La subinvestigadora de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Gabriela Santos Revilla, quien fue inoculada fuera de los ensayos clínicos de la candidata a vacuna de Sinopharm en el escándalo de Vacunagate, detalló cómo le informaron que sería vacunada como parte del personal relacionado a dicho estudio. La médico cirujana aseguró que cuando le comunicaron que iba a ser vacunada le dijeron que sería con el consentimiento del Instituto Nacional de Salud (INS).
En su presentación ante la Comisión Especial COVID-19 del Congreso, Santos Revilla indicó que fue informada sobre los riesgos y beneficios de recibir una vacuna experimental de manera verbal, pero no que no hubo un documento que los detallara ni una firma que dejara constancia de su consentimiento.
“Se nos informó en setiembre, por medio del doctor (Eduardo) Ticona, sobre la posibilidad de que podíamos acceder a la candidata a vacuna activa y se nos informó de los riesgos y beneficios. Nos informan que esto tuvo la autorización del INS y del Comité de Ética de investigación COVID-19 y que se habían aprobado todos los protocolos para vacunar al personal del estudio el personal relacionado”, afirmó.
“No solo fue una información verbal, estaba escrito por una resolución del INS. El consentimiento informado fue dado de manera verbal, por la confianza del trabajo de años, teníamos el conocimiento sobre el riesgo y el beneficio, por eso no había documento físico para poder firmarlo”, agregó.
Explicó que habitualmente los investigadores no se inoculan las sustancias que se estudian. “Este es tal vez el primer antecedentes, pero todo estaba aprobado por las instituciones correspondientes. No ha sido secreto, fue de conocimiento de las autoridades correspondientes”, sostuvo.
Cabe indicar que el Comité de Ética de los ensayos clínicos de las candidatas a vacuna ha informado que no ha tenido conocimiento sobre las vacunas aplicadas de manera irregular, en lo que se ha denominado como caso Vacunagate.
El último lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Allan Wagner, aseveró que la llegada de 2.000 dosis de Sinopharm para el personal del estudio fue un ofrecimiento del propio laboratorio y que contó con el aval de la Cancillería y del INS.
“Sinopharm ofreció vacunas para el personal de los ensayos clínicos. Esto fue recibido por nuestro embajador y luego pasó a cancillería. Este ofrecimiento fue aceptado por la [universidad] Cayetano y Minsa. El Minsa señaló la necesidad de recibir 2.000 dosis”, expresó en la Comisión de Relaciones Exteriores.