
Un crimen rodeado de celos, violencia y secretos aún sin esclarecer. Así se perfila el asesinato de Andrea Vidal Gómez, exasesora de la Oficina Legal y Constitucional del Congreso, quien fue abatida a balazos la noche del 10 de diciembre en La Victoria. Un caso que, lejos de cerrarse, sigue abriendo nuevas y turbias aristas.
Según Isabel Cajo Salvador, una de sus amigas más cercanas, Andrea había decidido terminar su relación con Rodrigo Falcón Cortavarría. ¿La razón? Maltratos físicos y psicológicos. “Me dijo que ya no iba a regresar con Rodrigo porque la había forcejeado y me dio a entender que la había golpeado”, reveló Cajo a la Policía.
La relación entre ambos era inestable, con constantes rupturas y reconciliaciones. “Era muy territorial con ella, una relación que se volvió tóxica”, declaró la testigo, quien además notó algo extraño en Falcón el día del crimen: “Estaba callado, no lloraba. Se le veía preocupado, pero no triste”.

LA NOCHE DEL CRIMEN
El 10 de diciembre, cerca de las 9 de la noche, dos sicarios dispararon contra el taxi en el que se desplazaba Andrea, en el cruce de las avenidas San Ignacio y Santa Catalina. El conductor, un ciudadano venezolano identificado como José Vargas Briceño, murió en el acto.
En un inicio, se especuló que el ataque iba dirigido al chofer por un tema de extorsión, teoría que incluso fue respaldada por el Congreso. Sin embargo, la División de Investigación de Homicidios determinó que el blanco era Andrea.
La historia dio un giro aún más sombrío cuando salieron a la luz presuntas conexiones de Andrea Vidal con una red de prostitución que habría operado dentro del propio Congreso de la República. Según el programa ‘Evidencia oculta’ y el periodista Ángel Chanta, la red habría sido dirigida por el exasesor Jorge Torres Saravia.
Un testigo protegido afirmó que Andrea, junto con sus amigas Isabel Cajo y Alexandra Gil, fue contratada no solo como trabajadora del Parlamento, sino como parte de una estructura que ofrecía servicios sexuales a cambio de favores políticos. “Sé que una de ellas atendía a un expresidente del Congreso”, dijo el informante.

CONVERSACIONES COMPROMETEDORAS
Durante las pesquisas, la Policía revisó el teléfono que Andrea compartía con su pareja Rodrigo Falcón. Allí encontraron conversaciones íntimas con un tal ‘Germán’, en las que Falcón daba su aparente aprobación para que Andrea mantuviera relaciones con él. Falcón se defendió diciendo que todo era parte de una “broma de pareja”.
Además, se reveló que Andrea habría recibido licencias médicas mientras viajaba a España y no asistía a su centro de labores, con el consentimiento de Torres Saravia. También se descubrió que, junto con sus amigas, marcaban ingreso y salida en el Congreso, pero no permanecían en sus oficinas.

Han pasado más de cuatro meses y la investigación avanza a paso lento. El Parlamento evitó abrir una comisión investigadora y, hasta ahora, nadie ha sido acusado formalmente por la red de explotación sexual ni por el crimen de Andrea Vidal.
“Esto ha quedado en stand by”, lamentó el periodista Ángel Chanta, quien denunció la falta de interés en esclarecer los hechos.
¿Fue Andrea víctima de un crimen pasional? ¿O sabía demasiado sobre una organización que involucraba a altos funcionarios? La verdad aún no se conoce del todo, pero lo que está claro es que su muerte está envuelta en una telaraña de poder, favores sexuales y violencia.

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