
EL TEMOR NO CESA. Pese al estado de emergencia, la madrugada del último viernes, la tranquilidad de la urbanización Pachacámac, en Villa El Salvador, se vio interrumpida cuando presuntos extorsionadores dejaron un sobre con municiones y un supuesto cartucho de dinamita en la puerta de una bodega local.
El establecimiento, ubicado en la avenida María Reiche, permanecía cerrado al momento del incidente. La Policía Nacional del Perú (PNP) acudió rápidamente al lugar, estableciendo un cerco de seguridad mientras la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) retiraba el artefacto, que causó daños parciales en la estructura del negocio.
Dentro del sobre se encontró un mensaje de amenaza dirigido al propietario, exigiendo el pago de un cupo bajo la advertencia de represalias. El grupo detrás de esa amenaza se identificó como ‘Los Injertos del Sur’
Este no es un caso aislado en la zona. A pocos metros de la bodega afectada, una panadería fue blanco de un ataque similar el pasado 15 de marzo. En esa ocasión, los delincuentes detonaron un explosivo que dejó un cráter en el pavimento. La propietaria denunció haber recibido amenazas y exigencias de hasta 20 mil soles para permitirle continuar operando. Temiendo por su seguridad y la de su familia, decidió cerrar el negocio y abandonar el área.

NEGOCIOS ESTÁN CERRANDO
Según testimonios de vecinos y comerciantes, la mayoría de negocios en la zona estaría siendo extorsionada. Las puertas cerradas en la cuadra son señal de locales que han dejado de operar por temor a nuevos atentados.
En las inmediaciones se encuentra la comisaría Pachacámac, cuya presencia no ha sido suficiente para disuadir los ataques criminales. Comerciantes consultados prefirieron no declarar ante las cámaras, manifestando temor por posibles represalias.
.Ante el incremento de la violencia y las extorsiones, el gobierno ha implementado medidas como la declaración de estados de emergencia en distritos afectados y el despliegue de fuerzas militares en las calles. Sin embargo, estas acciones han sido objeto de críticas por su efectividad limitada y por no abordar las causas estructurales del problema.
La situación en Villa El Salvador es un reflejo de una problemática más amplia que afecta a todo el país. Mientras las autoridades buscan estrategias efectivas para combatir la extorsión y la violencia, comunidades enteras viven con el temor constante de ser las próximas víctimas.
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