Por: Miguel Ramírez
El nombramiento de Nadine Heredia como funcionaria de la FAO y su salida posterior del país, provocó conmoción. Sus enemigos políticos le saltaron a la yugular. La acusaron de haberse fugado para evadir las 9 investigaciones judiciales que tiene, pero otro sector sostuvo que no infringió ninguna norma y tiene derecho a trabajar donde quiera como cualquier peruano.
El Ejecutivo, encabezado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, y el Congreso, dominado por los fujimoristas, también ‘pecharon’ a la FAO por ese nombramiento.
Lo que llama la atención, sin embargo, es que ese mismo malestar no lo expresan públicamente con la situación de los familiares directos del expresidente Alberto Fujimori, como el otrora embajador de Perú en Tokio, Víctor Aritomi, y su esposa Rosa Fujimori; y los hermanos de ella, Juana y Pedro Fujimori. Todos ellos se encuentran prófugos en Japón, donde viven orondos disfrutando los millones de soles que le robaron al país.
En 1991, Alberto Fujimori nombró a su cuñado Víctor Aritomi embajador de Perú en Tokio en reemplazo del diplomático Luis Macchiavello. Desde ese año hasta el 2000, Aritomi manejó en secreto la cooperación internacional y las millonarias donaciones que debían ser invertidas en nuestro país.
Según las investigaciones, muchas de ellas terminaron en las cuentas personales de Víctor Aritomi y Alberto Fujimori. Fujimori también habría llevado dinero en efectivo en los 11 viajes que hizo a Japón entre 1990 y el 2000.
Como el control del dinero en los bancos japoneses es estricto, las sumas se guardaban en una ‘Okura’, un ambiente especial que tienen en sus casas las familias millonarias de ese país. “Fujimori tenía una ‘Okura’ en la casa que ya antes se había comprado en el acomodado barrio de Meguro-Ku”, reveló Macchiavello, cuando volvió a ser nombrado embajador en Tokio el año 2000, luego del derrumbe del régimen fujimorista.
Macchiavello descubrió que la mayor parte de la documentación en la embajada había sido destruida y que los escritos que entraban y salían fueron manejados por Víctor Aritomi en archivos privados. Se encontró la copia de un cheque por 25 millones de yenes (unos ¡225 mil dólares!) que Víctor Aritomi le envió a su cuñado Fujimori el 21 de junio de 1993, y que el entonces presidente lo cobró en el Banco de la Nación de Lima.
También una donación de US$300 mil que la señora Matsu Utsami entregó para construir un colegio en el Perú, que nunca se hizo.
Hace unos días, en la clausura de la cumbre APEC, un periodista le preguntó a Kuczynski qué haría su gobierno con la situación de Víctor Aritomi y los hermanos Fujimori prófugos. PPK casi se desmaya y no respondió a la pregunta.
¿Por qué este gobierno no mide con la misma vara a todos por igual? Nos vemos el otro martes.