Nadie lo planeó, todo fue espontáneo. Él solo tenía la tarea de asegurarse de que todos los invitados a la Casa Blanca se divirtieran. Sin embargo, John Travolta se atrevió a mucho más e invitó a bailar a la princesa Diana de Gales. Ambos protagonizaron un momento que quedó para la posteridad y que el actor de Grease aún se emociona al recordar en una entrevista con la revista estadounidense Esquire.
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El actor, que en ese entonces tenía 31 años, recuerda claramente aquella noche. El príncipe Carlos de Gales y su esposa Diana de Gales eran los invitados de una recepción ofrecida en su honor por el presidente estadounidense Ronald Reagan y su esposa, Nancy, en la Casa Blanca durante una visita de los duques a Washington, en noviembre de 1985.
“No esperaba que me pidieran bailar con ella. Tuve el gran privilegio y el honor de hacerlo. Y pensé: ‘Debe haber una razón para hacer esto y más me vale darlo todo’”, afirma el actor de Hollywood durante una conversación con la citada revista.
“Esto significaba guiar bien el baile y buscar divertirnos. Esa fue la parte fácil, pero el hecho de presentarme ante Diana de la manera apropiada, transmitir seguridad y pedirle que fuera mi compañera de baile era una misión complicada”, confiesa el protagonista del recordado filme Fiebre de Sábado por la Noche.
“Piensa en el momento. Estamos en la Casa Blanca. Es medianoche. Era como un sueño todo el escenario”, continúa John Travolta, que anteriormente había revelado que fue la primera dama, Nancy Reagan, la que le pidió que sacara a bailar a Diana de Gales después de que la princesa le confesara que le gustaría mucho conocer al actor.
“Me acerco a ella, le toco en el hombro, la invito a bailar. Ella se da la vuelta y al verme despliega esa sonrisa cautivadora, un tanto triste, y acepta mi invitación. Y ahí estábamos, bailando juntos como en un cuento de hadas”, señala un emocionado John Travolta.
“¿Quién podría imaginar que algo así te va a suceder algún día? Fui lo suficientemente listo para registrarlo en mi memoria como un momento muy especial, mágico”, concluye. Aunque tampoco hacía falta: la foto que les hicieron a ambos bailando es una de las más famosas de Diana de Gales.