En estos días se están presentando casos de niños con fiebre persistente. Algunos no tienen otra manifestación en sus inicios, así pasan las horas. Luego se puede presentar dolor de garganta, congestión nasal y congestión ocular.
Todos los chicos tienen algo en común: el haber ido a la piscina. En el examen clínico generalmente se observa congestión faríngea, congestión nasal, congestión timpánica y ojos rojos.
La secreción ocular puede durar de una a dos semanas desde su inicio hasta que las molestias desaparecen. Evidentemente, la primera causa es un proceso viral y se están viendo casos de fiebre por adenovirus.
Ante la sospecha, debemos acudir al médico pediatra, quien indicará manejar la fiebre con antipiréticos y compresas de manzanilla en los ojos. Un signo de alarma puede ser alguna complicación bacteriana en vías respiratorias o en tracto intestinal y, además, una queratoconjuntivitis ocular, que es una infección severa en los ojos.
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