POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación
El escándalo por la fuga del exministro de Transportes, Juan Silva, continúa. En los dos organismos policiales responsables de ese escape, las cosas siguen igual o peor que antes. Aunque para el ministro del Interior, Dimitri Senmache, a quien ahora apodan ‘Puro floro’, la culpa la tiene el Ministerio Público.
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Las dos entidades en mención son la Dirección de Inteligencia de la Policía Nacional (Dirin) y la Dirección Contra la Corrupción (Dircocor).
En la Dirin, la unidad que no hizo la videovigilancia a Silva, ha sido nombrado el general Róger Pérez Figueroa. Nadie sabía que Pérez acudía a Palacio de Gobierno. El 15 de octubre del año pasado, según reveló El Comercio, visitó al coronel Wilfredo Bernal Rabanal, jefe de seguridad de Pedro Castillo. Una fuente policial me asegura que Bernal fue el nexo para que ingresara, pero finalmente Pérez se reunió con el presidente. Muchos visitantes hacen lo mismo. Dicen que hablarán con tal o cual funcionario, pero terminan en el despacho presidencial.
En la Dircocor, la otra unidad responsable del escape de Silva, no ocurre nada. Sigue de jefe, como si nada hubiera pasado, el general Fredy López Mendoza.
Lo que llama la atención es que para la búsqueda de Silva se ha creado un equipo especial en la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin). ¿Quién es el jefe de la Digimin? El coronel Jorge Cassanova, paisano y –según se afirma- amigo del profesor Castillo.
Lo que está ocurriendo en esos organismos de inteligencia, encargados de capturar al exministro de Transportes, ha creado una entendible desconfianza de los agentes operativos (del grado de comandantes para abajo) hacia sus jefes.
“Con todo lo que está ocurriendo, es posible que cuando tengamos la ubicación de Silva ellos mismos filtren el lugar para que escape. Tenemos incertidumbre y desconfianza”, me dice un oficial que forma parte del grupo de búsqueda.
Paralelamente a esto, existe información de inteligencia, según la cual el exministro Juan Silva se entregaría para contar todo lo que sabe del presidente Castillo y los supuestos negocios ilícitos que ambos hicieron. Esa sería, por cierto, su única salida para evitar una condena de 25 años.
¿Aquello será suficiente para que los congresistas que se oponen a la vacancia decidan respaldarla? ¿Está dispuesto Vladimir Cerrón y su partido Perú Libre a bajarle el dedo a Castillo? Cerrón, por cierto, mantiene una posición ambigua respecto de las acusaciones que se le hacen al mandatario. “El partido no está gobernando”, escribió hace unos días.
Otra versión sostiene que el Gobierno habría abandonado a Silva. Hace unos días, la Policía allanó una precaria vivienda en Carabayllo en donde encontró su ¡pasaporte! Pero eso también podría ser una falsa pista para esconder su verdadera ubicación.
¿Se atreverá Silva a hacerle jaque mate a Pedro Castillo, su excompinche a quien conoció desde que estaban en secundaria? Nos vemos el otro martes.
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