Ahora, en estos días, la exposición prolongada al sol y al calor del verano hace que el niño pueda aumentar su temperatura y haya la posibilidad de producir daño irreversible en el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos.
Los niños, al estar mucho tiempo (más de 6 horas) bajo temperaturas elevadas, pueden sufrir el llamado golpe de calor, que se manifiesta con dolor de cabeza, debilidad muscular y mareos. Además, esta condición puede evidenciar piel irritada, caliente con o sin sarpullido.
Los golpes de calor no deben durar mucho tiempo. El tratamiento es tomar un baño con agua fría inmediatamente. Usar mantas de enfriamiento, además de colocar compresas de hielo en zonas de mayor circulación corporal.
En nuestras casas buscaremos lugares con aire acondicionado y/o ventilador, hay que beber mucho líquido con sales y no tomaremos bebidas azucaradas. No olvidemos acudir al centro de salud más cercano.
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