Melisandre, conocida como la bruja roja y quien tuvo una breve aparición en el primer capítulo de la octava y última temporada de "Game of Thrones", llegó a Winterfell justo antes de la batalla contra el Rey de la Noche.
La sacerdotisa apareció para ayudar en el combate contra el líder de los Caminantes Blancos, pese a que Jon este le había advertido que si volvía a Invernalia la iba a asesinar por haber quemado a la princesa Shireen, única hija de Stannis Baratheon.
Tras ingresar al castillo de los Stark, Melisandre se cruzó con sir Davos Seaworth, fiel escudero del hermano de Robert Baratheon, y cómo ya sabía cuál sería su destino, le dijo "No hay necesidad de ejecutarme, moriré antes del amanecer".
Y así fue. Luego que Arya Stark mató al Rey de la Noche, y todo su ejército desapareciera, Melisandre sale por una de las puertas del la fortaleza, acompañada de Sandor 'El Perro' Clegane y sir Davos, quienes no pueden creer lo que verán a continuación.
Y es que mientras Melisandre camina entre los caídos en batalla, se quita la gargantilla que siempre lleva puesta y que tiene un enorme rubí rojo que tiene el poder de no dejar que envejezca, pues ya cumplió con su misión.
La bruja se saca su larga capa roja y sigue caminando sin detenerse, mientras su cuerpo se va transformando y su cabello se va volviendo blanco. Finalmente, Melissandre cae sobre el hielo, muerta, como estaba destinado a ser.