Hoy se cumplen 41 años del atentado al local del Registro Electoral de Chuschi, provincia de Cangallo, Ayacucho, que dio inicio a una época de terror inimaginable a manos de Sendero Luminoso, grupo genocida que causó miles de muertes y destrucción a la infraestructura vital de la nación. El 17 de mayo de 1980, en vísperas de las elecciones generales convocadas por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas encabezado por el general Francisco Morales Bermúdez. Se buscaba así poner fin a 12 años de régimen militar iniciado en 1968 tras el golpe de Juan Velasco Alvarado al presidente Fernando Belaunde Terry.
Una columna de SL compuesta de cinco individuos encapuchados, que ya había hecho trabajo de concientización de masas y reglaje en la comunidad, ingresó al inmueble y quemó las 11 ánforas con las cédulas de votación, así como todo lo que encontró en el lugar.
El atentado terrorista fue inmediatamente reivindicado por el Partido Comunista Peruano-Sendero Luminoso, “como la concreción del Inicio de la Lucha Armada (ILA), que incluiría una segunda fase: impulsar la guerra de guerrillas”. Muy pocos repararon en la importancia de este hecho, pues todos tenían la mirada puesta en los comicios que finalmente ganaría Belaunde.
Solo dos medios periodísticos en el país, La Prensa y Diario de Marka, hoy desaparecidos, cubrieron la noticia, atribuyendo el atentado a un grupo de exaltados.[
Algunos sospechosos del atentado fueron capturados por los vecinos de Chuschi y entregados a las fuerzas militares. Nuevo material electoral fue trasladado en un transporte militar a Chuschi, y las elecciones se realizaron sin mayores incidentes. Hoy en día, en Chuschi no quedan remanentes terroristas y pocos habitantes recuerdan lo que pasó un día hoy, hace 41 años.
EL INICIO
Días antes del atentado, Florencio Cunde Núñez, enviado por el Jurado Nacional de Elecciones, para realizar los comicios en esa comunidad, fue amenazado por un grupo de jóvenes, quienes le dijeron que iban a quemar las ánforas porque las elecciones eran ‘una farsa’. En lugar de denunciar el hecho, no les hizo caso. Por eso, a las 2 de la madrugada del sábado 17 de mayo, un grupo de encapuchados rompió las cerraduras del inmueble, golpeó a Florencio y lo maniató (otras investigaciones indican que en realidad este había estado tomando licor muy cerca de allí), para luego echar combustible y quemar todo el material electoral.
Tras liberarse de sus ataduras, el registrador acudió corriendo a la iglesia del pueblo, hizo tocar las campanas a rebato a fin de que los comuneros emprendan la persecución de los atacantes. Cuatro de los presuntos perpetradores fueron hallados en una choza abandonada de una de las montañas cercanas. Estos fueron maniatados y conducidos al pueblo. No eran de Chuschi sino de la vecina Quispillacta. Todos dijeron ser inocentes, pero a uno de ellos se le encontró un sello electoral en el bolsillo.
El alcalde de Chuschi acudió a Cangallo, de donde regresó con un camión lleno de soldados que se llevaron a los detenidos.
Ninguno sabía que ese iba a ser el inicio de 12 años de terror que terminó con la captura de Abimael Guzmán Reinoso (a) ‘Camarada Gonzalo’ o ‘Presidente Gonzalo’, el 12 de septiembre de 1992.
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