menotti me debe un triunfo que nunca olvidará, fui el chibolo del equipo, fui el experimentado, nací en Chincha, crecí en Corongo, jugué en Europa. En general, me ha pasado de todo mientras he hecho camino al andar. Jamás me verán quejándome. Estoy poseído por seguir en esto de la vida.

Empecemos por el final. En esta primera columna les contaré cómo nació la idea de tener el restaurante 'Cuto 16'.

¿Por qué un futbolista que se acaba de retirar abre un restaurante? Me decían que abra una academia de fútbol, pero los que me recomendaban esto no me conocían lo suficiente. Los que sí me manyan no se extrañaron cuando salí en la TV con mi carapulcra y toda la fuerza de los Guadalupe.

Es que poner un restaurante familiar es una idea que siempre estaba en mi cabeza, desde mis inicios en el fútbol profesional (Universitario de Deportes, 1995, me peleaba el título de delantero revelación con mi hermano 'Loverita' Ramírez, éramos la sensación del campeonato). Pero en ese momento lo del restaurante fue como la propuesta que tuve del Warford, el equipo la Premier League: no se pudo concretar.

Yo quería ser protagonista del proyecto, ver, atender, administrar. Era delantero, quería definir y celebrar, no solo dar pase para que otro grite el gol. Al inicio, decía, estaba metido al 100% en mi carrera y decidí seguir así. Pero ya retirado del fútbol profesional la idea tomó color y hoy es una realidad. Pero vayamos por partes.

Desde que fiché por Universitario, en mis inicios en el balompié profesional, teníamos la costumbre de reunirnos. En un principio, en mi casa de Corongo City. Luego, en la casa que le compré a mi mamá Prince, en La Perla, donde actualmente funciona mi restaurante Cuto 16.

Y LOS CONVOCADOS SON

En cada convocatoria (apunten, así les llamamos a nuestras reuniones) iban amigos como ‘Puchungo’ Yáñez, Waldir, Rebosio, ‘Chiquito’ Flores, El ‘Puma’ Carranza, Solano, Omar Reynoso, Percy Olivares, Maldonado, ‘Goyo’ Bernales, Leo Rojas, ‘León’ Rodríguez, Marengo, Carazas, ‘Pachito’ Guzman, César Charún y así puedo seguir enumerando a muchos amigos más.

Estas convocatorias eran cuando no había convocatorias, en nuestro día libre o en el cumpleaños de uno de nosotros. Nos refrescábamos con sus respectivas 'hulk' heladas (así le llamamos a la cerveza de botella verde). Y de fondo venía su rica carapulcra con sopa seca, su pollada o cada plato que era preparado por mis hermanas Diana, María, Rosa y mi mamá Prince. Ya se imaginarán que todos pedían su ‘repeticuá’, ¡lo justo! Ellos terminaban maravillados con la comida y nunca con hambre.

La sazón estaba garantizada por mi mamá Prince. ¡Ni Gaston! Ella y todas mis hermanas han heredado la buena sazón que tenía mi abuela Eufenia, "la mama", como le decíamos de cariño.

Desde esa época se gesta la posibilidad de tener un restaurante. Mis amigos me lo comentaban siempre. En casa todos la pasábamos muy bien, no solo se comía rico, también mostraba mis cualidades en el baile. Era el bravo en la pista. Se comía muy delicioso y también se ‘rumbeaba’ de lo mejor al ritmo de la música del gran Héctor Lavoe, Ángel Canales, El Gran Combo, Manolito y su Trabuco y del gran Gilberto Santa Rosa con su tema, Perdóname.

Asu ya estoy entrando en trance, estoy comenzando a estar poseído, jajaja.

Volviendo al restaurante, ya casi retirado del fútbol, Gisela Valcárcel me convoca para bailar en El Gran Show (ella durante mucho tiempo me buscó para bailar, pero yo siempre le di prioridad al fútbol y no me arrepiento), luego de concursar varias semanas quedé eliminado. ¿Qué hacer?

Meditando con la familia, ya retirado del fútbol profesional, buscaba qué otra actividad podría realizar para ganarme la vida. No es fácil dejar el fútbol, el exfutbolista que diga lo contrario miente.

Gracias al bravo, como yo le digo a Dios, tengo una imagen bien ganada, un feeling con la gente, del equipo que sea. Eso que se llama carisma, buena onda. Teníamos un buen punto de partida.

Conversando con mi hermana Diana, a la semana de salir del Gran Show, dijimos "vamos a realizar una pollada en la casa". Al toque, caliente, antes de que se enfríen las cosas. Pasamos la voz a los amigos en menos de tres días. Vendimos como 300 polladas y casi 100 cajas de cerveza. Un éxito total.

Entonces, ya en la ‘resaca’ de la actividad, mi cuñado el ‘Toro’ Gino dice, como quien funda una ciudad, quien da inicio a una nueva era: "creo que llegó el momento de poner el restaurante". Lo mismo opinó mi hermano Domingo (Kembo).

Comenzamos a masticar la idea y darle forma al tema. Luego de unos días nos pusimos de acuerdo y llegamos a la conclusión de que todo era factible. Así que vamos pa’ delante, con todo.

Luego llegó el momento de buscar el nombre. Eso fue más fácil: Cuto, por mi chapa que ya es como mi apellido, y 16 por el número que siempre utilicé en mí carrera. La camiseta número 16 me la dio ‘Pajita’, el utilero de Universitario. Fue el número que usó Puchungo y cada vez que era posible o el número estaba libre lo utilizaba en los equipos que jugué.

Y así nació la idea del restaurante, que siempre digo más que un restaurante es una casa. Nos vemos el próximo martes.

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