Cuando se habla de comedia en México, no puede faltar mencionar a Miguel Galván. Originario de Juan Aldama, Zacatecas, nació un 13 de octubre de 1957, teniendo inclinaciones por el teatro y la actuación desde muy pequeño. Años después, se convertiría en uno de los comediantes más reconocidos de todo el país, uno que hasta el día de hoy su partida pesa en cientos de miles de corazones.
Popularmente conocido también como “La Tartamuda” o “El Parejota”, por dos de sus personajes más populares en la pantalla chica, dejó sus estudios en la Universidad del Valle de México para dedicarse a la actuación, estudiando este arte en el Estudio de actores Dimitrio Sarrán durante 3 años.
Al principio, comenzó haciendo stand up y como educador de este mismo tipo de comedia, pero su salto al estrellato llegó con su debut en la televisión con un comercial del área de banca. En él representó a un asalte en prisión, al cuál le pusieron de apodo “La Tartamuda”. Más adelante, participaría en obras de teatro como “Atrapado sin salida”, “Mi amigo el unicornio” y “México canta y aguanta”.
A pesar de gozar mucha popularidad y ser querido por sus fans, lo cierto es que Miguel Galván era una persona introvertida, muy diferente a cómo se mostraba con sus personajes, y también tuvo una agonía muy dolorosa hasta su muerte definitiva en abril del 2008. ¿Qué pasó en sus últimos momentos de vida?
LA LARGA AGONÍA DE MIGUEL GALVÁN
Algunos fans no conocen que Miguel Galván estaba muy resentido con la vida y no celebraba su cumpleaños. Esto se debía, tal como informó El Heraldo de México, porque su madre falleció el mismo día de su cumpleaños, al momento del parto, por lo que cada día que cumplía un año más de vida iba al cementerio a visitarla.
Con todo esto en su cabeza, lo único que le daba fuerzas para seguir adelante eran los shows de comedia, hasta el punto de hacerse él mismo un comediante. No era extrovertido, pero sus dotes en la actuación lo ayudaron a convertirse en uno de los personajes de la televisión más entrañables de México.
Lastimosamente, a los 50 años de edad fallecería por un paro cardíaco, pero este fue el menor de sus problemas. 40 días antes de su muerte, fue internado en un hospital por una complicación en su diabetes, una enfermedad con la que había estado luchando durante muchos años.
Los problemas de hipertensión lo seguían cada día y, como informa El Imparcial, necesitaba un transplante de riñón urgente. Por su enfermedad y su edad, el comediante no se encontraba en condiciones de someterse a una cirugía de alto riesgo, a esto se le sumaban sus constantes y severos problemas en el corazón.
Fue un largo proceso de agonía, hasta que en abril del 2008 un ataque cardíaco le arrebató la vida. Algunos se sorprendieron por este hecho, ya que en ese mismo año él se encontraba trabajando para “La Hora Pico” y tenía algunas presentaciones en la República Mexicana, pero a poco más de un mes de su hospitalización ya había fallecido.
Sin embargo, otros agradecieron que el padecimiento de Miguel Galván terminara después de más de un mes de agonía. A sus 50 años, la fama lo había catapultado a la cima de la escena de la comedia en México, pero no pudo completar su ciclo como actor y educador por su repentina muerte. Que en paz descanse.