Tras una infancia marcada por la adversidad, Estanislao Tito León Bazán descubrió su pasión por la cocina.
Tras una infancia marcada por la adversidad, Estanislao Tito León Bazán descubrió su pasión por la cocina.

A los 12 años un rayo lo dejó discapacitado y postrado durante mucho tiempo. No podía caminar, mientras sus amigos y vecinos se divertían, él pasaba los días en una cama o en una silla, pensando que la vida iba a ser así para siempre. Hasta que un accidente insólito con un chancho que lo arrastró, de forma inesperada, ayudó a que su cuerpo se recupere. Estanislao Tito León cuenta todo esto para que sirva como ejemplo de resiliencia. Hoy es un maestro pizzero que abrió varios locales gracias a su talento y da trabajo a varias personas.

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Sentado en Focarela, el negocio que ha abierto en Lima, rememora sus inicios difíciles y las cosas que pasó hasta llegar a ser un empresario. Es decir, que todos pueden hacer cumplir sus sueños, gracias a esfuerzo, dedicación, sacrificio y mucha voluntad.

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Tito León nació en la comunidad de Sapsi, en el distrito de Mariscal Gamarra, en Apurímac. A los 12 años era quechuahablante y vivía alejado de la modernidad. Cuando el rayo le cayó encima, su mundo se vino abajo. No pudo caminar dos años, hasta que ese insólito incidente con un chancho lo ayudó a volver a caminar.

PASIÓN POR LA PIZZERÍA

Aprendió ebanistería y luego, con la ayuda de su prima, descubrió su pasión por la cocina en la pizzería Marengo. Sin saber castellano, trabajó duro para aprender cada técnica y receta hasta convertirse en un experto. Su talento lo llevó a administrar Focarela, un negocio de su amigo Adolfo Asteti, en el Cusco. Sin embargo, después de cuatro años decidió abandonar la Ciudad Imperial y el lugar cerró por falta de administradores.

En 1990, Tito regresó a Abancay y dos años después abrió su primera pizzería en la ciudad, pidiendo permiso a su amigo Asteti para usar el nombre de Focarela, con la visión de expandir su marca a otras regiones.

“La gente se sorprendía porque era un restaurante diferente, con personal uniformado y un servicio que no era común en Abancay”, recuerda Tito.

CRUZÓ FRONTERAS

El éxito en Abancay impulsó a Tito a expandirse. Entre 1994 y 1997, abrió sucursales en Andahuaylas y Ayacucho. Siendo el mayor de nueve hermanos, se preocupó por ayudarlos y les entregó cada local para que los administren.

En 1998 inauguró un restaurante en Huancayo, pero un asalto casi le cuesta la vida, lo que lo llevó a cerrar el negocio. Aunque su plan inicial era abrir en Lima en el 2000, la mala experiencia retrasó el proyecto.

Con el tiempo, se enfocó en consolidar su negocio en Abancay y formar una familia. Su esposa, Paulina Achahui Ccasani, con quien lleva casado más de 20 años, y sus hijos, una de 22 años y uno de 15 fueron su principal motor. Finalmente, en 2024, con el apoyo de su cuñada Ruth Achahui, decidió llevar Focarela a Lima, encontrando el local perfecto en Alejandro Tirado.

HORNO DE LEÑA

Según dice, Focarela ha mantenido su esencia con pizzas artesanales cocidas en horno de leña, un sello que encanta a sus clientes. “El secreto está en la salsa, el queso y fuego”, afirma Tito, quien destaca la especialidad de la casa, la pizza Focarela, con jamón, champiñones y queso, además de la hawaina y extravaganza. También ofrece la pizza Cuatro Estaciones, con cuatro variedades en un solo plato.

Desde su apertura en Lima, la acogida ha sido cálida. “Muchos de nuestros clientes ya nos conocían de Abancay. Se alegraron al saber que nuestro sabor había llegado a Lima”, comenta Tito. Su cuñada Ruth agrega: “No encontrábamos una pizza aquí que nos recordara a nuestro pueblo. Muchos de Abancay sentimos que al fin tenemos un pedacito de nuestro hogar en Lima”.

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