Los fiscales del Equipo Lava Jato, encabezados por los cuestionados Rafael Vela y José Domingo Pérez, le están faltando el respeto a los peruanos: la semana pasada pidieron prisión preventiva para Jorge Barata, el exmandamás en Lima de la corrupta empresa Odebrecht, quien, hasta hace poco, era su testigo estrella, su Dios, su maestro y guía, en su eterna investigación que ya lleva ocho años sin resultado alguno.
Suena a burla, por decir lo menos. Barata vive en Brasil. Así se apruebe la solicitud jamás podrá ser extraditado al Perú porque los brasileños no extraditan a sus ciudadanos.
El brasileño pasa una vida de lujo. Es el engreído de su empresa que sigue operando en el mundo con el nombre de Novonor. Cuando estalló el escándalo, Odebrecht le dio una compensación de US$8.5 millones por sus delaciones selectivas, para que la compañía cumpliera con los acuerdos de colaboración que suscribió con los gobiernos de Estados Unidos, Brasil y Suiza. Si no lo hacía, la empresa entraba en bancarrota.
Desde el año 2016, Barata recibe una pensión mensual de 28 mil 260 dólares sin trabajar. La empresa corre con sus gastos personales, le paga un seguro de vida y asistencia médica a él y a su familia. Lo aquí narrado fue revelado en mayo de 2020 por el portal brasileño ‘Consultor Jurídico’ y citado, en julio de ese año, en una columna que titulé ‘Caso Lava Jato: Sombras y disparates’.
A esto hay que agregarle los US$15 millones, propiedades y autos de lujo que tenía en Lima y que -por propio pedido de los fiscales Lava Jato- le fueron devueltos por la justicia peruana.
Es obvio que con todos esos lujos Barata jamás vendrá al Perú. Desde un primer momento, varios periodistas experimentados que hemos lidiado contra la corrupción, advertimos que Barata estaba engañando a los fiscales, pero a ellos solo les importaba que delatara a determinados políticos.
Astuto como nadie, el brasileño soltó algunos dardos mediáticos cuando los casos recién empezaban. Pero a la hora de la verdad, cuando debía corroborar sus dichos en las instancias superiores, se olvidó de todo. Los fiscales recién se dieron cuenta de la traición en octubre del año pasado, cuando no quiso declarar en el juicio del expresidente Ollanta Humala. Entonces pidieron que se anulara el Acuerdo de Colaboración que firmaron el año 2018.
Desesperados por enmendar sus errores, Vela y Pérez continúan errando. Ahora, a través de una fiscal subalterna, han pedido prisión para Barata por el caso del Gasoducto Sur Peruano. Ese es el proceso más débil que tienen, pues Odebrecht ha negado haber corrompido a funcionarios del Estado. La semana pasada, una sala absolvió a varios de los investigados. Más aún, ese caso se encuentra en un arbitraje internacional en donde esa empresa busca una indemnización de US$1,200 millones.
La pregunta se cae de madura: ¿Los fiscales fueron ingenuos o cómplices de Barata? Nos vemos el otro martes.
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