Debo reconocer que tengo una envidia sana hacia el premier Alberto Otárola por la legión de guapas fans que lo siguen y le rinden pleitesía. De cariño lo llaman ‘Betito’.
Aquello, sin embargo, no está mal. El problema radica en que ellas tienen la suerte de ingresar con facilidad a su impenetrable despacho de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), y días después consiguen jugosos contratos en entidades públicas.
La prensa ha descubierto y documentado los casos de Rosa Pierina Rivera Bermeo, Yaziré Pinedo Vásquez, Gianella Solórzano Pariasca y Amelia Altamirano Aguirre. A las cuatro las une un denominador común: luego de visitarlo fueron contratadas con sueldos que en total suman 211 mil soles.
Para varios especialistas, se trata de un claro tráfico de influencias y favorecimiento indebido que a Otárola le puede originar graves consecuencias si se llega a determinar que existió una relación causa-efecto. Por cierto, el martes un grupo de fiscales allanó las oficinas de la PCM y de los organismos públicos que extendieron los contratos.
Un punto clave en la ruta de la investigación, según una fuente fiscal, son las órdenes de servicio para los contratos de las mujeres. Se interrogará a los funcionarios que las extendieron para saber quién las pidió y si hubo la “necesidad de servicio”, requisito indispensable para que se generaran las contrataciones.
“Ese es un punto clave. El responsable tendrá que identificar al jefe que le pidió la adjudicación. Y ese otro jefe tendrá que decir de dónde vino la orden. Esos favores suelen ocurrir en los ministerios, pero nunca se descubren. Los casos se pueden convertir en emblemáticos en la administración pública, pues de por medio está nada menos que el presidente del Consejo de Ministros”, me dice un alto funcionario del sector público.
Los programas periodísticos de investigación ‘Contracorriente’ y ‘Panorama’ han aportado innumerables pruebas: fechas, horas, lugares, montos y mucho más de los casos de las beneficiadas. La mesa está servida para los fiscales.
Este columnista ha elogiado el trabajo del premier Otárola, especialmente durante la asonada violentista luego de la caída del golpista Pedro Castillo. Pero en estos casos denunciados, cuando la prensa le ha preguntado sobre ellos, ha mostrado una arrogancia y desprecio monumentales. “¿Qué tiene de malo que una persona se reúna con una persona (sic) para ver cuál es su currículum, cuáles son sus documentos, si interesa o no a la institución? Se está cuestionando que los ministros se reúnan con quienes van a trabajar en los ministerios con ellos”, declaró la semana pasada.
De sus propias declaraciones se desprendería que él influyó en las contrataciones y evaluó los currículos de sus suertudas amiguitas, función que no le compete. Lo peor, ni siquiera era para que trabajaran en la PCM sino en otras entidades del Estado. ¿Con sus propios dichos, ‘Betito’ se ha puesto la soga al cuello? Nos vemos el otro martes.
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