Pese a la brutal represión del gobierno el miércoles, que dejó tres muertos, decenas de heridos y más de 400 detenidos en todo el país, la oposición en Venezuela volvió a salir ayer a las calles para protestar contra el presidente Nicolás Maduro, al que culpan de la debacle económica y política de la nación.
Nuevamente, la represión de las fuerzas de seguridad fue brutal y hubo varios heridos de bala y por golpes. “Tenemos que echarle bolas (valor). Yo saldré a la calle todos los días si hace falta”, declaró Aquiles Aldazoro, un universitario de 22 años.
Aunque ayer fue día laborable y no marcharon los 2.5 millones de personas que se calcula lo hicieron en la víspera, cuando fue feriado, de todas maneras miles protestaban contra el régimen exigiendo elecciones generales.
Agentes antimotines y manifestantes se enfrentaron ayer en numerosos puntos de Caracas, lanzándose bombas lacrimógenas y molotov, luego de tres semanas de violentas protestas que dejaron al menos nueve muertos.
Una batería de gases era lanzada por la policía, que estaba haciendo retroceder, apoyados con un camión blindado, a los manifestantes en Chacaíto, en el este de la capital.
El miércoles murieron baleados un adolescente de 17 años en Caracas, una joven de 23 en San Cristóbal (ciudad fronteriza con Colombia) y un militar en las afueras de la capital.
‘NADIE SE RINDE’
Asimismo, durante la noche del miércoles y la madrugada del jueves, bandas de saqueadores arrasaron con varios comercios de los que huyeron llevándose todo lo que podían y destruyendo lo demás, como vitrinas, campanas de cocina, cristales y otros. El líder opositor Henrique Capriles pidió a la gente no dejarse intimidar. “Nadie se rinde, nuestro deber es defender la Constitución”, expresó.
Venezuela sufre una dura escasez de alimentos y una violenta convulsión política causada por el régimen de Nicolás Maduro.
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