Durante la noche del sábado 11 de marzo de 1916, la tranquila vida de los limeños se vio envuelta en un sangriento hecho. Este fue ampliamente documentado por diversos diarios de la época e, incluso, en canciones. La Calle de la Condesa, ahora la cuadra 2 del Juró Virú del Rimac, fue el escenario perfecto para que el joven de 17 años Alejandrino Montes asesinara a sus acaudalados patrones y esposos Manuel Germán Ibarra y Eloísa Pérez de Ibarra.
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Esta pareja, si bien contaban con una gran cantidad de dinero en su haber, tenían una vida relativamente modesta para los estándares de la época. Sus más importantes negociaciones mineras se encontraban en Junín y Huancavelica.
Por su parte, Alejandrino Montes y su hermana Fabiana nacieron en Chiquian, provincia de Bolognesi en Ancash. Poco antes de lo sucedido, habían llegado a la casa de la familia Ibarra como trabajadores domésticos. Sin embargo, luego del asesinato, ambos desaparecieron, por lo que se les atribuyó cierta complicidad o espanto sobre el hecho.
SOSPECHAS Y ACUSACIÓN
Para los detectives era impensado que ellos pudieran haber cometido ese crimen, ya que no imaginaban que tengan “la sangre fría y la fuerza física necesaria para aniquilar a golpes y puñaladas a personas de robusta contextura capaz de rechazar fácilmente agresión de un muchacho”.
No obstante, sí habían imaginado la posibilidad de que había trabajado con criminales. Aunque la verdad era otra. Alejandrino decidió atacar a la señora Eloísa por la espalda con un espadín, pero esta giró y recibió las cuchilladas de frente. Por su parte, el señor Ibarra fue encontrado muerto en su vestíbulo luego de recibir golpes de comba.
Durante el sepelio de los esposos, Montes decidió llevar a su hermana a una casa en la Calle Arica. Mientras, él se alojó en un hotel de la Calle de King, el cual apodaron la ‘Posada Sangrienta’. Pero, como no tenía dos soles para el alquiler, se retiró del lugar.
Días después de este hecho, un inspector del Callao capturó a Montes deambulando por la Calle Castilla en el Callao. Fue ahí cuando, de manera inexpresiva, confesó haber asesinado a sus patrones por odio y venganza luego de que se burlaran de él y maltrataran a su hermana. El martes 14 lo trasladaron a Lima para su respectiva condena.
LA CONDENA DE ALEJANDRINO MONTES
Luego de ser capturado, Alejandrino fue examinado por diversos médicos quienes señalaron que “a pesar de su notoria insensibilidad moral, presenta reaccione en cuanto a sus sentidos, circulación, respiración, perfectamente normales. Montes es joven, tiene un aire de Pacífico Indigenista”.
La condena que les impusieron a los hermanos fue de 15 años de prisión a cada uno. Aun así, según los abogados defensores, según el código penal de la época, debieron imponerles la pena de muerte. Pero el desconocimiento de la verdadera edad de Alejandrino fue lo que los salvó.
Todos esos años encerrados la pasó en la Cárcel de Guadalupe, donde ahora está el Palacio de Justicia. Por su lado, Fabiana Montes fue llevada a la prisión para mujeres Santo Tomás en Barrios Altos, lo que ahora es el colegio Mercedes Cabello de Carbonera.
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