Por: Miguel Ramírez

Tal como se lee en el título, eso respondió el contralor Edgar Alarcón en diciembre pasado cuando le preguntaron por la sospechosa compra, sin licitación, de 980 computadoras por un monto de S/. 5 millones que realizó el , presidido por la parlamentaria fujimorista Luz Salgado. En cualquier país del mundo, un funcionario de la categoría de Alarcón -encargado de fiscalizar el gasto de cada sol del Estado- debió ser sancionado ante tamaña respuesta.

A Edgar Alarcón, sin embargo, no le pasó nada, ni un rasguño. El es un hombre con suerte y con una habilidad mediática, que contrasta con su imagen de burócrata de escritorio: tiene el respaldo del fujimorismo y el aprismo, que controlan el Congreso, y en cada escándalo que involucra a políticos de ambas tiendas, allí está él, solícito para defenderlos o apoyarlos.

Apenas estalló el escándalo de las computadoras, salió en defensa de Luz Salgado y del oficial mayor del Congreso, José Cevasco, su amigazo de hace muchos años. Y la semana pasada, sorprendió a medio mundo cuando reveló que Fernando Olivera -el archienemigo de los apristas- abogó por la cuestionada empresa Odebrecht.

Su vinculación con el fujimorismo es pública. Apenas fue designado como contralor, Edgar Alarcón nombró como funcionario de su confianza al excongresista Juan Díaz Dios, acérrimo defensor del ‘partido naranja’, a quien tuvo que despedir por la presión de la prensa.

Pocos conocen, por cierto, que Edgar Alarcón, cuyo sueldo mensual es de S/. 27 mil, tiene una afición por comprar costosos autos de alta gama. Tal como lo reveló la revista ‘Hildebrandt en sus trece’ el año pasado, entre el 2013 y el 2016 el contralor adquirió cuatro vehículos por un monto total de US$130 mil dólares, pagados al cash.

Entre sus adquisiciones figuran dos Audi Q7 y dos modernos KIA, algunos de los cuales los compró a uno de sus amigos de confianza que le daba servicios de marketing y publicidad a la Contraloría.
El menor de sus hijos, un estudiante de apenas 23 años, que en la Sunat no registra actividad económica alguna, también adquirió otros seis vehículos.

Edgar Alarcón vive en una exclusiva zona de Chacarilla del Estanque, pero en los registros públicos figura como si viviera en un humilde inmueble en el populoso distrito de San Martín de Porres, en donde nadie lo conoce.

Pocos saben, también, que el año 2009 el contralor fue propuesto para ocupar ese cargo por el entonces presidente aprista Alan García, pero no fue elegido por el Congreso.

La semana pasada, Edgar Alarcón convocó a una gran conferencia de prensa. Allí reveló que, entre 1998 y el 2015, Odebrecht perjudicó al Estado por US$283 millones. Todos celebraron, pero nadie le preguntó por qué no lo dijo antes si trabaja en la Contraloría desde hace ¡más de 20 años! ¿Quién controla al contralor? Nos vemos el otro martes.

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