
El herpes zóster, conocido también como culebrilla, es causado por un virus que provoca la aparición en la piel de ampollas dolorosas que se acompañan de fiebre, dolor de cabeza o malestar estomacal; en algunos casos se puede complicar y provocar neumonía, sordera, ceguera o inflamación en el cerebro y la muerte.
En la mayoría de los casos, dejará un dolor que puede durar años después y que se manifiesta en la zona donde estuvo la lesión de la piel. Los riesgos de contraer herpes aumentan con la edad; por ello, se recomienda que todas las mujeres mayores de 50 años se vacunen.

Aquellas mujeres mayores de 19 años, que tengan alguna condición que disminuya sus defensas, también deben vacunarse. La vacuna se coloca en forma intramuscular —de preferencia en el hombro— y se administran 2 dosis, la segunda de 2 a 6 meses después de la primera, y te protegerá durante al menos 7 años.
Al momento de vacunarte debes indicar si padeces alguna alergia, si estás embarazada o crees estarlo, si tienes alguna enfermedad grave o si presentas en ese momento lesiones de herpes; en esos casos, la vacuna deberá posponerse.
Si ya tuviste el herpes zóster, igual debes vacunarte, ya que haberlo tenido no te protege de volver a sufrirlo en el futuro. Las reacciones adversas son muy raras; la mayoría de las veces solo se presenta dolor o enrojecimiento en la zona de la vacuna, el cual dura de 2 a 3 días.
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